La Hípica de Salas ha abierto la temporada y, si hubiera podido elegir las condiciones, no las habría escogido mejor. Una mañana estupenda, luminosa, con una temperatura agradable y una imponente cantidad de público. Desde el camino de la Ermita de Salas, cientos y cientos de caminantes se asomaban desde el puente para admirar la belleza de los caballos y las habilidades de jinetes y amazonas. Además, se celebran la primera jornada de los Juegos Escolares y de la Copa Reino de Aragón en su segunda edición. Como explica Kiko Gregorio, cada uno corre a la altura que quiere en este último caso, en los Juegos Escolares depende de la edad.
Como testigos de excepción, el alcalde, Luis Felipe, y el concejal de Deportes, José María Romance. En las sonrisas y en los ojos de todos se refleja la ilusión por el comienzo de esta nueva etapa en la que los mayores consolidan su pasión y los pequeños crecen a pasos agigantados a lomos de hermosos corceles, de bonitas yeguas, de briosos ponis. Los "de casa" miman a sus animales en sus aposentos, los de fuera aprovechan las estupendas instalaciones y la espléndida jornada. Pronto comienza la competición.
Kiko Gregorio está exultante, dentro de su sempiterna serenidad aderezada de entusiasmo. "Estamos muy contentos de estar aquí, en nuestra sede, en Huesca, con lo que más nos gusta, que son los caballos". En esta jornada inaugural de la temporada, 186, de ellos 21 del propio Club. Proceden de todo Aragón, con asistencia desde Zaragoza, Teruel, Alcañiz...
"Si tiene una buena cabeza y se porta bien, es el mejor caballo del mundo para niños y para mayores"
La cantera es esperanzadora. "Cogemos a los niños a partir de los ocho años porque no tenemos ponis, montan un día o dos a la semana y, cuando pasa un tiempo, los que estan para pasar al equipo pasan y, si no, esperan un poco más, pero somos educadores y condición indispensable es que saquen buenas notas y se porten bien".
Expone una especificidad del club. "No tenemos socios, esto es una asociacion deportiva. Tenemos gente que viene a montar y, entre salto, iniciación y particulares, podemos ser 120 o 140".
Siente verdadera fascinación por una de las especies estéticamente mejor dotadas de la creación. "Los caballos son tontos, como zoquetes, porque si no nos tirarían, no nos llevarían encima, pero tienen una memoria que para nosotros la quisiéramos. Todo lo que les enseñas se acuerdan perfectamente. Si tiene una buena cabeza y se porta bien, es el mejor caballo del mundo para niños y para mayores".
Los clubes participantes son una piña. Los instructores guían a los jovencitos, explicándoles cuándo han de ser firmes, cuándo han de dejar flexibilidad al caballo. Se suceden los saltos sobre distintas alturas, los familiares gozan de la mañana, toman cafés y se alimentan con bocadillos. Se establece una relación que bien podría semejar a la de un pueblo. Al final, queda el gusanillo de los resultados de la competición que se conocen a última hora de la jornada, pero, siendo importantes, no explican la dimensión de una afición que aplica en la máxima de Blaise Pascal, el corazón tiene razones que la razón no entiende. Y así disfrutan padres e hijas, madres y niños, orgullosos y expectantes. No empieza una nueva temporada. Arranca una vereda de emociones y de experiencias. A lomos del animal, quizás, más admirable de la Tierra.