Recurrentemente desde hace seis años, Arguis sufre un severo problema de suministro de agua. De repente, de sus grifos brota en color marrón y, acercando la nariz, hasta se puede apreciar un olor desagradable. El único bar del pueblo ha de cerrar porque no es cuestión de fregar la vajilla y las cuberterías con agua con barro, ni servir un café que acreciente su cromatismo y que varíe su aroma.
Esta situación, que se viene sucediendo en los últimos años, ha provocado una importante incomodidad rayana en el hartazgo entre los vecinos que, desde el mes de septiembre y después del incremento poblacional del verano, empiezan a quedar para todo el año en la localidad. Es tal el enojo que algunos piensan en adoptar medidas de presión como concentraciones para llamar la atención de los responsables de esta situación.
El suministro de agua de boca no procede del embalse, que es gestionado por la comunidad de regantes para fertilizar 2.500 hectáreas y también para usos deportivos de pesca. En los domicilios se utiliza la que brota del manantial de la Gruta de San Clemente, que se bombea hasta el pueblo. El problema, explican fuentes consistoriales, es que en el momento en el que el embalse queda con poco caudal, se suelta agua y la turbidez de la mezcla con los barros se filtra hasta el manantial. Y, de aquí, a la boca o a las duchas de las que mana barro.
Técnicos de la Comarca de La Hoya, cuentan a este diario algunos vecinos, han estado tomando muestras que han desvelado la inconveniencia del agua de Arguis para consumo, al estar disparados los niveles al multiplicar por varias cifras los parámetros que no se pueden superar para ser admitida como potable.

Mientras el Ayuntamiento ha asegurado en algún medio radiofónico que ya se están poniendo las medidas para la solución mediante la implantación de filtros con los que resolver este asunto que ya es recurrente desde hace más de un lustro, lo cierto es que la reiteración del problema provoca que el vecindario pase de la preocupación lógica al enojo porque no es cuestión sólo de comodidad, sino fundamentalmente de salubridad más allá de otros inconvenientes de tipo turístico en un pueblo que reúne todas las condiciones.
No deja de ser una de las paradojas de esta tierra en la que los pueblos con embalse en su término municipal padecen carencias de agua en condiciones, fundamentalmente en verano. En casa del herrero...