El edificio que estuvo okupado en la Plaza de San Félix y San Voto ha amanecido con los primeros trabajos para vallarla para proteger a los coches y viandantes, previos a la demolición que tendrá lugar en estas primeras jornadas de la semana, presumiblemente el miércoles.
Tal y como señaló la alcaldesa, se hace cargo de este derribo la junta de compensación que contrata a la empresa Hormigones Grañén.
Tras ser vallado el perímetro del edificio y la constatación de que no quedaba ningún okupa en el interior, los efectivos de Arizón & Gracia se ocuparán de la delicada labor de desamiantado para que la posterior demolición se realice con todas las garantías de seguridad y para que no haya afecciónn alguna a ningún ciudadano.
Su responsable, Ramón Gracia, enumera los Materiales con Contenido de Amianto (MC) que pueden encontrar en su trabajo de eliminación: tubos, bajantes, chimeneas, depósitos de agua, conductos de desagües... Previsiblemente durará esta labor de sus profesionales dos días. "Lo primero ha sido perimetrar porque es muy importante, porque en el interior hay algunas viviendas en estado muy deficiente".
En algunas viviendas hay prácticamente un metro de altura de basura
Lo fundamental, agrega Gracia, "es la seguridad de nuestra gente. Habrá zonas en las que no se pueda entrar porque haya forjados en mal estado, hundimientos e incluso en algunas viviendas se percibe que hay casi un metro de alteura de la basura. Llega hasta el alféizar de la ventana". En esos casos, lo que se hace es un "encapsulamiento que proteja para que no salte la fibra".
De hecho, a estas horas permanecen sus operarios junto a los vehículos de la empresa para realizar el desmontaje previo de cañerías, uralitas y otros elementos impregnados del fatal elemento que, por la antigüedad del inmueble, está muy presente. El martes entrará en acción la maquinaria pesada de Hormigones Grañén para el derribo, que puede durar entre uno y dos días.