El Gran Café de Gijón ha vuelto a congregar ilustres ciudadanos de doctas condiciones y muy dados a la fraternidad. Todos unidos por un origen y un destino, Barbastro, 85 que son de nacimiento, de adopción o de voluntad, porque los de Barbastro son de esa naturaleza que implica que no sea precisa la cuna para beber de una pasión.
Los Barbastrenses en Madrid han evolucionado los encuentros hasta el punto de que se han convertido en el centro de su propio universo que brilla en la capital de España. Con presencia de grandes referentes de la historia del Vero como el jurista y exeuroparlamentario José Antonio Escudero, el ministro que fue Luis Cosculluela, los escritores Manolo Vilas e Inés Plana, la magistrada Cancer, empresarios, y tantos y tantos grandes profesionales de diferentes campos del saber, el Gran Café de Gijón ha sido escenario de una tertulia, una más, que añadir a su fértil trayectoria intelectual. Ahí han dirigido el dardo en la palabra, como magistralmente manejara el aragonés Lázaro Carreter, hacia las glorias del pasado Vilas, Plana, Encarna Samitier, Ángeles Cortina y David Lafuente para realizar un cuadro costumbrista del Barbastro de siempre, el que ha definido la personalidad de generaciones y generaciones.
En medio de la exaltación de lo barbastrense, se han colocado en un bodegón el mejor tomate rosa del mundo, el mejor vino del mundo, la mejor chireta del mundo, la mejor huerta del mundo y hasta "El Mejor Libro del Mundo" que es la última creación de Vilas. Y, en ese instante de la transustanciación de la palabra en remembranza, ha emergido el análisis del presente y el anhelo del porvenir para edificar "el mejor futuro del mundo" -expresión feliz acuñada or Nacho Bernad- para una ciudad precisada de avanzar con el espíritu de los Argensola y la atmósfera ultratecnológica que pone a prueba los efectos de la Inteligencia Artificial en la humana.
Tan prolífico ha sido el encuentro, entre buen bocado y exquisito vino, que ha derivado en un compromiso de regularizar el tránsito de un año a otro a través de cauces para la comunicación transformadora de Barbastro con las iniciativas de mentes brillantes que han iluminado el ambiente creador del Café Gijón. Así que, ahora, los Barbastrenses en Madrid se han puesto tareas, deberes para contribuir regular y concretamente al desarrollo de la ciudad. Y, dicho esto, David Lafuente, el aglutinador, ha levantado acta y dado fe. O sea que lo que aquí se ha tratado no se queda entre ellos, sino que a partir de ahora va a misa.