Este sábado, una sábana moteada por palmas de manos ensangrentadas y, sobre ella, media docena de pequeños bultos amortajados, fueron la imagen central de la concentración en Binéfar en apoyo a Palestina. A su alrededor, un centenar de personas en silencio exhibieron pancartas de reclamación de justicia, de cese inmediato del bloqueo y del genocidio, mientras movían banderas palestinas y, sobre todo, guardaban un silencio triste y espeso. Se cumplieron ya veintitrés meses de bombardeos, de disparos sobre la población civil indefensa y de hambruna.
El comunicado que leyó la organización fue contundente. Decía así:
"Hoy nos reunimos en esta plaza de Binéfar para levantar nuestras voces frente a una tragedia que avergüenza a la humanidad. Lo hacemos en defensa de la vida, de la dignidad humana y del derecho de los pueblos a existir libres, condenando con firmeza el genocidio del Estado de Israel contra el pueblo palestino".
El comunicado incidió en la fase de hambruna en Oriente Medio y matizó que no era por causas naturales o climáticas, sino por la estrategia de utilizar el hambre como arma de guerra. Los firmantes denunciaron la amenaza de Israel de "abrir las puertas del infierno" y reducir la vida a cenizas. También señalaron "esa neutralidad disfrazada de diplomacia –afirmaron– que convierte a quienes callan en corresponsables de cada vida perdida".
El comunicado terminó con la exigencia de un alto el fuego inmediato y definitivo, con la entrada total y sin obstáculos de ayuda humanitaria y con la entrega de los responsables políticos y militares a tribunales internacionales competentes.
La concentración en Binéfar en apoyo a Palestina concluyó a las catorce horas, tras un breve recuerdo al 50 aniversario de la noche más larga y la lectura de un comunicado firmado por una treintena de organizaciones del Estado, que exigieron justicia, libertad y reparación para los represaliados sindicales y políticos.