Cuando se cumple el 28 aniversario del secuestro de Miguel Ángel Blanco, el Homenaje en el paseo de la Rosaleda con su nombre del Parque Miguel Servet se ha envuelto de reivindicación de la memoria, la dignidad y la justicia por un grupo amplio de ciudadanos y de representantes del Partido Popular empezando por la alcaldesa, Lorena Orduna, el presidente de la DPH, Isaac Claver, el secretario primero de de las Cortes de Aragón, la diputada Ana Alós, la senadora Melania Mur y oras autoridades institucionales. Es como si el Espíritu de Ermua instalado en 1997 en toda España y, por tanto, Huesca, se hubiera disipado en la desmemoria de otras formaciones, como si el terrorismo que fue y las secuelas que restan no importaran por cuestión de banderías. Atrás quedan aquellos años en que al menos había pluralidad con representantes del otro gran partido de este país en esta ciudad. Pero el tributo a quien levantó a España con las manos blancas alzadas, organizado por la Fundación que lleva su nombre y Nuevas Generaciones del PP del que es presidente de honor, se ha celebrado.
La alcaldesa de Huesca, Lorena Orduna, ha definido la Rosaleda del Parque Miguel Servet de Huesca como "un espacio de paz y de vida que honra la memoria de un joven cuya pérdida aún duele profundamente en la conciencia de nuestro país". "La excusa de los terroristas para su crimen fue que Miguel Ángel representaba a los ciudadanos en libertad. Su muerte no sólo fue una tragedia, fue un punto de inflexión" tras el que España salió a la calle, "conmovida, unida como pocas veces en nuestra historia".
La regidora ha recordado las manos blancas alzadas que hoy siguen siendo "símbolo de dignidad, de resistencia ciudadana frente al fanatismo. Miguel Ángel se ha convertido en un símbolo de todos aquellos que han dado su vida por la democracia, por la libertad y por la convivencia". Por la guía que representa su ejemplo, ha añadido Orduna, "no sólo evocamos su nombre: rendimos homenaje a todas las víctimas del terrorismo, a sus familias, a sus ausencias. A su coraje silencioso", y se reafirma el compromiso irrenunciable con los valores democráticos, con la justicia y con la memoria, que "no es mirar atrás con rencor, es mirar al presente con responsabilidad. Es decir que no aceptamos el olvido ni la indiferencia, que honrar a las víctimas del terrorismo es también comprometerse con un país más justo, más libre y más unido".
La memoria, ha agregado Lorena Orduna, no es venganza, sino "respeto, es aprendizaje, es una forma de construir futuro". Ha estimado que el legado de Miguel Ángel Blanco "vive en cada gesto de libertad, en cada palabra que rechaza el fanatismo, en cada joven que cree en la paz como único camino". Tras desear que su nombre siga siendo sinónimo de unidad, de coraje y de dignidad, ha concluido que en la Rosaleda "florece también la promesa de no olvidarte nunca".
"A LAS PUERTAS DE SU MAYOR PODER INSTITUCIONAL"
José Mateo, presidente de Nuevas Generaciones de Aragón, ha iniciado su alocución aludiendo al compromiso con la memoria. "Recordar a Miguel Ángel Blanco no sólo supone mirar atrás. También supone manifestar hoy aquí de nuevo nuestro compromiso con los valores de una sociedad libre y democrática".
Tras asegurar que a Miguel Ángel lo conocemos todos, ha explicado la historia. "Era un joven de 29 años que no se diferenciaba mucho de ninguno de los jóvenes que formamos parte de NNGG. Tenía familia, tenía trabajo y muchos sueños por cumplir, pero decidió dar dos pasos muy valientes que marcaron su vida. El primero de ellos fue entrar en política y hacerlo para mejorar la vida de Ermua, de su pueblo. Y además lo hizo en las filas del Partido Popular en el País Vasco en una época muy complicada en la cual este ejercicio suponía un esfuerzo que por desgracia pagó con su vida".
José Mateo proseguía su alocución con una proclamación. "A Miguel Ángel lo asesinó ETA. Como bien decía Lorena, lo asesinó el fanatismo y el odio, el odio a España, a la libertad, al pluralismo, a la democracia. Fue un asesinato que indignó a nuestra sociedad y fue capaz de crear una conciencia cívica de una generación que, con millones de manos blancas, se atrevió por primera vez a salir a las calles dejando el miedo en casa y gritar: ¡Basta ya!". Ha estimado imprescindible seguir "con este ejercicio de recuerdo" en esta coyuntura en que "tenemos a un gobierno que trata de blanquear a los terroristas que lo asesinaron, en un país en el que se pacta y se cede a las exigencias políticas de aquellas personas que, en su día, no condenaron ese asesinato, y en un momento en el que todos somos tristemente conscientes de que aquellos que todavía no han pedido perdón están a las puertas de tener las mayores cuotas de poder institucional en toda su historia".
Ha estimado el presidente de Nuevas Generaciones en Aragón que constituye además una obligación para los jóvenes. "Hemos heredado un país construido gracias al sacrificio de cientos de personas que, como Miguel Ángel, dieron su vida por defender la Constitución. Y especialmente para los jóvenes del PP, que encontramos en Miguel Ángel, nuestro presidente de honor, la mejor figura de referencia para llevar a cabo nuestras tareas del día a día. Una referencia que se basa en la voluntad de vocación al servicio público, en la valentía y en la entrega a los demás".
En tiempos de "credibilidad institucional por los suelos" y de depreciación de la voluntad de servicio público, ha agregado Mateo, "Miguel Ángel nos recuerda constantemente que a política uno no entra para pillar un cargo, sino para asumir un compromiso. Y que un joven, cuando da el paso y se mete en política, no tiene que hacerlo con impunidad sino con convicción. Es por eso que comparto con vosotros que en Aragón, allá donde haya un joven del Partido Popular, se compromete a homenajear a Miguel Ángel en su día a día, trabajando para tener una España próspera, una España libre y una España en paz, donde no pueda haber ni triunfar un proyecto político que esté basado en la mentira, en el engaño o en el chantaje. Por la memoria, la dignidad y la justicia para las víctimas del terrorismo, ¡viva la libertad y viva España!".
CONTRA LA "BANALIZACIÓN Y LEGITIMACIÓN DEL TERRORISMO"
"Somos Memoria. Meditar sobre lo que pasó es deber de todos (Primo Levi)". Así ha comenzado la lectura del Manifiesto de la Fundación Miguel Ángel Blanco la presidenta de Nuevas Generaciones del PP en Huesca, Sonia Latre, que ha recordado aquel julio de 1997 en que ETA secuestró y asesinó a un joven de 29 años "por ser un ciudadano comprometido con los principios de libertad, pluralidad política y tolerancia". Los terroristas representaban "imposición violenta, exclusión, odio al diferente". Hoy, las personas con "edad suficiente" se emocionan con la "zozobra, la esperanza frustrada, la indignación, la compasión ante la víctima y la repulsa al terrorismo que sintieron durante cuatro días que cambiaron la historia de la lucha contra el terrorismo sufrido en España".
El manifiesto menciona la "máxima crueldad y villanía" de los asesinos Javier García Gaztelu, Txapote e Irantzu Gallastegui con su secuestro el 10 de julio de 1997, con la retención dos días y los dos disparos que le descerrajaron, maniatado, con los ojos vendados y de rodillas, para perpetuar su agonía doce horas hasta morir el día 13. "ETA chantajeó al gobierno y a toda la sociedad exigiendo, para no cumplir su amenaza, el acercamiento al País Vasco de todos sus presos terroristas. No claudicamos, nos rebelamos cívicamente y nos mantuvimos unidos y firmes".
Ermua simbolizó la resistencia al terrorismo en España, que se echó a las calles cuando el marcador ya se situaba en 777 víctimas mortales de ETA. Se escucharon, por fin, consignas como "Sin pistolas no sois nada" o "ETA y HB, la misma cosa es", y por fin la dignidad se sobrepuso al miedo frente a los terroristas: "Los que ponían bombas y los que pedían el voto para legitimar el terrorismo, expandiendo miedo y odio".
La Fundación Miguel Ángel Blanco ha asegurado que "ni vamos a olvidar aquellos hechos, ni la maldad de los asesinos ni la inocencia de esta víctima que llevamos en el corazón como símbolo de todas y cada una de las víctimas que han tenido que sufrir el zarpazo terrorista durante más de 50 años: asesinados, heridos, amenazados, extorsionados, exiliados, los familiares y compañeros de todas ellas".
Aquella sociedad que "vivió bajo el yugo de ETA" pese al "gran sacrificio de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Esado que en primera línea lucharon sin descanso contra esta lacra criminal" tiene el deber de compartir la memoria de las víctimas y aprender de lo vivido y sufrido, para "transmitirla a los jóvenes que tienen derecho a conocer esta parte de la historia de su país".
"Esta parte de nuestra historia nos pertenece, nosotros la padecimos y la superamos, es nuestra, nos conforma y nos ha convertido en lo que somos y en lo que queremos ser: una sociedad formada por unos ciudadanos conscientes, sensibles y comprometidos con una democracia de calidad que impida la victoria de los falsos relatos, la banalización y la legitimación del terrorismo, la indignidad de las humillaciones a las víctimas, referencia mundial de nuestra convivencia", proseguía el Manifiesto.
Tras acentuar la bonhomía de Miguel Ángel Blanco, hombre libre, ciudadano valiente y español que se sentía orgulloso de ser vasco, personifica la fundación en él "los principios de la civilización y del Estado de derecho, de la decencia moral. Miguel Ángel Blasco se ha convertido en un héroe, a su pesar, en un símbolo de convivencia y unidad que representa lo mejor que hemos sabido construir socialmente como nación que lucha contra sus enemigos".
"ETA YA NO MATA, PERO SU LEGADO PERMANECE"
El Manifiesto contempla una proclama rotunda. "ETA ya no mata, pero su legado permanece. Su brazo político, EH Bildu, ha continuado la ideología de exclusión y odio a España por la que la banda mató, representa e integra a terroristas en sus listas electorales, no condena la violencia terrorista... legitima el terror de las calles del País Vasco y Navarra, y sigue defendiendo los objetivos políticos por los que se mató y se persiguió a muchos inocentes. Los testaferros de ETA tienen más poder político que nunca, porque el Gobierno de España ha pactado con ellos para mantenerse en el poder y esta situackón ética y políticamente insostenible es una anomalía democrática que revictimiza a las víctimas del terrorismo y que seguimos denunciando en coherencia con lo que vivimos hace 28 años: unidad y aislamiento de los violentos, Estado de Derecho y firmeza democrática".
Ha concluido, antes de proclamar que la memoria de Miguel Ángel Blanco nos ayuda a seguir luchando contra el olvido y la impunidad, asegurando que "respetar el Espíritu de Ermua, respetar a Miguel Ángel Blanco exige no claudicar ante la legitimación del terrorismo, ante su blanqueamiento, ante la impunidad que los terroristas y sus cómplices imponen día a día. Los asesinos de Miguel Ángel Blanco deben cumplir sus condenas sin atajos, sin alegalidades, por justicia".