Miguel Ángel Blanco "nunca lo supo, pero gracias a él terminó ETA"

Iñaki Ortega, que era presidente de Nuevas Generaciones del PP en el País Vasco, afirma en el homenaje en Huesca que "fue asesinado porque quería un polideportivo para su ciudad".

10 de Julio de 2023
Homenaje a Miguel Ángel Blanco en Huesca

Iñaki Ortega, que era presidente de Nuevas Generaciones del PP en el País Vasco cuando Miguel Ángel Blanco fue asesinado, ha protagonizado el homenaje que se ha rendido al edil vasco en el 26 aniversario del crimen etarra que conmocionó como ningún otro a este país. "Fue asesinado porque quería un polideportivo para su ciudad", ha afirmado retrotrayéndose al comienzo de la actividad política de Blanco. Y ha concluido que él nunca lo supo "pero gracias a él terminó ETA". Ortega ha compartido parlamento en la Plaza de San Antonio con la alcaldesa de Huesca, Lorena Orduna, y la presidenta de Nuevas Generaciones en Huesca, Sonia Latre. Han acudido otras autoridades como el presidente de la DPH, Isaac Claver, el subdelegado del Gobierno, Carlos Campo, y la diputada Ana Alós.

La alcaldesa de Huesca, Lorena Orduna, ha afirmado en su alocución que el homenaje a Miguel Ángel Blanco honra a la ciudad y a la verdad. Ha remembrado aquellos días como "las jornadas de la infamia" por el azote del terrorismo y "no puede desvanecerse de nuestra memoria". Un día como hoy, hace 26 años, fue "una desgracia para la sociedad española y un error que no podemos permitirnos nunca más". "El terrorismo pone en juego la paz y la convivencia social y la ausencia de paz tuvo como consecuencia una pérdida de libertad".

"El homenaje a Miguel Ángel Blanco honra a la ciudad y a la verdad" (Lorena Orduna)

"Cientos de personas fueron asesinadas, acosadas y vilipendiadas por la amenaza terrorista de ETA". Y ha aludido al "mar de manos blancas que significó el fin del terrorismo en este país".

Era el turno en el horno que era la plaza de San Antonio para Iñaki Ortega, que ha recordado que estuvo en la misma facultad que Miguel Ángel Blanco, cuando el de Ermua estaba en Nuevas Generaciones que el propio Ortega presidía. Ha apelado a la voluntad de "cambiar las cosas" que movió a quien luego sería asesinado.

En su ejercicio de introspección para el discurso, interiorizó Ortega que 26 años son muchos, incluso hay jóvenes que no había nacido y otros no recuerdan dónde estaban. La mayoría sí. "Aquí, hoy, en Huesca, donde he venido encantado", ha querido decir a la gente que no conoció a Miguel Ángel Blanco que piensen en alguien de 29 años que conozcan. En su discurso profesoral. "Una persona así era Miguel Ángel Blanco, ni más ni menos que quienes tengáis en la cabeza, ni más ni menos. Un chico normal y corriente, que vivía en una ciudad muy pequeña, Ermua, un barrio dormitorio como los que hay en todas las grandes ciudades, en este caso cerca de Bilbao". Hijo de padres gallegos, él albañil, ella ama de casa, que fueron al País Vasco a construir una vida y tuvieron dos hijos, Mari Mar y Miguel Ángel, éste último el primero de la familia en tener una carrera. "Imaginaos el orgullo para Miguel y Chelo, sus padres".

Le gustaba además la música. Era batería y estaba en la verbena, en las bodas, el que amenizaba, el que conocía todo el pueblo. Le puso a trabajar su padre, pero encontró un trabajo en Éibar y tenía que ir en tren porque no tenía coche. "Se sentía muy de Ermua y le enfadaba mucho que no había polideportivo. Se enfadaba porque no podían jugar cuando llovía, y estaba empeñado en tener un polideportivo. Alguien, un colega mío, le dijo que por qué no te animas a presentarte para hacer un polideportivo. Y se presentó de concejal y salió de concejal".

Pero "hace 26 años había una banda terrorista que había empezado a matar cuando el régimen de Franca, pero cuando llegó la democracia siguieron matando. Y tenía un partido político, Herri Batasuna, que apoyaba, y una sociedad muerta de miedo que miraba para otro lado, y que cuando había un atentado intentaba que no se le relacionase con el asesinado no vaya a ser que él también cayese. Eso pasaba en julio del 97 en el País Vasco".

Ha rememorado también el largo secuestro de más de quinientos días de Ortega Lara. "Todos nos acordamos de la imagen de Ortega Lara saliendo del zulo del que le liberó la Guardia Civil. Era la viva imagen de las víctimas del nazismo de Auschwitz. Era un hombre demacrado". Estaba en la mente de los españoles, y entre ellos de Miguel Ángel.

Fue a comer a casa el 10 de julio de 1997, le dio un beso a su madre y bajó al tren. "Unos pistoleros le encañonaron con una pistola, le ataron las manos, le metieron en el capó de un coche, esposado, vendado, con una pistola aquí (Iñaki Ortega se señala la sien). Imaginaos qué le vino a la cabeza a Miguel Ángel Blanco: la imagen de Ortega Lara seguramente". Le tuvieron 48 horas sin agua, sin luz "y no sabiendo qué iba a ser de su vida. Al cabo de 48 horas, esos señores que tienen nombre y apellidos, Javier García Gaztelu alias "Txapote", le sacaron, le tiraron en un terraplén y vaciaron un cargador y mataron a un chico de 29 años. Fin de la historia. Eso fue Miguel Ángel Blanco, el que podía haber sido nuestro vecino, nuestro hijo, nuestro compañero, el que está en esa terraza... fue asesinado porque quería un polideportivo para su ciudad".

"Eso fue Miguel Ángel Blanco, el que podía haber sido nuestro vecino, nuestro hijo, nuestro compañero, el que está en esa terraza... fue asesinado porque quería un polideportivo para su ciudad"

En un tono comedido, ha añadido Iñaki Ortega el contraste entre la tragedia que se avecinaba y el cinismo de los etarras y proetarras. "El señor Arnaldo Otegui, que entonces y hoy era el líder de Batasuna y hoy de Bildu, recuerda y lo dice que él estaba disfrutando de un día soberbio del Cantábrico en la playa, de una brisa muy agradable y un día soleado. No puede olvidarse que un chico de 29 años estaba pasando las peores horas de su vida mientras otros se jactaban de estar disfrutando de la brisa del Cantábrico. Eso no puede dejar de recordarse".

Miguel Ángel Blanco, ha agregado, no podía saber qué pasaba en esas 48 años. Y lo que sucedió es que "en el País Vasco se perdió el miedo. En el resto de España no había miedo, pero había un hartazgo. Los españoles estaban hartos de esa situación, porque además las víctimas en muchas ocasiones eran del resto de España, porque eran policías, o guardias civiles que iban a trabajar allí. Pero en el País Vasco el secuestro de Miguel Ángel Blanco hizo despertar a mucha gente y nació el Espíritu de Ermua", que consistió en que "la gente se presentó en las sedes de Herri Batasuna para decir: sois unos asesinos, liberad a este chico. Y ahí acabó ETA, cuando se perdió el miedo por parte de los vascos. Nunca hubiera acabado ETA si los vascos hubieran seguido mirando para otro lado. Nunca hubiera acabado ETA si la Policía o la Guardia Civil con el presidente José María Aznar y el ministro Jaime Mayor Oreja no hubieran decidido emprender una estrategia de luchar contra la financiación de ETA, contra el partido que le apoyaba, ilegalizándolo, llegando a acuerdos con Francia y Estados Unidos para acabar con las fuentes de financiación".

"Ahí acabó ETA, Miguel Ángel nunca lo supo", ha proseguido lacónico Iñaki Ortega. "Estaba esposado, a oscuras, muerto de miedo en un sótano. Pero gracias a él terminó ETA".

El que fuera presidente de Nuevas Generaciones del PP ha reclamado que no olvidemos nunca quién fue Miguel Ángel Blanco, para que no vuelva a haber más. "Porque la semilla del odio sigue ahí, porque señores, por citarles de alguna manera, condenados por ETA han estado en las listas de Bildu, porque Bildu ha pactado una norma de memoria histórica que quiere decirnos cómo recordar la historia. No puede ser, no puede ser que los señores que condenaron a Miguel Ángel Blanco nos digan cómo recordar la historia".

"No puede ser que los señores que condenaron a Miguel Ángel Blanco nos digan cómo recordar la historia"

Ha retornado al relato del momento crítico para aportar un nuevo dato. En la estación de tren de Eibar que cogía todos los días, había un taller de coches "que lo gestionaba un tipo que se llamaba Ibón Muñoa, que era concejal de Bildu, de Batasuna, en Éibar. Y todos los días veía a este chaval: ¿este del PP que hace aquí en Eibar viniendo todos los días? Es concejal de Ermua. ¿Qué hace aquí? Que trabaja aquí. Un día, otro día, otro día. Y a Ibón Muñoa se le ocurrió: voy a decirle a mis jefes que viene aquí todos los días a la misma hora el chaval de Ermua. Se lo dijo a sus jefes. Y sus jefes, seguramente dirigentes de ETA viviendo cómodamente en el País Vasco-Francés", dijeron "parece una víctima fácil. Y avisaron a un terrorista que estaba por la zona, Javier García Gaztelu, hoy muy conocido por Txapote, un sanguinario terrorista. Recogió la orden que le habían dado y decidió acercarse a Miguel Ángel Blanco, esposarle, ponerle una venda, meterle en el maletero de un coche, encerrarle y descerrajar su pistola en ese terraplén. Eso pasó no por casualidad, sino porque hay un señor que era concejal de un partido político que hoy nos dice cómo tenemos que recordar la historia de este país". 

Y los que estaban en ese partido político apoyando a ETA y estaban "celebrando literalmente" que habían matado a Miguel Ángel Blanco, "hoy son parte de la gobernabilidad del país. No lo olvidemos, porque un país, una ciudad, un pueblo que olvida está condenado a vivir los mismos hechos"

EL MANIFIESTO CON EL SELLO DE SAVATER

Sonia Latre, presidenta de Nuevas Generaciones del PP en Huesca, ha leído el manifiesto de la Fundación Miguel Ángel Blanco en este vigesimosexto aniversario, que comienza enumerando una expresión de la Eneida de Virgilio: “Ningún día os borrará de la Memoria del tiempo”. En el Museo del 11-S de Nueva York está rodeada de 2.983 cartulinas azules, una por cada víctima mortal de los ataques terroristas que sufrió Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001.

Aquel atentado "cambió la historia, la percepción que el mundo tenía sobre el terrorismo", pero España arrastraba ya un largo historial: "1.451 víctimas mortales, cerca de 5.000 heridos, 167 secuestros terroristas, decenas de miles de extorsionados, exiliados y una dimensión de la amenaza que ha condicionado nuestra historia reciente durante cinco décadas. La organización terrorista ETA ha sido el principal causante de este mal absoluto, injustificable y totalitario, desde la primera víctima hasta la última. Todas las víctimas del terrorismo son héroes de la democracia porque su asesinato fue injusto. Lo que une a las víctimas no es su propia historia personal o lo que opinaban. Lo que une a todas las víctimas del terrorismo es la voluntad fanática de sus asesinos de perturbar la convivencia para obtener el poder a través de la intimidación y el asesinato".

Por su inocencia y por su condición de seres humanos, constituye "un deber moral y político rendirles homenaje, reconocer su valía y defender su significación social. La democracia española se ha asentado paralelamente a la ofensiva terrorista, en especial la de ETA, y las víctimas han tenido un comportamiento ejemplar, han parado la espiral de la violencia y del odio y han contribuido destacadamente a cimentar el Estado de derecho que disfrutamos. Olvidar o manipular esta historia, minusvalorar, relativizar o blanquear el terrorismo es pervertir la esencia de la democracia constitucional que nos ampara y representa como ciudadanos". Es humillar y revictimizar a las propias víctimas y adulterar el marco de convivencia que hemos construido, ha proseguido la también edil de Juventud en Huesca.

"Miguel Ángel Blanco, un hombre joven, una persona de bien, un ciudadano comprometido, fue torturado durante 48 horas y asesinado por ETA, a pesar de los millones de españoles que exigimos su liberación sin condiciones. Miguel Ángel Blanco se ha convertido en un símbolo de Libertad y Concordia frente a la barbarie". De ahí estas concentraciones en calles y plazas de España para evitar el "olvido interesado, frente al desistimiento, frente a la distorsión de su historia como estrategia para la consecución de objetivos ilegítimos. Es una anomalía democrática que partidos que legitiman a ETA en sus fines y medios, que no la condenan, que llevan terroristas con delitos de sangre en sus listas electorales, que no han realizado la más mínima autocrítica, hayan sido decisivos en la gobernabilidad de España", sostiene el manifiesto.

"Es inmoral el poder político que se les ha regalado a aquellos que todavía hoy no reprueban el crimen de Miguel Ángel Blanco y de todas las víctimas del terrorismo. Esto ha ocurrido porque la línea divisoria que se trazó con Miguel Ángel Blanco entre demócratas y ETA se ha difuminado, porque no se ha exigido a su entorno político una regeneración moral por su responsabilidad de complicidad terrorista, porque se ha cedido a sus pretensiones de escribir la historia del terrorismo, porque se ha trasladado a los asesinos de Miguel Ángel Blanco al País Vasco sin la exigencia de arrepentimiento. Este es el balance de una legislatura que será recordada como infame para la dignidad de la Memoria de Miguel Ángel Blanco", agrega el manifiesto con rotuniddad.

De ahí que el documento reclame al gobierno que emanará de las urnas que se pronunciarán el 23 de julio que "la dignidad de las víctimas del terrorismo sea una prioridad, que se legisle para evitar más humillaciones, que no se pacte con los que no condenan el asesinato de Miguel Ángel Blanco ni ningún otro". Porque, en puridad, "defender la Memoria de Miguel Ángel Blanco contra el olvido es defender el Estado de derecho, propugnar la centralidad de las víctimas del terrorismo, reconocer nuestra pluralidad, cuidar nuestros acuerdos de convivencia libre y democrática en donde no deben tener cabida las ideologías legitimadoras de la violencia terrorista, por respeto a nosotros mismos y al orden constitucional".

"Y el crimen de la Mafia (o de ETA, que es lo que más se parece a la Mafia) no es nunca un gesto individual sino la culminación de un proyecto colectivo" (Fernando Savater)

El gran filósofo Fernando Savater ha escrito para la Fundación Miguel Ángel Blanco que “el terrorismo es un oficio práctico que uno puede dejar de practicar cuando las circunstancias lo aconsejen o logre los objetivos que antes persiguió con la violencia por medios menos arriesgados. Pero haber matado a un semejante no es una tarea circunstancial que un día se ejerce y a la semana siguiente se abandona como cambiarse de traje: ser asesino te marca para siempre, te convierte en un ser humano distinto. El terrorismo puede dejarse atrás, incluso pretender olvidarse: pero el crimen siempre te acompaña, está a tu lado como el primer día. Y el crimen de la Mafia (o de ETA, que es lo que más se parece a la Mafia) no es nunca un gesto individual sino la culminación de un proyecto colectivo: asesino el ejecutor, pero también quien ordenó el crimen, quien informó de las costumbres de la víctima, quien ayudó a cometer la fechoría o encubrió al ejecutor. No apelo exclusivamente a las víctimas individuales sino a los españoles, porque la gran víctima de los asesinos de ETA fue y sigue siendo la España democrática. Y los asesinos, fuera cual fuese la fecha de su fechoría, no tienen derecho a querer ahora rentabilizar democráticamente el botín de su crimen”.

""Porque no podemos ni queremos olvidar, Miguel Ángel Blanco es nuestro referente y es nuestro deber transmitir a los jóvenes su historia, que es parte fundamental de la historia de la España democrática", concluye el manifiesto..

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