Hace un año, El Temple vivió uno de sus peores días en los 72 años de su historia desde que fue inaugurado (1953) después de ser creado por el arquitecto José Borobio, que realizó el trabajo para el Instituto Nacional de Colonización.
Ese 11 de julio de 2024, el cielo se desplomó sobre El Temple y los alrededores, que sufrieron todo un huracán. Las escenas eran desoladoras. Coches envueltos en maleza, árboles abatidos, el parque arrollado y las piscinas, que son uno de los muchos orgullos del pueblo, inutilizables. Tanto que, durante todo ese verano, fue admirable la disposición de Gurrea de Gállego y Ontinar, que abrieron las puertas de las suyas a los vecinos de El Temple.
El valeroso vecindario se remangó e inició la tarea de reconstrucción. Primero, las labores de recuperación de una cierta normalidad. Segundo, la programación de unas fiestas animadísimas, con actos en los que recaudar para el parque y las piscinas. Tercero, con la celebración de algunos acontecimientos como un mercado navideño o carnaval con intención de ayudar a financiar los arreglos.

La pedanía presidida por Fernando Santacruz, perteneciente al municipio de Gurrea de Gállego, ha buscado recursos encima de las mesas de las instituciones, en la solidaridad vecinal y hasta debajo de las piedras. Ahora, jubilosa y orgullosamente pueden ver las redivivas piscinas, flamantes, mejoradas incluso respecto a las anteriores. La "receta", 150.000 euros de los que el 30 % han sido aportados por la Diputación Provincial de Huesca.
La transformación ha sido profunda. Red de abastecimiento de agua y de luz completamente renovada, riego, césped, piscina infantil, impermeabilización y todas las condiciones de seguridad. Se han instalado sombrillas y se han plantado moreras.
Puestos a mejorar todo el entorno, la terraza del bar ha quedado coronada por un tejado que permitirá cubrir a los clientes en los posibles días de lluvia para poder cenar o disfrutar de los conciertos que contempla programar el adjudicatario los viernes.

Los vecinos de El Temple, que ya expresaron su fe el año pasado, esperan tranquilamente en sus tumbonas la llegada de acontecimientos memorables como la presentación de las mairalesas y la posterior irrupción de esas animadísimas fiestas en honor de Nuestra Señora de la Asunción. Ese día, la veneración a la patrona estará barnizada de gratitud, porque hoy un pueblo admirable en su integridad ha recuperado uno de sus equipamientos estrella.