El show cooking ha vuelto a ser el acto estrella de las Jornadas Micológicas de Ayerbe, que han tenido como protagonista, en esta XXXII edición, al chef Dani Sarasa.
Después de permanecer dos años en México, el cocinero, que trabaja en el restaurante Vidocq de Formigal, ha elaborado un menú con claras influencias del país latino. Ante un nutrido grupo de espectadores, ha preparado unos tacos de un plato típico llamado Cochinita Pibil, pero en este caso ha empleado cordero y después le ha agregado rebollones y trompeta amarilla y lo ha cocinado.
Después, le ha tocado el turno a unas judías de un programa que están acometiendo en Los Cielos de Ascara, donde están recuperando diferentes semillas, y también le ha agregado unas setas.
El siguiente plato ha sido un arroz cremoso, con un yogur de Fonz, tocino ahumado encima y un arroz frito. Y, para terminar, ha preparado un postre con "rebozuelos" o "cantharellus cibarius", con toques a melocotón y nísperos. Después, ha hecho una confitura con una espuma y lo ha fusionado con una trompeta amarilla, a lo que ha añadido una galleta de boletus.
El pabellón municipal Everest ha vivido una animada mañana, dividido en varios espacios donde se han repartido puestos con diversas funciones. Además de la zona de exposición de setas, había stands dedicados a la venta de enseres de cocina de madera, productos de alimentación como nueces, magdalenas o mermeladas, plantas aromáticas y lentes de aumento para observar mejor los detalles micológicos de los ejemplares recogidos, que han sido muy solicitadas por un público infantil y adolescente muy curioso.
En otros expositores se podían encontrar propuestas tan variadas como un montón de publicaciones sobre el tema, cremas curativas elaboradas a partir de setas y hongos, fotografías y un puesto de tapeo, que no ha parado de atender al público en toda la mañana.
LA EXPOSICIÓN
Antonio Palazón, aficionado a la micología por tradición familiar, participa anualmente en la exposición de las Jornadas Micológicas de Ayerbe, y explica que este año existía bastante preocupación por el resultado muestra que se realiza cada año recogiendo lo que en ese momento ofrece el campo. Tras una fuerte sequía, vinieron lluvias abundantes y se había producido una florada importante de setas. Pero en este momento “pensábamos que iba a estar todo muchísimo más parado de lo que al final hemos podido encontrar entre unos y otros. No estaba pletórico, pero hemos podido sacar una exposición más que digna, con 260 especies de setas catalogadas", ha señalado.
La recolección se realizó entre el viernes y el sábado, principalmente el segundo día, cuando se formaron cuatro grupos de 15 personas guiadas por micólogos, repartidos entre las zonas de Luesia y la Peña Oroel. “Van recogiendo especies de manera controlada para no esquilmar el monte. Se van separando por especies diferentes en papel albal; es un buen truco para no mezclar todas las cestas a batiburrillo y que se pueda luego ir separando de una manera ordenada para la exposición”, ha explicado.
En este ámbito, el interés que despierta es principalmente gastronómico, ya que muchas personas buscan llevarlas a la mesa. Sin embargo, se intenta inculcar la idea de que la micología es mucho más que eso, que es un mundo amplio. “La gente va el fin de semana a coger níscalos, boletus y otras, pero luego se despierta esa curiosidad al ver que son miles y miles las especies que hay en el monte y se quiere descubrir ese mundo, porque desde luego conocerlo es imposible, no hay vidas para conocer el mundo de la micología”, ha aseverado.
Palazón ha llamado la atención sobre la importancia de conocer lo que puede hacer daño. “Hay setas que te pueden matar. Una persona que vaya a salir al monte para coger setas para comer lo primero que debería de saber es lo que le puede intoxicar o matar. El setero se tendría que aprender eso como el ABC”. Y es que este mundo resultaba intimidante para muchos, un “miedo infundado”, y ahora ha cedido paso a un “atrevimiento tremendo”, y la afición por explorar el campo en busca de setas se ha incrementado significativamente.
Esto se refleja claramente en estas jornadas de Ayerbe, que siempre ha sido un evento de gran interés, pero que ahora el que despierta es aún mayor en el ámbito de la micología. "Siempre tiene mucha vida, sea un año mejor o peor de setas. Es muy conocida y mucha gente es fiel a esta cita", ha indicado.
UNA BUENA EDICIÓN
El alcalde de Ayerbe, Antonio Biescas, se ha mostrado “muy satisfecho” con el transcurso de estas jornadas. Un total de 32 años “nos brinda una experiencia amplia de cómo podemos hacer que sea atractiva. Hay una programación muy variada para todos los públicos, y eso está atrayendo a gente diversa y de territorios como Cataluña, Aragón, Navarra e incluso un grupo de micólogos franceses que nos han acompañado este fin de semana”.
Esta feria micológica es la más antiguas en Aragón, junto con la de Zaragoza, y de las más tradicionales, “porque hay muy pocos municipios que lleven 32 años apostando por la micología”.
El alcalde ha explicado que el punto culminante el sábado fue la degustación de migas con setas, donde se sirvieron más de 200 raciones. Este evento generó un gran interés, especialmente entre aquellos no familiarizados con la preparación de este plato.
Uno de los aspectos más especiales de estas jornadas se ha realizado este domingo, con el "show cooking", con más interés al ser realizado por el cocinero ayerbense Daniel Sarasa. “La cercanía de la brasería y el bar de tapas, unidos a esta exhibición culinaria y gastronómica es lo que más llama la atención”, ha indicado Biescas.
También se ha realizado una exhibición de adiestramiento de perros, con "mucho éxito", ya que la han seguido más de 200 personas.
Estas jornadas están completamente consolidadas y ofrece innumerables posibilidades, ha afirmado el alcalde. “Si además lo unimos con naturaleza y el producto local, se crea una mezcla atractiva y la respuesta es multitudinaria. Estimamos que superaremos las 2.000 personas durante los dos días de las jornadas”, ha concluido.
Por su parte, la concejala de Medio Ambiente, Rebeca Armada, ha expresado también su contento por el desarrollo de esta edición, y, entre otras cuestionones, ha destacado la sorpresa que les produjo la presencia de unos chicos de Valencia, que querían aprender sobre micología.
También ha puesto el énfasis en el laborioso trabajo que supone el separar y clasificar los ejemplares micológicos recolectados y repartirlos en bandejas con sus nombres, y la ilusión con la que los “chiquimicólogos” han salido este domingo al monte.
"La verdad es que se ha desarrollado todo muy bien", ha concluido. Antes de la clasura, ha actuado la narradora Sandra Araguás.