Sallent de Gállego proclama que hoy también le faltan Irene Fernández y José Ángel de Jesús, asesinados por ETA

Guardia Civil, autoridades y vecinos rinden tributo 22 años después del brutal atentado

20 de Agosto de 2022
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Acto solemne en Sallent de Gállego en recuerdo de Irene Fernández y José Ángel de Jesús, asesinados por ETA el 20 de mayo de 2000
Acto solemne en Sallent de Gállego en recuerdo de Irene Fernández y José Ángel de Jesús, asesinados por ETA el 20 de mayo de 2000

Da igual cuando leas esto. Desde la madrugada del 20 de agosto de 2000, Sallent de Gállego, la provincia de Huesca y España tienen que proclamar cada día que José Ángel de Jesús Encinas e Irene Fernández Perera han sido arrebatados por ETA a todo un país. A toda humanidad. No es preciso gritar. Con un susurro, es suficiente para ganar la causa. La de la Dignidad. La de la Justicia. La de la Memoria. Cada 20 de agosto ha de ser un reclamo frente al olvido, frente a la indignidad, frente a la injusticia. Frente al abandono de la responsabilidad y de la ética que representa el padecimiento, todavía hoy, de prácticas de intimidación, de violencia (para practicarla no hace falta una pistola) y de inequidad. Por definición, el terrorismo explosiona la balanza, porque los verdugos saldrán tarde o temprano a recibir homenajes de sus execrables conmilitones y las víctimas habrán de conformarse con segregar en silencio lágrimas de cariño hacia el cielo y hacia la sepultura. Ahí radica el desequilibrio.

Y, sin embargo, el ritual es parte de la obligación moral que albergamos todos en nuestro zurrón de una existencia recta. Por eso hoy don Julián Ruiz Martorell ha oficiado una misa en la Iglesia de la Asunción de Sallent, y por eso después ha pronunciado un responso junto al monolito de la plaza Valle de Tena, allí donde una bomba-lapa segó las vidas de los jóvenes guardias civiles. También en cumplimiento del deber adecuadamente asumido, acuden prestos los mandos de la Guardia Civil, el general de División Carlos Crespo, el coronel Ramón Gallego y el teniente coronel Francisco Pulido. Y, junto a ellos, apesadumbrados, "los polillas" que fueron de los colegios de la Benemérita y que remembraban a José Ángel por su misma condición. Y no han faltado las autoridades civiles encabezadas por el alcalde, Jesús Gericó. Pero, con todo, con la importancia de la presencia de todos ellos, los imprescindibles han sido los familiares llegados desde Talavera de la Reina y desde Asturias, porque ellos son los que cada mañana se levantan con la inequívoca obligación de llorar y honrar a sus hijos, a sus hermanos, a sus tíos. A ese par de valientes servidores del país que, involuntariamente, se convirtieron en nuestros referentes, en nuestra conciencia frente a la maldad y frente al crimen.

Hoy, en Sallent de Gállego, se ha oficiado una misa de aniversario y se ha rendido un homenaje. Y han sido únicos, porque cada 20 de agosto Irene Fernández Perera y José Ángel de Jesús Encinas fallecen en el cumplimiento de su deber por la bomba asesina de ETA. Y, con estas dos víctimas que son nuestras, proyectamos hacia el futuro la memoria para que se entienda que ETA ha estado y cada día está aquí, en la plaza Valle de Tena. En Sallent de Gállego, donde los vecinos no pueden evitar verse sobrecogidos cada vez que un estruendo les guía en la máquina del tiempo a aquella madrugada fatal, triste, oscura, infausta para la Humanidad. Aquella mañana en la que hubimos de recomponernos para gritar, alto y claro, que no seríamos vencidos. Aunque el tributo fueran las vidas de dos jóvenes que, hoy, deberían haber estado haciendo guardia por los parajes del valle. Por ellos, y por tantos, el deseo de que descansen en paz y el anhelo de que se esclarezcan los más de 360 asesinatos todavía sin enjuiciar. Hasta entonces, el alma de este país no debe reposar.

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