Un descenso rápido y espectacular ha marcado este sábado la XXI Descenso de Nabatas por el río Gállego, que ha ofrecido momentos de gran emoción y ha puesto a prueba la pericia de los participantes. Pese a las dificultades del recorrido y a dos pequeños incidentes sin consecuencias, la jornada ha sido un éxito, con gran presencia de público y el compromiso renovado de preservar esta tradición.
El todavía alto caudal del río, que ya obligó a aplazar la bajada prevista para el 20 de abril, ha aportado velocidad y espectacularidad al descenso, pero también momentos complicados. Una de las piedras conocidas como "lloronas", que están cubiertas por una fina capa de agua que dificulta verlas, por lo que suponen un gran peligro, ha golpeado un remo, provocando la caída de dos nabateros sobre la embarcación, uno de los cuales ha llegado brevemente al agua antes de reincorporarse.
En otro momento, un nabatero de la embarcación más pequeña ha estado a punto de caer en un rápido, siendo sujetado a tiempo por un compañero. Los pasos más complicados, como el puen de Morillo y el tramo de "la lavadora", han sido superados con gran destreza.
En esta edición han participado dos nabatas, una de ellas de dos trampos con dos remos y la otra de tres trampos con cuatro remos, acompañadas por varios kayaks y por los bomberos de las diputaciones de Huesca y Zaragoza, encargados de velar por la seguridad del descenso.

La llegada al Puente de Hierro, en Santa Eulaliua de Gállego, ha sido especialmente emotiva, con el público aplaudiendo a los nabateros y nabateras. Además, este año se ha sumado a la cuadrilla un nuevo joven nabatero, Nico Echegaray, asegurando el relevo generacional necesario para mantener viva esta tradición.
La jornada ha comenzado con una demostración sobre la construcción tradicional de las nabatas, en la que se ha mostrado al público las técnicas de ensamblaje de troncos utilizadas durante siglos para transportar madera por los ríos. Ha concluido con una comida popular en Biscarrués, dentro de las Jornadas del Río Gállego, en la que se ha celebrado el éxito del descenso y el espíritu de convivencia, cultura y respeto a la naturaleza que define a esta fiesta reconocida como Bien de Interés Cultural Inmaterial por el Gobierno de Aragón y Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
La Asociación de Nabaters d’a Galliguera y la Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos han agradecido a todos los asistentes su participación y han reiterado su compromiso de seguir protegiendo esta tradición de las tierras del Gállego.