Dublin9: desde Huesca al mundo, otra forma de aprender idiomas es posible

La empresa oscense apuesta por la inmersión lingüística real con un modelo humano, cercano y transformador

13 de Junio de 2025
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Ana Carrera y Paul McKinney.
Ana Carrera y Paul McKinney.

En un mundo cada vez más interconectado, donde la enseñanza de idiomas suele reducirse a una transacción, Dublin9 irrumpe como una propuesta distinta: humana, rigurosa y profundamente transformadora. Fundada y dirigida por la oscense Ana Carrera y el dublinés afincado en Aragón Paul McKinney, esta empresa con alma familiar ha convertido a Huesca en punto de partida de cientos de jóvenes hacia una verdadera inmersión educativa en el extranjero.

Desde hace más de dos décadas, Dublin9 diseña y gestiona programas internacionales de inmersión lingüística para estudiantes entre los 11 y los 18 años. Su valor diferencial no radica únicamente en los destinos -Irlanda, Reino Unido, Malta o Canadá- sino en su firme compromiso con una educación real, viva y personalizada, alejada de fórmulas turísticas o paquetes estándar.

Los programas de Dublin9 no son meros viajes escolares. Son experiencias profundas, cuidadosamente diseñadas para que el aprendizaje suceda de forma orgánica: en el aula, en la mesa de una familia anfitriona, en el campo de fútbol o en una conversación improvisada con compañeros locales. Los estudiantes conviven con familias nativas, asisten a colegios locales y participan en actividades que les integran plenamente en la vida cotidiana del país de destino.

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El abanico de propuestas es amplio: desde estancias cortas de una semana organizadas con colegios, hasta cursos escolares completos. En verano, los jóvenes pueden optar entre programas en grupo o inmersiones individuales centradas en intereses específicos como fútbol, hípica, rugby o actividades multiaventura, siempre junto a hablantes nativos.

DEL AULA AL MUNDO

Uno de los pilares de Dublin9 es el acompañamiento continuo. Ana y Paul participan personalmente en todo el proceso: desde las reuniones con las familias hasta el seguimiento en destino. En muchos casos, incluso viajan con los grupos, garantizando una presencia cercana y resolutiva que brinda seguridad a estudiantes y familias por igual.

Los grupos parten principalmente desde Madrid y Málaga, donde se encuentran con sus monitores y vuelan juntos. A su llegada, son recibidos por coordinadores locales que conocen a fondo el programa y su enfoque. La logística, cuidadosamente orquestada, permite que lo importante sea el crecimiento personal y académico del alumno, no los imprevistos.

Frente a la tendencia del sector hacia la automatización y la escala, Dublin9 ha optado por lo artesanal. Cada estudiante es tratado como único: con su historia, su contexto y sus necesidades. El número limitado de plazas responde a esta filosofía de calidad antes que cantidad. Algunas de las familias que confiaron en Ana y Paul hace dos décadas, hoy vuelven a hacerlo con una nueva generación.

Desde su sede en Huesca, Dublin9 colabora con centros educativos de Aragón, Madrid, Andalucía o Castilla-La Mancha, tejiendo redes de confianza que convierten sus programas en auténticas extensiones de la formación reglada.

ACENTO Y VOCACIÓN

La historia de Dublin9 es también una historia de encuentro. Paul McKinney llegó a Aragón por motivos profesionales y se quedó por convicción, trayendo consigo una visión apasionada de la educación como herramienta de transformación. Ana Carrera, maestra de vocación, creía desde siempre que aprender debía ser una experiencia vivida, no memorizada. De esa conjunción de raíces y proyección nació Dublin9, un proyecto que ha acompañado a cientos de jóvenes en el descubrimiento de nuevas lenguas, nuevas culturas y, sobre todo, de sí mismos.

Hoy, Dublin9 representa un modelo educativo con rostro y propósito. En un sector donde lo impersonal es la norma, esta pequeña empresa oscense demuestra que la excelencia puede construirse desde lo local, con humanidad, con rigor y con alma. Porque, cuando se trata de educación, lo esencial no se subcontrata: se vive, se cuida y se comparte.

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