Ha ocurrido en el salón de actos municipal de la población de Poleñino. Junto a La Casa Launa, que durante la Guerra Española de 1936, se ha convertido en un hospital para las Brigadas Internacionales destinadas en el frente de Huesca.
Este hospital ha acogido a soldados, médicos y enfermeras. Médicos como Gonzalo Aguiló, cirujano mallorquín, ha sido nombrado jefe de los hospitales de campaña primero en Grañén y luego en Poleñino por la Unidad Británica de Ayuda Médica (SMAC), en 1937. Enfermeras como Susannah Sutor, voluntaria escocesa-estadounidense. Se han casado ambos tras la guerra y han tenido descendencia.
Tras quedarse embarazada, Susannah ha regresado a Reino Unido y, debido al inicio de la II Guerra Mundial, han estado separados hasta los años 50, cuando se han reunido con su hija y se han establecido en Palma de Mallorca, donde Gonzalo ha seguido ejerciendo hasta su muerte en 1980.
Pero no es así como nos lo han contado hoy. El de hoy ha sido un relato emocional en un ambiente de escasez de vendas, de abundancia de heridos, de inexistencia de luz eléctrica y turnos de trabajo interminables, salpicados de momentos de relax.
En ese salón que hemos citado antes ha estado la hija de ambos, una mujer ya mayor que ha transmitido la emoción de hacer un viaje juvenil a Mallorca, conocer de una manera casi fortuita al que ha sido su desconocido padre y la montaña rusa de emociones que se han suscitado desde ese momento. Junto a ella, y cerrando una estrecha piña familiar, han estado los nietos de ambos; y también los bisnietos.
A lo largo de una hora, se han sucedido confidencias, pequeños secretos y anécdotas felices que han terminado cuando la alcaldesa de la localidad, Ester Artieda, ha acompañado al bisnieto de Gonzalo y Susannah a descubrir el panel exterior que ha recogido la historia de este hospital.
Todo ello en presencia del resto de la familia y del artista/herrero Raúl Sanz, actualmente propietario del edificio que ha sido hospital. La jornada ha terminado con el descubrimiento de un motivo ornamental en la pared del patio exterior. Un recorte de una sabina sobre las que se han leído líneas de "Somos", el canto de Labordeta. Han sido obra de Raúl, zaragozano y especialista en la forja, que se ha establecido en Poleñino desde 1995.