El Ayuntamiento de El Pueyo de Araguás ha concluido los trabajos de pavimentación de las calles de El Soto, uno de los núcleos antiguos de más próximos a Aínsa–Sobrarbe. “Estar a tan solo 3 kilómetros de la cabecera comarcal atrae turistas durante todo el año, es una zona muy transitada por senderistas, ciclistas, cazadores y buscadores de setas. Era necesaria esta actuación”.
Sergio Pueyo, alcalde, explica que, además de la pavimentación de todas las calles, también se ha creado un nuevo aparcamiento para vehículos, “para los visitantes, pero también para los vecinos de El Soto y de todo el municipio”.
Las obras, financiadas por la Diputación Provincial de Huesca a través del Plan de Obras y Servicios de 2024, han supuesto una inversión superior a 60.600 euros. “De cara a 2026, tenemos planificado algo similar en San Lorién”, a 7 kilómetros de El Pueyo de Araguás.
“Cada año llevamos a cabo actuaciones en un núcleo de población, bien con recursos propios o bien con la ayuda de otras instituciones. Nuestro propósito es que nuestros vecinos, vivan donde vivan, disfruten de sus poblaciones y del entorno y quieran seguir desarrollando aquí sus proyectos vitales”, asegura el primer edil.
Afirma que “la depuración de aguas es algo esencial en pleno siglo XXI, todavía tenemos problemas de abastecimiento en algunos pueblos del municipio y estamos trabajando para solucionarlos para favorecer el asentamiento de población. Llevamos ya más de dos años y medio con la depuradora de El Pueyo funcionando, fue una de las primeras en construirse en todo el Pirineo aragonés, y estamos trabajando en la de Torrelisa con el objetivo de que el próximo año esté ya a pleno rendimiento. Además, tenemos ya proyectadas las depuradoras de Oncins y de Los Molinos, ambas en fase de proyecto. Esperamos comenzar estas obras en 2026”.
Precisamente en Oncins, muy próximo al Monasterio de San Victorián, el consistorio concluyó el pasado mes de febrero las obras de construcción de un gran depósito de agua potable, con una capacidad de 300.000 litros de agua, para garantizar el abastecimiento a este núcleo de población y también la disponibilidad de los caudales contra incendios, ya que se ubica en una zona de alta montaña con formaciones boscosas de encina, roble y quejigo que ya sufrió un fuego voraz de grandes dimensiones en julio de 2024 que arrasó más de 150 hectáreas.