Futuras enfermeras reafirman su vocación gracias a los ojos de Ignacio Almudévar y Tony Ibor

Una conferencia a cuatro manos de dos pacientes emblemáticos de Huesca genera muchas conclusiones y un tesoro común: se ratifican en el acierto de su elección de futuro

06 de Febrero de 2023
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Ignacio Almudévar y el corazón de la enfermería al fondo
Ignacio Almudévar y el corazón de la enfermería al fondo

"Cómo vemos a los que nos cuidan". La charla de Ignacio Almudévar, que padeció en los primeros días de la pandemia un cuadro agudo -crítico- y fue tras si recuperación una de las imágenes de la lucha contra el virus, y de Tony Ibor, cuyo coronavirus decidió quedarse con él en un covid persistente e inhabilitante durante meses interminables, despierta a través de los ojos de su humanidad unas reacciones fascinantes en las alumnas de enfermería que recientemente han escuchado, sobrecogidas, sus testimonios. Los de su enfermedad y los de su agradecimiento a quienes contribuyeron decisivamente a su recuperación.

Resume John C. Collins las tres reacciones que ha de propiciar toda buena conferencia: "Algo que pensar, algo que decir y algo que hacer". Y así se ha manifestado, por vía escrita, el alumnado que ha quedado fascinado porque han mirado a la cara a las víctimas supervivientes de las expresiones más duras de la pandemia. Es el caso de A., impresionada por la visión de los pequeños detalles. "Una simple caricia, una mirada cómplice, un qué tal estás, llamar por el nombre..." Ha recibido una lección que trasciende todas las teorías. “La cabeza es la mejor herramienta y medicina para afrontar cualquier tipo de situación.”.

La humanización de los cuidados, que como expresa M. es indispensable: "Ver a una persona enferma, no sólo al enfermo". "Saber, ser y querer", o "la amabilidad y el conocimiento como un dúo imbatible para la sanación". A veces, con unos segundos bastan.

Tony Ibor, Ignacio Almudévar y el alumnado
Tony Ibor, Ignacio Almudévar y el alumnado

Otra alumna se queda con la ecuación "escuchar, acompañar, tranquilizar" para aportar tal sensación que, en el momento de la despedida por el alta, "no quieren irse". Se sintieron como en casa dentro de una atmósfera de aislamiento. Paradoja vital.

P. advierte una enseñanza para los momentos críticos: "Si dejas que la enfermedad te gane, tendrás dos enemigos, tu ropio cuerpo y la enfermedad". Acabar percibiendo que no sólo se trata de los dominios de las técnicas y las terapias, "sino quiénes de los profesionales eran los que se preocupaban por generar un ambiente cercano y seguro".

Y, en estas, llega el turno del pensamiento de D. y de la palabra, que para él es el humanismo y la empatía de las enfermeras. Y D. recibe un anexo de una compañera: "Hay que vivir la vida como si fuera el último día, disfrutar cada momento y, sobre todo, lo que te propongas consíguelo y no te rindas". Y, en la despedida, "ese sabor de boca dulce porque, más allá de avances e investigaciones y sus aplicaciones, un simple gesto" puede conducir a la visión holística para que "luche por lo que más se tiene que querer, que es la vida".

Impresiona la "actitud positiva, de apoyo y colaboración" al narrar su emotiva historia que les recuerda momentos difíciles, que ayuda a entender la importancia de una "atención integral y cercana a los pacientes".

S. es del grueso de la clase: "Nos emocionamos mucho e incluso nos cayó una lagrimita". Fundamenta: "Aún tengo más ganas que antes de dedicarme a la enfermería y que algún día mi trabajo marque tanto a los pacientes como marcó todo el personal a estos dos hombres". Porque S. ha descubierto que, aun tapados de pie a cabeza, la sonrisa tiene un efecto terapéutico.

"Siguieron luchando, durante y tras la enfermedad, viendo el mundo de manera optimista. Desde luego, son un gran ejemplo para todos nosotros sobre el poder de la mente en la enfermedad", descubre una estudiante. Y M. recalca los beneficios del testimonio de dos personas "súper valientes": "Preguntarles y hablar con ellos, a veces soluciona más que cualquier gotero que vayas a poner". "Deberían hacer esta charla durante mucho tiempo más e ir a los máximos lugares que puedan ya que me parece que te abre mucho los ojos y es muy importante todo lo que nos han comentado de cara a futuras practicas". Sobre todo, si proyectan el video de Ignacio: "Si he llorado solo viendo el video, no me quiero imaginar si hubiese sido yo una de las personas que estaba ahí, dando la despedida". Un deseo: "Que la vida os recompense por todas las cosas buenas que estáis haciendo".

A T. le ha "emocionado la gratitud y el reconocimiento a los sanitarios, en especial a los enfermeros y enfermeras", porque Ignacio y Antonio han definido los rasgos de estas profesionales: "Escucha, cariño, cuidado, amabilidad y empatía".

C. ha apreciado una "dura pero inspiracional" experiencia. "Cualquier día tu vida se puede parar repentinamente y ser tú el paciente". "Hay que ponernos en la piel de quienes cuidamos y hacer su periodo en el hospital sea lo más llevadero posible dentro de lo que este en nuestra mano".

Los trabajadores de enfermería han sacado su "perfil muy fuerte, valiente y sacrificado". R. lo pone en pasiva: "Un profesional que realice perfectamente todas las técnicas e intervenciones pero no tenga tacto o sea cercano con el paciente no va a ayudarle a nivel psicológico". "En el futuro los pacientes van a recordar con cariño cada muestra de afecto por insignificante que nos pueda parecer".

"Gracias a personas como ellos podemos hacernos a una idea de cuál es nuestro trabajo y de lo importantes que somos en el mundo sanitario"

"Hay que dar lo mejor de nosotros para así poder ayudar a los demás", sostiene otra alumna. Y la hay que enumera las 11 ideas que Antonio abstrajo de su relación con el personal sanitario, aunque en el papel quede un decálogo: 

- Cariño, cercanía, seguridad
- Saber escuchar a los pacientes
- Cuidarlos
- Ser buena persona y buen profesional
- Que la relación que construimos impacta directamente en el bienestar
- El ayudar a otros
- Saber, querer y ser
- Y sobre todo que la vida es un regalo y como tal hay que cuidarla
- Tener detalles con los pacientes, una sonrisa, una pregunta, una palabra de aliento…
- Cuidarte para cuidar

"He estado en el infierno y he acabado en el cielo", es la secuencia expresada por Ignacio. "Sin haberos necesitado en esta pandemia sé que sois unos ángeles, y ojalá poder algún día poder dar la mano a gente como a Antonio o a Ignacio".

M. la define como, probablemente, la más emotiva de las charlas de la carrera. "Gracias a personas como ellos podemos hacernos a una idea de cuál es nuestro trabajo y de lo importantes que somos en el mundo sanitario". "Me han llenado de energía y de ganas de llegar al mundo laboral para poder ocupar el puesto de una enfermera y poder demostrar todas mis actitudes y conocimientos para que el día de mañana, todos los pacientes que trate, puedan salir igual o más satisfechos que ellos".

M. admite que hay que superar una etapa: "a veces estás tan concentrado en hacerlo correctamente, en que no se te olvide nada, que se olvida lo más importante… El paciente". En su zurrón de la conferencia, se lleva las palabras "cercanía, humanidad, seguridad, confianza, conexión, empatía, resiliencia, persona". "La huella" de Tony e Ignacio.

Saber, ser y querer. De nuevo. Conocimientos y habilidades, aoyo a los pacientes y, fundamental, "amar ese poder que tienes y disfrutar del cuidado de los pacientes es lo que complementa una profesión".

Una reflexión también sobre "lo difícil y surrealista que fue la época de la pandemia. Hemos vivido una realidad que nos va a dejar huella y marcar nuestras vidas para siempre, y debemos quedarnos con todo lo positivo que hemos aprendido de ella". Mensaje a Tony e Ignacio, "vuestras palabras nos van a influir mucho en nuestra forma de ser".

R. agradece la generosidad de los dos conferenciantes. "He aprendido cómo los pacientes ven al personal sanitario desde una perspectiva directa y realista".

Tony Ibor e Ignacio Almudévar
Tony Ibor e Ignacio Almudévar

L. afirma que, en todo momento, los pacientes "nos sienten". "No solo se trata de ser buenos profesionales en nuestro trabajo, sino ir un poco más allá y poner todo nuestro empeño, actitud y cariño".

Otro prisma, de M.: los profesionales "se estaban jugando su vida por el alto riesgo de contagiarse ellos y su familia". Y Candela: "han conseguido su objetivo en cuanto a ayudarnos a ser mejores profesionales, creo que la experiencia quedara guardada en la memoria y en nuestro corazón".

Y S. extrae sus propias conclusiones: "Además de llorar también nos hemos reído en este seminario tan cercano, por ejemplo, cuando Ignacio justo antes de pasar a la UCI dijo que su último deseo era una cerveza". Termina parafraseando al propio Ignacio: "“Poner el corazón en la boca, mirada y manos para que el paciente sienta confianza, que es el mejor tratamiento”.

P. ha contado las experiencias a todo su entorno. Y se queda con tres reflexiones de Tony e Ignacio: "La vida son todo obstáculos”, “La voluntad es lo que puede todo”, y “La vida es un regalo acojonante”. "Nos habéis regalado una gran lección"

A E. se le ha hecho corta incluso. "El testimonio de Ignacio y Tony ha sido un motivo más para saber que es ahí donde quiero estar, que yo también quiero ayudar a las personas cuando lo necesiten y que espero ser la enfermera de la que alguien se acuerde y hable con tanto cariño como ellos lo han hecho de los enfermeros y médicos del hospital San Jorge.

A M., lo que más le ha gustado es "cómo nos han dado a entender lo importante que fue el contacto que tuvieron las enfermeras con los pacientes y lo que una buena enfermera podía llegar a alegrar la estancia de la persona enferma en el hospital".

Un relato de "superación y constancia", en palabras de la última reflexión de una alumna. "Han sido capaces de separar lo bueno, sacando de allí todo un aprendizaje y una lección de vida, sobre la situación tan dura que les tocó vivir".

Muchas conclusiones de una charla enriquecedora, pero una generalizada: el testimonio de Ignacio y Tony, Tony e Ignacio, les ha ratificado en la vocación de ser enfermeras y enfermeros. Y ese refuerzo, en pleno esfuerzo estudiantil, es un tesoro.

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