Las amypas públicas del CRA Alta Ribagorza y del IES Castejón de Sos han vuelto a alzar la voz para exigir el cumplimiento de las promesas realizadas tras la segregación educativa en el Valle de Benasque. A pesar del mal tiempo, numerosas familias de distintas localidades, incluidas las de Benasque, salieron a la calle este domingo, 16 de marzo, para mostrar su rechazo a la resolución de la Consejería de Educación. En su opinión, esta medida supone una fractura en la convivencia y fomenta la división en lugar de la unión. "Separa en vez de unir y mira al pasado en vez de afrontar los retos del futuro", afirmaron.
La concentración se desarrolló en un ambiente festivo, con una chocolatada que simbolizó la unidad de la comunidad educativa. Los asistentes insistieron en que su intención es siempre velar por el bienestar del alumnado. También quisieron dejar claro su respeto hacia las familias que apoyaron la creación de una sección del IES Castejón de Sos en Benasque, reiterando que el debate no debe centrarse en las familias, sino en la responsabilidad de las administraciones.
Las asociaciones de madres y padres lamentaron que los vecinos del valle hayan sido los principales afectados por una decisión impuesta sin consenso. Denunciaron que la "gestión opaca" de la Dirección General de Planificación y del Ayuntamiento de Benasque, así como la resolución "no consensuada" de la Consejería, han generado un profundo malestar. Según su perspectiva, un acuerdo real habría requerido la participación equitativa de todas las partes implicadas para garantizar la calidad educativa y el bienestar emocional y social del alumnado.
Asimismo, criticaron que la Consejería se haya posicionado como "jueza" imparcial en este conflicto. Según sostienen, su actuación ha sido clave en la generación del problema. Destacaron que ahora corresponde a la comunidad restablecer lazos y reconstruir la convivencia que consideran dinamitada por la administración. "Construir una comunidad lleva décadas, pero destruirla es cuestión de un instante", recordaron, subrayando que los responsables políticos no han comprendido las consecuencias de sus decisiones.

Durante la concentración, los asistentes enarbolaron pancartas con el lema "Tomasa queremos comedor". Dejaron claro que la lucha no termina aquí. Exigen que se garantice la continuidad de un servicio público esencial para la conciliación familiar. Además, reclaman que la administración detalle y garantice por escrito "los recursos prometidos", como la doble adscripción de Benasque y Celer con su correspondiente transporte, la flexibilidad en el cupo de horas del profesorado y la oferta de optativas.
Finalmente, se plantearon varias cuestiones sobre el futuro de estas promesas. ¿Hasta cuándo se mantendrán sin garantías de cumplimiento? ¿Hasta cuándo la caída de la natalidad permitirá sostener un servicio educativo duplicado a 14 km de distancia? ¿Se mantendrá hasta el final de la legislatura o solo hasta el próximo curso? Advirtieron que "la ciudadanía tiene memoria" y que "las hemerotecas guardarán sus palabras por si necesitan ser refrescadas en el futuro".