La reorganización del servicio de Enfermería del Hospital San Jorge de Huesca ha provocado preocupación entre parte del personal sanitario, que ha calificado la medida de “descabellada” por considerar que podría afectar a la atención y a las condiciones de trabajo en el servicio de Urgencias.
Frente a estas críticas, el Gobierno de Aragón ha defendido que la decisión responde a criterios técnicos, de eficiencia y de equidad, y que no supone reducción de plantilla. Según han explicado fuentes del Departamento de Sanidad, la medida busca redistribuir de forma compensada a los profesionales entre las distintas unidades para garantizar una atención de calidad y una organización más equilibrada.
Sanidad recuerda que, durante la emergencia sanitaria por covid-19, el Hospital San Jorge reforzó de forma excepcional el servicio de Urgencias, duplicando zonas de atención y contratando siete binomios adicionales de Enfermería y TCAE, lo que supuso la incorporación de catorce profesionales más. Así, la dotación pasó de 21 a 28 enfermeras y de 15 a 22 TCAE exclusivamente en Urgencias.
Finalizada la fase crítica de la pandemia, la consejería explica que se ha considerado necesario equilibrar las cargas laborales entre las distintas unidades hospitalarias. En este marco, tres binomios -seis profesionales- se trasladan a áreas con mayor presión asistencial, como la planta 4ª (ingresos quirúrgicos) y la planta 6ª (especialidades médicas como Oncología y Hematología).
Desde Sanidad subrayan que el servicio de Urgencias mantiene una dotación reforzada, con 25 enfermeras y 19 TCAE, una plantilla superior a la etapa pre-covid.
El Gobierno autonómico destaca también que el hospital dispone de un sistema interno de movilización temporal de profesionales, conocido como pull de Enfermería, que permite adaptar los recursos humanos a las necesidades reales de cada unidad, garantizando la continuidad asistencial. Este modelo, añaden, ofrece flexibilidad para cubrir bajas imprevistas o picos de trabajo sin afectar a la calidad del servicio.
Según el Departamento de Sanidad, la reorganización se ha diseñado tras un estudio detallado de las cargas laborales, teniendo en cuenta el número de asistencias, ingresos, ocupación hospitalaria, horarios de mayor presión y complejidad de los procesos. Además, se han mantenido reuniones con los representantes sindicales, que -según el Gobierno- han coincidido en la necesidad de corregir desigualdades en la asunción de cargas laborales entre unidades.