Gran día de porteo, trabajo comunitario y convivencia en los montes de la Virgen de la Sierra

Decenas de montañeros, ciclistas y vecinos portean materiales para salvar los edificios de esa ermita y mejorar los senderos del entorno

DH
15 de Febrero de 2025
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Montañeros, ciclistas y vecinos viven un día de trabajo y convivencia en los montes de la Virgen de la Sierra.
Montañeros, ciclistas y vecinos viven un día de trabajo y convivencia en los montes de la Virgen de la Sierra.

La Virgen de la Sierra volvió reunir a los vecinos de Sobrarbe. Si históricamente esta ermita y casa de santero, que se alza en uno de los puntos más elevados de la divisoria entre los ríos Ena y Sieste, fue punto de encuentro de los habitantes de las localidades de la margen derecha del último tramo del Ara, el pasado fin de semana convocó a gentes de toda la comarca y de más allá. Montañeros, ciclistas y vecinos de localidades aledañas como Latorrecilla (Torrozilla), Guaso y Sieste se juntamos para portear materiales para las obras que buscan salvar los edificios de la Virgen de la Sierra y para limpiar parte de los caminos que recorren los montes del entorno.

Unas de 60 personas acudieron a la llamada realizada por la Asociación de los Caminos Tradicionales y los clubes Zona Zero, Club de Montaña Nabaín y Atlético Sobrarbe, con el apoyo de los vecinos de las tres localidades, encabezadas por la de Latorrecilla , que es la que con más continuidad ha mantenido los encuentros en esa ermita.

Como explica el Club Nabaín, puntales, tablas, arena, cemento y herramientas se trasladaron hasta la ermita a primera hora, en una larga caravana de decenas de personas a lo largo de los cerca de 3 kilómetros de senderos y 300 metros de desnivel que separan el punto de partida junto a la carretera de Arcusa de los edificios de la Virgen de la Sierra.

Durante la jornada hubo tiempo para recordar la historia de este lugar, ubicado sobre el límite municipal de los actuales municipios de Aínsa-Sobrarbe y Boltaña y en el que hasta hace unas décadas residió la familia del santero que, cuentan, vivía de las tierras del entorno y de llevar imágenes religiosas por los caseríos y pueblos vecinos a cambio de dádivas. En la ermita se reunían vecinos y vecinas de los antiguos municipios de Guaso, Buil (Gabardilla, A Lezina, Buil, Puy Balleta, Urrials, Sarratillo, Sarratiás, Bruello,…) y Sieste (Latorrecilla, Morcat, San Belián, Luparuelo, Sieste, La Valle de Sieste, Margurgued…) entre otros lugares.

Imagen del porteo de los participantes en la "vecinal".
Imagen del porteo de los participantes en la "vecinal".

En la romería, que todavía se celebra cada 8 de septiembre, los santeros -como explicó Ángel- debían dar de comer a uno de cada pueblo de los que agrupaba la ermita en el salón de su casa. Los participantes en el encuentro comían en el cerro cercano, en la zona asignada a cada pueblo. Contó Juan que, después de dejar la casa los santeros, cada localidad tenía una habitación asignada para comer en las ocasiones que la meteorología no acompañaba. Las reparaciones de las instalaciones (el aljibe, etc), se realizaban entre todos los pueblos implicados, como comentó Teresa.

Con un poco más de conciencia sobre la importancia que tuvo este enclave en el Sobrarbe central, los participantes se repartieron en grupos para, ‘jada, sierra y tijera en mano, limpiar y arreglar los distintos senderos de la sierra. El que bordea por el sur sus laderas, paralelo al Ena, el que baja hacia Gabardiella, el que por O Campo Santero enlaza con el camino de Torrozilla a Morcat y con el que iba -actualmente cerrado en algunos tramos- hacia Sieste por O Tozal de L’Orón , O Sabinar d’os Montes y Mondebueno; o los que bajan por el Este hacia Guaso y Latorrecilla.

Mientras, otros compañeros limpiaban el camino de esta última localidad a su fuente, y preparaban allí una comida comunitaria. Reunidos de nuevo, excelentemente acogidos por sus vecinos de Torrozilla, disfrutaron de una paella valenciana con la que Carmen y su equipo les deleitaron, de la charla, la sobremesa y la música.

Se mostró el agradecimiento a la aportación del municipio de Aínsa-Sobrarbe para los materiales de la obra y para este encuentro, que se repetirá el 8 de septiembre en esa sierra o colaborando en otros “vecinales” como este, que desde siempre han servido en estas montañas para mantener caminos y para reparar los edificios comunitarios.

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