Okupas en el edificio en ruinas del Wilson en Huesca, una inquietud para los vecinos

La incertidumbre por la seguridad se suma a problemas de salubridad, entre ellos la música altísima, los malos olores y la cantidad de moscas que se aglutinan en el entorno

20 de Junio de 2023
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Edificio en la calle San Orencio
Edificio en la calle San Orencio

Los vecinos de la calle San Orencio están progresivamente hastiados de una incómoda e incluso peligrosa situación que acaece en el edificio del antiguo Bar Wilson, en este momento habitado por okupas que provocan severos problemas de salubridad y de seguridad en una construcción que los antiguos explotadores del establecimiento hostelero hubieron de abandonar ante el requerimiento consistorial por el estado de riesgo de ruina.

Al pasar esta misma tarde por la calle, se aprecia que los pisos de la primera y segunda planta están habitados, con una tenue luz que, según afirman los vecinos, está enganchada a alguno de los edificios próximos.

Los problemas que se suceden desde hace tres o cuatro meses responden a distintas tipologías. Uno de ellos, afirman desde comercios próximos, es que la música está recurrentemente a rebosar de decibelios. Otra, los malos olores. ""El árbol que hay enfrente misteriosamente ahora es una nube de moscas".

No conocen a ciencia exacta el número de "okupas", pero desde luego supera la decena y entre ellos se encuentran bebés. La pregunta que sucede al análisis de la situación es: "¿Quién será el responsable si el edificio se viene abajo y ocurre una desgracia?" Rememoran el desplome de un bloque en Teruel y afirman que las autoridades han sido "sobradamente conocedoras de la situación y allí siguen".

De hecho, la policía se ha personado en varias ocasiones a requerir la documentación a los ocupantes y, sin embargo, "nada ha cambiado". "No se puede mirar para otro lado, ¿o es que realmente el edificio no amenazaba ruina y fue un pretexto para cerrar el bar y algo más?".

Los propietarios del local del antiguo Wilson también expresan su extrañeza. "Hubieron de irse del bar porque afirmaban que la casa no reunía las condiciones de seguridad". Tienen además otros dos locales aledaños a los que no afecta la precariedad más allá de la proximidad. Han gastado buenas cantidades en tiempos en asegurar elementos de la estructura, por ejemplo el tejado. Hace unos años, la casa fue vendida a una promotora que en este momento está en proceso concursal.

Las multas se han repetido pero la realidad no ha hecho sino empeorar. En el vecindario cunde la incertidumbre. Y el malestar por los olores y unas condiciones inadecuadas. Reclaman soluciones en un asunto que atañe a las administraciones.

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