Luis Giménez Buesa, el alcalde sabiñaniguense que dibujó su lugar con precisión de delineante

Alcalde, diputado en las Cortes, presidente de la Agrupación Deportiva, en un sólo mandato consistorial dejó huella por su ambición para Sabiñánigo

06 de Marzo de 2023
Guardar
Luis Giménez Buesa.
Luis Giménez Buesa.

La hemeroteca es un indicador de actividad. Pero el conocimiento personal es el fiel de la balanza sobre un carácter, sobre una vida. Luis Giménez Buesa fue alcalde de Sabiñánigo, su localidad natal, de 1983 a 1987. Su peripecia política le condujo hasta las Cortes de Aragón como diputado, número 2 que fue como fiel escudero del 1, Juan Antonio Bolea Foradada. Y acabó dirigiendo la Agrupación Deportiva Sabiñánigo, hasta el punto que, de hecho, a partir de hoy será su sombra la que recorra el césped y las gradas comprobando que todo está correcto para el siguiente envite.

Luis Giménez condujo su propia vida con precisión de delineante, su profesión. Proyectista, se decía entonces para quien era responsable en la Empresa Española de Aluminio. Muy joven, en el ecuador de la treintena, dio un paso adelante y concurrió a las elecciones en 1979. Fue elegido concejal y teniente de alcalde en aquellos años en los que todo era aprendizaje, bajo el amparo por fin de una legislación democrática.

Las elecciones del 8 de mayo de 1983 le otorgaron la oportunidad de cumplir su sueño de Alcaldía bajo las siglas del Partido Aragonés Regionalista (PAR), previo paso por las negociaciones con aquel conglomerado denominado Coalición Popular (AP-PDP-UL, esto es, Fraga, Alzaga y Schwartz). Entre ambas formaciones, superaban la mayoría relativa de Antonio Calvo. Y ahí comenzó un mandato que no resultó sencillo. A la complejidad de un pueblo con más de medio centenar de núcleos, se sumaba la minoría de su partido en la Diputación, y Luis se enojaba con esa personalidad fuerte que le caracterizaba... pero seguía adelante.

La tenacidad era uno de sus baluartes. Inició el proceso de electrificación de la Guarguera con más reticencias que comprensión. Buscaba el camino del pragmatismo y no era el más aplaudido. Se fue al Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE) en busca de 140 millones que los técnicos habían estimado para poner luz a uno de los valles más hermosos y abandonados de la provincia. Consiguió de la Diputación de Carlos García y Antonio Calvo 3.850.000 pesetas, y a muchos de los pequeños pueblos la idea de los grupos electrógenos y la incipiente tecnología fotovoltaica no les seducía. Pero siguió en el empeño.

Negoció con Inespal la compra de los terrenos. Puso la primera y segunda y tercera piedra del recreo del colegio Blasco Vilatela, con 14 millones de pesetas. Era un centro sin espacio para el descanso. Y lo tuvo. Pugnó fuertemente por llevar una etapa de la Vuelta Ciclista a España de 1985, la DPH le replicó que no entraba en sus prioridades (quizás por eso Giménez Buesa manifestó sus reticencias ante la Diputación a que el Club Baloncesto Peñas fuera el soporte publicitario de la nueva campaña que vendría a llamarse Huesca La Magia) y fue la confluencia con un amigo, Luis Acín Boned (entonces regente del Balneario de Panticosa), la que permitió aquel sueño que pasaba por conseguir dos millones de pesetas. Disfrutó aquel 2 de mayo de 1985 con el espectáculo de dos actores de postín, Rosa Valenti y Eloy Arenas, en una plaza de Santa Ana de Sabiñánigo abarrotada.

El 10 de junio de 1987 fue una noche agridulce para Luis. La resaca electoral le arrebataba la Alcaldía que pasaba a manos de Antonio Calvo. Pero el escrutinio otorgaba al PAR y su eslogan "Ahora lo primero es Aragón" cinco diputados por la provincia de Huesca en un resultado histórico. No era moco de pavo aquel éxito. En cabezas de lista, personas de tal calibre como Paco Pina, Ricardo Oliván, Bernardo Baquedano, el mito que era Sixto Agudo, Francho Nagore con ese bebé que era UA-CHA (Unión Aragonesista-Chunta Aragonesista)...

Se encomendó a la tarea legislativa con valor y firmeza, con flexibilidad y mucho trabajo. Estaba orgulloso y lo exteriorizaba. Era hombre de fuerte temperamento y muy afable.

Su postrer desempeño constató su perspicacia para entender las etapas de la vida. Su amor por el deporte, particularmente por el fútbol y singularmente por el Sabiñánigo le llevó ocho años a la presidencia del club.Y ahí conoció a los cronistas deportivos, seguramente menos complejos pero no menos meritorios -al contrario- que los parlamentarios, porque la vida es más fácil que las conspiraciones y los pasillos. A cara descubierta, con el cielo como techo, Luis Giménez aprobó con matrícula una nueva era. Y luego, se retiró a sus cuarteles de invierno, con el respaldo de su esposa Dalia y sus hijos Juan Luis y Marian, sin olvidar el valor de la palabra colaborar. Hasta que la vida le ha marcado el camino de la eternidad. Hoy, su pueblo le despide en la Iglesia parroquial de Cristo Rey desde las 16:30 horas. Descanse en paz el alcalde, diputado, presidente y, sobre todo, sabiñaniguense Luis Giménez Buesa. Allí donde esté, han encontrado un buen delineante.

Suscríbete a Diario de Huesca
Suscríbete a Diario de Huesca
Apoya el periodismo independiente de tu provincia, suscríbete al Club del amigo militante