El estado de la carretera del cañón de Añisclo, que fue cortada este lunes por un desprendimiento, no ha podido ser evaluado todavía por técnicos de la Dirección General de Carreteras del Gobierno de Aragón, debido a que continúa la caída de piedras. El consejero de Vertebración del Territorio, José Luis Soro, ha apuntado que “se actuará con la mayor celeridad”, puntualizando que “no se trata solo de retirar unas rocas, sino que estamos hablando de que ha habido daños en el firme”.
La HU-631, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, se cortó sobre las 17:30 horas del lunes por un desprendimiento que originó un gran socavón en el asfalto. Hasta que pueda ser reabierta al tráfico, la alternativa para acceder a esta zona del parque es la carretera de Buerba.
En la mañana de este martes, la Dirección General de Carreteras del Gobierno de Aragón, a la que pertenece esta vía, ha explicado que los técnicos que están en la zona han trasladado que se siguen cayendo muchas piedras, por lo que no se puede realizar una inspección adecuada.
El consejero de Vertebración del Territorio ha señalado en Huesca que “es absolutamente imposible evitar que ocurran estos acontecimientos”, y que lo que se va a realizar es “actuar con la máxima celeridad”. Soro ha destacado que “no se trata solo de retirar unas rocas, sino que estamos hablando de que ha habido daños en el firme”.
El director general de Carreteras, Bizén Fuster, ha recordado que esta carretera de acceso al cañón de Añisclo se corta “con relativa frecuencia por el riesgo de desprendimiento, pero afortunadamente tenemos como alternativa la carretera que va por Buerba, que se mejoró y reforzó y donde también se llevó a cabo una pequeña actuación el año pasado”.
Según ha recordado Bizén, “el acceso al parque es importante para los municipios del valle y lo tenemos en cuenta, pero, claro, la seguridad vial y de las personas está por encima de todo. En momentos como este esta carretera tiene que estar cerrada”.