¿Ha habido corrupción en Huesca? Joaquim Bosch: "Cuando hay un despilfarro, es fundamental recibir explicaciones"

El magistrado se ha visto obligado a suspender la presentación este viernes de su libro "La patria en la cartera" en la capital oscense

26 de Abril de 2023
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¿Ha habido corrupción en Huesca? Joaquim Bosch: "Cuando hay un despilfarro, es fundamental recibir explicaciones"
¿Ha habido corrupción en Huesca? Joaquim Bosch: "Cuando hay un despilfarro, es fundamental recibir explicaciones"

Apelando a los datos, el jurista Joaquim Bosch Bosch sostiene que España se encuentra a la cabeza de la corrupción en Europa en el ámbito político, que alcanza -de momento- a los dos principales partidos que han tenido responsabilidades en el Gobierno -PSOE y PP-, a todas las administraciones y a todos los territorios autonómicos. Se trata de "una patología institucional, común, de nuestro sistema democrático", ha apuntado Joaquim Bosch, que iba a venir a Huesca este viernes para participar en un acto convocado por la Universidad Ciudadana, pero que se ha suspendido por el fallecimiento de su madre.

Joaquim Bosch (Cullera, Valencia, 1965) es un magistrado español que necesita pocas presentaciones. Fue portavoz de Juezas y juces para la Democracia y en 2022 publicó el libro La patria en la cartera. Pasado y presente de la corrupción en España, que tenía previsto presentar en la capital oscense.

Bosch ha realizado actividades docentes e investigadoras, escribe para medios de comunicación y su imagen es muy mediática, por su participación en programas de televisión, como "Al Rojo Vivo" de La Sexta, "Las Mañanas" de Cuatro, "El Intermedio" de La Sexta, "Espejo Público" de Antena 3 o "Más Vale Tarde" de La Sexta.

De los rasgos más frecuentes que son cercanos a los problemas de corrupción, destaca las dinámicas de despilfarro y, al respecto, una sombra se cierne sobre algunos proyectos llevados a cabo en Huesca.

PREGUNTA: ¿Es España un país de corruptos?

RESPUESTA: Estamos ya en la entrevista, así que todo lo que diga puede ser utilizado en mi contra (ríe).  El libro La patria en la cartera trata de explicar la singularidad española que intriga a expertos internacionales y es que aquí la corrupción está muy centrada en el ámbito político. Hay partes del mundo donde hay más corrupción, por ejemplo Centroamérica, y no sólo política, hay corrupción funcionarial, policial, judicial, militar y en todos los espacios públicos.  

La especificidad española es que sobre todo está enquistada en el ámbito político y a niveles muy elevados, que no tienen equivalentes en otros países europeos. Ahí tenemos los datos objetivos, en casi todas las comunidades autónomas tenemos condenados o encausados, presidentes autonómicos, consejeros autonómicos, parlamentarios autonómicos, presidentes de las diputaciones, alcaldes y concejales de multitud de ciudades.   En el ámbito estrictamente político nos acercamos a los niveles de Honduras o Guatemala. Es verdad que en Centroamérica el problema es más grave y es general, o en el sur de Italia hay más corrupción policial y funcionarial que en España por la acción de las mafias y del crimen organizado, ero en el ámbito político estamos a la cabeza de Europa, y creo que esto nos debería preocupar bastante más.

P: ¿Y cómo se explica esta singularidad, a qué obedece?

R: Por dos motivos: el origen de gran parte de la corrupción actual hay que verlo en toda una serie de prácticas que arrancan en el franquismo, en el ámbito urbanístico, en el del crecimiento turístico, de las adjudicaciones públicas. Esto arraigó en multitud de instituciones. En segundo lugar, el sistema democrático no lo cortó y se mantiene hasta hoy porque las principales fuerzas políticas no han realizado grandes acuerdos estructurales,  para acabar con esta arquitectura institucional.

P:  ¿Qué es lo que hace que nuestros políticos terminen cayendo en los brazos de la corrupción?

R: Estoy convencido de que la mayoría de nuestros políticos son personas honradas y creo que esto es importante para no deteriorar más la credibilidad de las instituciones, pero basta que haya una minoría corrupta en espacios centrales de decisión para que el sistema quede gravemente afectado. Pero, además, la minoría no son cuatro manzanas podridas, son más de cuatro, de 40 y de 400.

Joaquim Bosch colabora en muchos medios de comunicación.
Joaquim Bosch colabora en muchos medios de comunicación.

P: ¿Dónde es más evidente esa corrupción política?

R: Yo en el libro opino relativamente poco, analizo cientos de sentencias con hechos probados, que afectan a todas las fuerzas políticas sin distinción. Lo que se ve es que en la entrada en el sistema democrático, la democracia generó nuevas necesidades, especialmente la financiación de los partidos políticos, y los hechos probados de las sentencias nos demuestran claramente que los principales partidos han utilizado la corrupción para financiarse. Tenemos el caso Filesa del PSOE, el caso Gürtel del PP, todos los casos del 3 % de Convergencia en Cataluña y multitud de procedimientos más en todos los territorios,  que han servido para financiar campañas electorales,  para pagar sedes de los partidos, dar cobertura económica a ejércitos de burócratas en las fuerzas políticas.  Haría falta toda una serie de rectificaciones y mi impresión es que esto podría afectar a todos los equilibrios internos en las fuerzas políticas. Es decir, no es que los dirigentes de los partidos políticos sean corruptos, sino que las reformas estructurales que hacen falta podrían generar conflictos internos.

P: ¿Y qué pasa con los nuevos partidos, se han apuntado al carro?

R: En mi opinión, no han tenido suficiente tiempo en el poder para realizar una evaluación adecuada, sobre todo  si comparamos el poco tiempo que llevan con lo que tarda un procedimiento judicial en completarse. Los principales partidos, a nivel autonómico, han estado mucho tiempo en el poder y eso nos permite un análisis mucho más adecuado, pero es cierto que hay toda una serie de dinámicas que se tendrían que cambiar y ni la nueva política ni la vieja política acaban de entrar en profundidad en el problema. En todas las instituciones de nuestro país hay cerca de 100.000 cargos puestos a dedo por todos los partidos.  

Son unas dinámicas muy perjudiciales en la lucha contra la corrupción porque en las administraciones lo que necesitamos son técnicos independientes e imparciales y no comisarios. Cambiar esto sería un gran avance en la lucha contra la corrupción,  pero a las cúpulas de los partidos les supondría renunciar al poder que les proporciona colonizar todos estos espacios. Otro ejemplo en la misma dirección es que los principales órganos que tendrían que vigilar los abusos de poder, sobre todo el Consejo General del Poder Judicial pero también la Fiscalía, el Tribunal de Cuentas, el Defensor del Pueblo, están también colonizados por las fuerzas políticas. Pero eso no es mi opinión, es lo que dice el el grupo Greco anticorrupción del Consejo de Europa.

"En todas las instituciones de nuestro país hay cerca de 100.000 cargos puestos a dedo por los partidos"

P: ¿Hubo corrupción judicial en el caso Nóos?

R: Creo que la sentencia tiene puntos discutibles, pero más desde el punto de vista técnico. Tanto las resoluciones de José Castro, el juez instructor, como de una sección de la audiencia decían que había elementos que podían justificar la condena a la infanta pero el tribunal competente acordó la absolución, y yo respeto las resoluciones que se adoptaron. Creo que en este caso lo importante es que hubiera un procedimiento judicial, en un contexto en el que mucha gente decía que Urdangarín nunca se sentaría en el banquillo y que el proceso quedaría en nada, pero hubo una condena e Iñaki Urdangarín acabó en prisión. Hay multitud de tribunales que con pocos medios, y a veces con bastantes presiones, han conseguido abordar cientos de casos de corrupción en España.

P: La corrupción, ¿es de derechas o de izquierdas?

R: La corrupción alcanza a los principales partidos -habrá que ver la evolución de los nuevos- que han tenido responsabilidades de gobierno, en todas las administraciones y prácticamente en todos los territorios autonómicos,  en Madrid o en Valencia, en Cataluña o en Baleares,  en Aragón o en Andalucía, en Canarias o en Galicia. Yo no diría que la corrupción es de derechas o de izquierdas, es una patología institucional,  común, de nuestro sistema democrático.  Pero al mismo tiempo,  unos partidos han tenido más casos que otros, incluso puede ser una cuestión programática que diferencia a los partidos sobre cuál es su compromiso en la lucha contra la corrupción, y ahí no todos los partidos tienen por qué ser exactamente iguales. Hay partidos que pueden valorar más aspectos de moralidad o de ética pública que otros. Yo, como juez en activo, no soy quién para recomendar el voto a un partido o a otro, ni para señalar si hay partidos más corruptos que otros, pero lo cierto es que los números no son exactamente iguales. Cada ciudadano tiene que sacar sus propias conclusiones.

"Los casos de corrupción más escandalosos en España han sido el de la Gürtel y el de los ERE"

P: ¿Cuál sería el caso de corrupción más escandaloso que ha sufrido España?

R: Para mí hay dos muy escandalosos porque nos muestran que realmente no estamos ante un problema de cuatro desaprensivos descarriados sino que hay fuertes rasgos institucionales estructurales. En primer lugar el caso Gürtel,  porque, según los hechos probados de la sentencia, se organiza una eficaz trama de corrupción institucional, que conecta multitud de sobornos en las más diversas instituciones con la tesorería de uno de los principales partidos del país (Partido Popular), para llevar a la caja fuerte de la sede central del partido millones de euros en dinero negro.  Me parece una dinámica especialmente grave porque afecta a cuestiones de estructura institucional. Y, en segundo lugar, el caso de los ERE, que aunque tiene diferencias, también cuenta con notables elementos estructurales.  La sentencia nos dice que se organizó desde un gobierno autonómico (el PSOE en Andalucía) un desvío de muchísimos millones de euros a través de tramas fraudulentas de subvenciones para alimentar todas las redes clientelares, para, con dinero público, facilitar el mantenimiento en el poder. Esto tampoco es que alguien que no estaba controlado ha hecho algo que nadie sabía, sino que de estructura de poder y desde las instituciones se utiliza muchísimo dinero público para cometer abusos de poder. Son los dos casos más llamativos pero hay multitud en toda España de los que no se habla.

P: ¿También en Aragón?

R: De los rasgos más frecuentes que son cercanos a los problemas de corrupción son las dinámicas de despilfarro. En España hay unas dinámicas de sobrecostes por encima de los precios de mercado. El Tribunal de Cuentas Europeo detectó que, en igualdad de condiciones orográficas, las autopistas españolas costaban el doble de las alemanas y atribuyó esta dinámica a actuaciones fraudulentas en el ámbito de la contratación pública, que explican una regla importante: si se contrata a precio de mercado no puede haber corrupción. Por lo tanto, es importante que se activen todas las alarmas cuando veamos obras públicas que cuestan mucho más que lo que tenían que haber costado.

El Palacio de Congresos de Huesca y el aeropuerto: "Todavía hay preguntas que se han quedado sin respuestas"

En Huesca, ha habido unas dinámicas que, aunque no se han podido detectar situaciones delictivas, creo que deberían dar lugar a reflexiones, por ejemplo el Palacio de Congresos, que tenía que haber costado 13.000.000 de euros y terminó costando 32 millones. Aunque no haya habido condenas, yo creo que todavía hay preguntas que se han quedado sin respuestas,  no veo que haya una justificación suficiente para estos sobrecostes. O un aeropuerto como el de Huesca, que no era viable económicamente, y recibió una inversión de más de 50.000.000 de euros. Cuando hay un despilfarro, es fundamental recibir explicaciones de a qué se deben estos sobrecostes.

P: ¿Qué cree que es lo que le lleva a una persona a caer en la corrupción?

R: Mi impresión es que la corrupción no tiene nada que ver con la picaresca, aunque haya un sentir general que tienda a relacionarlo y, obviamente, no es una cuestión genética. Está demostrado que hay sistemas que la favorecen, como pasa en España, y otros la dificultan mucho, como pasa en Alemania, Dinamarca o Nueva Zelanda. La picaresca era cometida por personajes de ficción que se basaban en personajes reales, que eran marginales, se situaba en la periferia del sistema, lo que intentaban era sobrevivir. No hay ninguna relación entre el Lázaro de Tormes con Iñaki Urdangarín, Luis Roldán o Luis Bárcenas.  La corrupción la perpetran siempre privilegiados, gente que vive mucho mejor que la media, pero que comete abusos de poder para robar a la sociedad y vivir mejor todavía, aprovechando que hay espacios de impunidad. Digamos que los delitos de corrupción son pecados de avaricia.  Para corromperse, hay que tener la posibilidad de manipular el poder público.

P: ¿A usted le han intentado corromper alguna vez?

R: A mí, como juez, no, y aunque hay casos de condenas a jueces, no es demasiado habitual en España, a diferencia del Centroamérica, donde sí hay bastante corrupción y jueces comprados. En España, las presiones van más hacia los jueces que investigan la corrupción, y no son tanto de pagarles con dinero, sino presiones en el ámbito mediático y a veces muy indirectas.  Casi todos los jueces que han investigado la corrupción han tenido serios problemas y han acabado mal. El juez que investigó el caso Filesa, Marino Barbero, era del Tribunal Supremo y dimitió por las presiones. El que investigó el caso Naseiro -fueron los dos primeros grandes casos de corrupción por financiación ilegal del PSOE y el PP, respectivamente-, Luis Manglano, es conocido que después fue vetado para poder promocionar profesionalmente, nunca se le perdonó aquella investigación.

"La corrupción nos cuesta al año más de 40.000 millones de euros"

P: ¿La sociedad está siendo poco combativa y demasiado permisiva con la corrupción?

R: creo que hay una percepción insuficiente de la gravedad del problema, que hacen que la ciudadanía no sea más exigente de lo que debería serlo. Los economistas nos dicen que la corrupción nos cuesta al año más de 40.000 millones de euros y no es algo sabido por todos, por eso, en parte, he escrito este libro. También nos dicen los economistas que, si a la muerte de Franco hubiéramos acabado con la corrupción que venía de la dictadura, hoy tendríamos una renta per cápita muy superior a la media europea y cercana a la de Finlandia, y como los países que tienen poca corrupción podríamos tener unos servicios públicos igual de desarrollados, amplias prestaciones sociales y podríamos igual que ellos haber acabado con las bolsas de pobreza.

La ciudadanía no acaba de tenerlo claro y además hay cierto fanatismo por parte de las bases de los partidos. Aquí ha sido un deporte nacional embestir contra la corrupción del partido rival y perdonar o ignorar la del partido al que se vota. Creo que esta falta de exigencia explica que no haya una suficiente presión ciudadana en la lucha contra la corrupción y creo que es importante mejorar en este ámbito.

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