A esas horas, como en el viejo e infortunado relato, abatidos y derrotados buena parte de los pasajeros, se habían quedado de la treintena que esperaban que el tren llegara a las 20:45 en un equipo de fútbol, 11, el resto había buscado acomodo en Zaragoza hastiado de una mezcla de enfados, entere la impuntualidad y la falta de información por la marcha del Regional Madrid Chamartín-Lérida. Unos iban a parar en Tardienta, otros en Grañén, otros en Monzón...
Era la medianoche y por esas rigideces que normalmente se denominan procesos, la Estación de Goya hizo "cloc" y las luces se fueron. Y quedaron a oscuras. Podrían haber grabado un thriller con sus móviles.
Nadie había previsto que en el cambio de calendario todavía estuvieran quienes tendrían que haber partido tres horas y cuarto antes, 195 minutos de vellón. Los regionales, que son los primos pobres del AVE, no tienen derecho a sustitución, por lo que se ve, y por supuesto estos ciudadanos ferroviarios de segunda ni siquiera fueron contemplados para la posibilidad de habilitar un autobús.
A esas alturas, uno de los viajeros, Raúl, el movilizador de la Plataforma Monegros No Pierdas Tu Tren, ratificaba sus convicciones: "Es la manera que tiene Renfe de cargarse un servicio, lograr que la gente lo aborrezca".
Poco después de las 0:50, arranca el tren desde la Estación Goya de Zaragoza, con un panel que ponía "tren sin parada". La creencia de los pasajeros de que se trata de un error, uno más en una cadena tras la avería en Arcos de Jalón, esta vez sí se cumple. Y También en la hora de llegada a Grañén: cuatro horas justas de retraso. A eso se le llama precisión en el desastre. Con dos...