El momento culmen en todas las ediciones de la Bolsa de Bielsa ha sido el que se ha realizado a escasos cien metros del ayuntamiento belsetano, en el monolito sito junto a la desviación que lleva al valle de Pineta. En este bloque, una inscripción ha recordado, con nombre, fecha y casa de pertenencia a las personas víctimas de la zona tras el golpe de Estado y la consiguiente guerra del 36.
Una placa anexa ha recordado la figura de un hombre, Martín Arnal Mur, cuya casi centenaria vida ha transcurrido entre parajes siempre asociados a los sucesos de su juventud, sucesos que han marcado varias generaciones.
El acto ha comenzado a las 13:00. Los asistentes a las jornadas se han encontrado en el ayuntamiento, donde han visitado el museo local y han asistido a la proyección de "Flores bajo el hielo", a cargo de su director Marco Potyomkin. Entretanto, y media hora antes, en el monolito de Bielsa se han concentrado ya alrededor de setenta personas.

Han sido hombres y mujeres que han llegado de Barcelona y han hecho un recorrido memorialista por la zona. Recorrido que esta mañana han tenido previsto finalizar en este lugar de homenaje con unas palabras, unas flores y un entonado "Canto a la Libertad", de Labordeta. Unas cuantas fotos y una despedida rápida, puesto que, cosas de horarios y autobuses, no han podido acompañarnos al acto "oficial".
Y, a las 13:00, ha comenzado el acto en sí mismo. Cantantes del Coro Libertario de Torrero, personalidades republicanas francesas, oscenses, montisonenses, zaragozanas... El ambiente de camaradería y complicidad propio de todos los años, si bien con la pena expresada de la imposibilidad de estar junto a las gentes desplazadas a Madrid en la 2ª Marcha Republicana.
En esta ocasión, y junto a la enseña tricolor, ha cobrado especial protagonismo tanto en la presencia física como en las intervenciones de oradores, la causa palestina. Se han establecido paralelismos entre el genocidio palestino y el exterminio de los diferentes tras la guerra que asoló nuestro país, y que aún no ha conseguido cerrar sus heridas. El archivero francés, de raíces chistavinas, Philippe Guillén, nos ha traído tres nombres, tres ubicaciones mortuorias y la existencia de dos bolsas con efectos personales. Aún han buscado unos familiares a los que entregar todo ese poso de historia personal y familiar.
Y, para terminar, el siempre vibrante canto de "Bajo dos tricolores", de la Ronda de Boltaña y "El canto a la Libertad" de Labordeta.
Las fotos de grupo y las despedidas han augurado un pronto reencuentro.