La catorce edición de la Marcha de la Galliguera permitió a los participantes disfrutar este domingo de la belleza de esta zona a través del Sendero Botánico y el Camino de los Sentidos, dentro de las actividades que organiza este otoño la Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos.
La marcha comenzó con la entrega de las acreditaciones y del detalle un buff para los participantes y el desayuno para tomar fuerzas en Biscarrués, punto de partida de las dos excursiones preparadas, de 18 y 10 kilómetros.
Tras una breve explicación del recorrido para poder caminar fijándose en las mejores características de la Arboleda Singular y el Camino para los Sentidos, se iniciaron las marchas.
Como explica Lola Giménez, alcaldesa de Biscarrués y miembro de la coordinadora organizadora de la marcha, los participantes pudiendo comprobar ya en el pueblo “las pinturas hechas en puertas metálicas y fachadas deterioradas del proyecto “El bosque de piedra”, que ha traído los árboles más importantes del Sendero Botánico a Biscarrués”.
La ruta continuó por el camino a la fuente donde se pudo apreciar el “Murete de arte”, “un recuperado muro de piedra seca que tiene esculturas en piedra y hierro y es muy evocador”.
La pista transcurre por un paisaje agrícola con árboles como el litonero, almendreras y las oliveras. Se dejó esta senda en un pequeño pinar de pino carrasco por el que se baja a la ribera del barranco de Vadiello. En este y varios tramos más puede verse la diferencia entre la vegetación mediterránea de zona más seca y la de ribera más húmeda.
La caminata llegó a la orilla del Gállego retomando río arriba por la Arboleda Singular pasando junto a álamos y sauces, muchos de ellos monumentales por su tamaño y edad, entre los que destacan los chopos amantes, el casamentero, aspirino, fraixin, el arto, todos ellos muy llamativos. También en la ladera derecha pudieron ver especies de encinar con algún caxico y árboles de cultivo.
Los participantes disfrutaron de este bosque de la luz donde muchas especies vegetales arbustivas tienen porte y alturas arbóreas buscando la luz, como especies más húmedas los madroños, los tamarices, majuelos, lentiscos, ladiernos y otras más secas como bojes, viburnos, quejicos y arces. Llamó también la atención pequeñas olmedas salvadas de la grafiosis.
Tras 6 kilómetros de senda de ribera, la marcha más corta llego hasta Erés donde disfrutaron de un picnic. La marcha larga continuó por el tramo de enlace por debajo de Erés por el Camino de los Sentidos hasta el Puente de Hierro. Continuaron por este precioso sendero que discurre entre el río y las laderas -continúa explicando Lola Giménez- con el sol filtrándose entre las hojas y descubriendo rastros de jabalíes en los árboles, rozaduras y marcas de colmillos, huellas de tejones, corzos, ciervos, jinetas, mientras se escucharon los cantos de los abejarucos.