Centenares de personas se han manifestado este sábado en Huesca para exigir el fin del genocidio contra el pueblo palestino. La convocatoria, impulsada por la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina, ha reunido a una media de 400 asistentes, aunque en algunos momentos se ha superado el medio millar.
La manifestación en Huesca ha comenzado en la plaza Santo Domingo pasadas las ocho de la tarde y ha recorrido el Coso Alto y los Porches de Galicia antes de finalizar en la plaza de Navarra, donde se ha leído un extenso manifiesto de denuncia.
Hay que reseñar el momento de confusión al coincidir la protesta en este espacio con un concierto. Al parecer, los dos actos contaban con el visto bueno del Ayuntamiento. Al final, los cánticos han tenido que cesar para permitir que se escuchara el manifiesto y culminara la concentración pro Palestina. No se han escatimado críticas al gobierno local por permitir que ambos se celebraran al mismo tiempo, en el mismo lugar.
Durante el recorrido, se han coreado consignas como “Palestina, aguanta, el mundo se levanta”, “No es una guerra, es un genocidio”, al tiempo que se han exhibido numerosos carteles con mensajes como “Palestina free”, “Stop genocidio”, “¿Dónde están los derechos humanos?” o “Israel es el verdadero asesino del pueblo palestino”.
Las banderas palestinas han sido una constante visual, acompañadas del estruendo de una cacerolada que ha servido para llamar la atención. La comitiva se ha detenido en varias ocasiones mientras se mostraban fotografías de niños desnutridos, víctimas de la hambruna provocada por el bloqueo de Gaza.

El manifiesto por Palestina leído en la plaza ha denunciado que desde hace 21 meses Israel mantiene una ofensiva militar y política de carácter genocida en Gaza. Se ha afirmado que no hay palabras que puedan describir el nivel de crueldad, y que ningún dato refleja por completo la magnitud de la barbarie.
En Cisjordania y Jerusalén Este, se ha alertado de ataques de colonos armados protegidos por el ejército israelí, del desalojo de pueblos enteros y del encarcelamiento masivo bajo tortura sistemática. Además, se ha recordado que más de ocho millones de palestinos y palestinas en la diáspora tienen prohibido regresar a sus tierras.
También se ha señalado que el Estado de Israel representa estructuras de opresión como el colonialismo, el racismo, el imperialismo, el cisheteropatriarcado y el capitalismo. Se ha denunciado el bloqueo total a la ayuda humanitaria en Gaza, vigente desde hace más de cuatro meses, impidiendo la entrada de alimentos, agua potable, medicamentos y combustible. La Fundación Humanitaria de Gaza, promovida como mecanismo alternativo, ha sido criticada por más de 100 organizaciones como una herramienta para encubrir el uso del hambre como arma de guerra, lo que constituye un crimen de guerra.
Según datos de la ONU, hasta el 13 de julio se han registrado 875 muertes violentas de personas palestinas que intentaban conseguir alimentos. Se han documentado niveles extremos de desnutrición aguda, especialmente entre la infancia y la población mayor. El manifiesto ha recalcado que las agencias humanitarias internacionales están listas para actuar, pero Israel lo impide.

Se ha afirmado que el genocidio no terminará con Netanyahu, sino con la descolonización total de Palestina. También se han destacado logros de la presión popular y la movilización social: el Congreso español ha admitido a trámite la propuesta de embargo de armas a Israel, la Generalitat ha cerrado su oficina en Tel Aviv, y Barcelona ha suspendido su hermanamiento con esa ciudad, incorporando además cláusulas en contratación pública para excluir a empresas cómplices del apartheid israelí. RTVE, junto a otros medios europeos, ha cuestionado la participación de Israel en Eurovisión, y en varios lugares se han suspendido eventos culturales y deportivos.
A nivel internacional, se han mencionado las sanciones impuestas por Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda a ministros israelíes. Se ha citado al autor Omar El Akkad: “Algún día, cuando no entrañe riesgo alguno, todo el mundo habrá querido estar siempre en contra. Pero vamos demasiado tarde.”
El texto ha puesto el foco también en la complicidad económica del sistema de ocupación. Empresas como CAF, Edreams, Indra y GMV han sido señaladas por su participación en infraestructuras, turismo y tecnología militar que sostiene el régimen de apartheid israelí. Se ha alertado de que esta colaboración empresarial es estructural, no marginal, y que romper esa red de intereses económicos debe ser una prioridad.

La manifestación ha concluido con un mensaje rotundo dirigido al Gobierno español y a todas las instituciones del Estado. Las personas convocantes han reclamado una serie de medidas concretas y urgentes ante lo que consideran una situación de extrema gravedad en Palestina. Entre sus exigencias, han destacado la ruptura inmediata de todas las relaciones diplomáticas, económicas, culturales y militares con Israel, así como el establecimiento de un embargo total de armas y tecnología de control que impida la continuidad de la maquinaria de ocupación y represión.
Asimismo, se ha solicitado la adhesión firme del Estado español a las denuncias por genocidio que Sudáfrica ha presentado ante la Corte Internacional de Justicia, y la aplicación efectiva de sanciones al régimen israelí, en línea con lo solicitado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el pasado 18 de septiembre de 2024.
Entre otras medidas clave, el manifiesto ha incluido la derogación de la Ley Mordaza, cuya vigencia —han afirmado— criminaliza la solidaridad y limita gravemente la libertad de expresión en el contexto de las protestas por Palestina. También se ha exigido el fin de los castigos colectivos impuestos por Israel, entre ellos el uso del hambre como arma de guerra, considerado un crimen de guerra bajo el Derecho Internacional Humanitario.