La vida de las ciudades está llena de paradojas. De calles, como la de Joaquín Costa de Barbastro, que en sus tiempos albergó comercios y hoy, si acaso, predominan los locales cerrados, dispuestos para un casi imposible interés. Una vía que vino a llamarse "de Monzón" en el callejero popular, y que hoy no querría asumir para su cuadro de honor en el exterior la vecina ciudad monzonera.
Otro de los contrasentidos es el de los solares. Se supone que la disponibilidad de estos espacios ufanos debiera valer como oportunidad para que alguien lo asumiera con el objetivo de edificar, sea con finalidades residenciales, sea comerciales, de ocio o cualquier otro objetivos. Y, sin embargo, se convierten en la ocasión propicia para que las conductas incívicas se apoderen del escenario.
Basta con una patadita en las débiles chapas, o se revientan los candados, se abre la puerta y, a partir de entonces, se convierte en un vertedero de lo más mono. Acá los sofás, que como es sabido sirven para dormir o para solaz de parejas, tríos o de pandillas que a hurtadillas perpetran acciones muy poco edificantes (sí, procede de edificar). Acullá esas bolsas que nada bueno contienen, porque si fuera algo bueno no estarían ni en la bolsa ni a la intemperie, al alcance de cualquiera.

Es de suponer, claro está, que los municipios dictan ordenanzas de solares para que no se conviertan, precisamente, en estercoleros los espacios urbanos que sean propiedad consistorial o también privada (como es al parecer el caso, aunque el propietario exhibe poco interés), y es que estos paisajes urbanos no hacen sino espantar la urbanidad, la tranquilidad y hasta el turismo. Así que convendría que el Ayuntamiento se pusiera manos a la obra para despejar o sellar para que queden fuera de la vista de todos estos "bodegones" que nadie quiere pintar ni ver ni en pintura. Para eso ya está el bonito arte monumental de David Gatta. Que de todo hay en la viña del Señor... de Barbastro.
P.D.: Estas escenas se ven en otras ciudades, pero la generalización no exonera de la responsabilidad de subsanar estos defectos urbanos. Allí donde encontremos similares basureros, caerá la denuncia ciudadana.