¿Qué pueden hacer medio centenar largo de barbastrenses en Madrid? ¿Y en un lugar tan mágico para el baile de las palabras como el Café Bar de Gijón? La respuesta es infinita. En primer lugar, protagonizar una de esas tertulias que quedan para la posteridad de esas paredes que desprenden los efluvios del templo de los saberes que creó un tal Gumersindo, y que congregó a nuestro Santiago Ramón y Cajal, a Benito el garbancero Pérez Galdós, a Ramón María del Valle-Inclán y a tantos y tantos sabios que incluyeron a Fernando Fernán Gómez, que decidió instituir un premio con la inspiración intrínseca de su nombre.
Y así, no se sabe si con la bendición o el exorcismo (por aquello de ahuyentar cualquier mal demonio de tan egregia representación) previos del padre José Antonio Fortea, el Café Bar Gijón ha sido hoy tomado por barbastrenses que copan el mundo. Por las canciones hermosas del "joven" Antonio Latorre, las letras bellamente alineadas de Manuel Vilas, Inés Plana o Ildefonso García-Serena (que seguro ha expuesto la mejor campaña de publicidad para la ciudad del Vero, chiretas incluidas), por el Derecho de José Antonio Escudero o Manuel Ollé, la lectura en 20 minutos (o más) de Encarna Samitier o de Manolo Garrido, el impulso emprendedor de Enrique Sampériz o Quico Cancer, la rectitud de grandes directivos de empresas públicas y privadas, el exministro Luis Cosculluela, el reputado consultor económico en la Corte José Antonio Latre, los vinos del Somontano, y Domingo Armengol, Paco Vera y el elixir que siempre rejuvenece del gran artífice, David Lafuente.
¿Y cuál es la publicación que muestran entre manos, orgullosas y orgullosos, este 8-M barbastrense allí donde la escritura proviene de las musas que habitan en el Vero, el río de Barbastro que está donde cada uno de sus hijos reside? La revista Barbastro Ciudad Abierta, de la Asociación de Empresarios de Barbastro y que este equipo de EL DIARIO DE HUESCA ha horneado hasta convertirla en una identidad de todos.
Del Café Bar Gijón se dejaron seducir Ava Gardner, Orson Welles o Paco Umbral, pero tengo para mí que habrá sonado tan emocional la voz de Antonio Latorre como la de Sara Montiel con la letra de Alberto Cortez, y que se habrán escuchado frases para la eternidad. Es el grupo de barbastrenses en Madrid, en crecimiento sin fin. Barbastro tiene una cultura especial, y llega hasta los cielos de la creación. Hoy ha sido un gran día.