Es conocido como "El tenor de la Policía Nacional", y es que de hecho se ha prodigado en ceremonias del cuerpo y de otras fuerzas de Seguridad con su prodigioso conjunto vocal. Popularmente, es también reconocible por ser finalista del programa La Voz, el único en su historia del género lírico en alcanzar el último programa. Es Ángel Cortés y esta tarde, desde las 20 horas, va a participar en el Homenaje a las Víctimas del Terrorismo en la plaza de San Antonio de Huesca a partir de las 20:00 horas, con dos piezas que van a sumar simbolismo al tributo de la Justicia, la Memoria y la Dignidad.
Ángel Cortés, zaragozano, rinde sus servicios en la Jefatura Superior de Policía de Aragón. Siempre se ha inclinado por lo vocacional y el uniforme azul era uno de sus sueños. Como lo fue entonar. "Aunque suene a tópico, canto desde que tengo uso de razón". De hecho, inició sus estudios de canto y acabó entrando en una compañía de zarzuela. Cita a su instructor y mentor, el tenor Pedro Lavirgen, que le llevó a Madrid.
El intérprete se siente afortunado al poder combinar sus dos pasiones. "Para dedicarte en exclusiva a la música has de estar tocado por la varita. Pero yo he encontrado en la pasión por ser policía la posibilidad de aplicarme también como tenor". Ha prestado servicios policiales en Logroño, Cornellá, Calatayud y Zaragoza. En el plano musical, a la hora de definir la especialidad, el color y la tesitura de voz, afirma que "soy tenor lírico o lírico ligero. Si hubiera que buscar una referencia, sería del repertorio de Alfredo Kraus".

Esta tarde, ante el Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Huesca, llenará con su portentosa voz la plaza con Ständchen (de El Canto de los Cisnes) y el Ave María, ambos de Schubert. Su faceta de Policía Nacional le ha propiciado la oportunidad de entregar su gran cualidad a buenas causas. "Llevo desde 2011 cantando en actos oficiales y por eso se me conoce como 'el tenor de la Policía Nacional'. Algunos de los actos tienen una gran emotividad". Rememora sus actuaciones en el Funeral de Estado en Madrid por los fallecidos en la embajada de Kabul, y también otro reciente por el compañero fallecido al intermediar en una riña vecinal en Andújar (Jaén).
Su trayectoria, con casi dos décadas de interpretaciones, es imponente. Ha actuado en el Auiditorio Nacional de Madrid y en el de Zaragoza. En 2019 fue finalista en La Voz, "el primer cantante lírico en una final y el más votado de todos los concursantes". De hecho, fue uno de los cantantes del gran concierto en el Wizink Center dentro del espacio televisivo. Y en su baúl de recuerdos nombra a Montserrat Caballé, que lo escogió para acompañarle en sus compromisos en Zaragoza en 2011 y 2012. Palabras mayores.

LA DIFÍCIL TAREA DE DOMINAR LA EMOCIÓN
Acostumbrado a ceremonias con una alta carga emotiva, es consciente de que no resulta difícil dejarse contagiar por las sensaciones generales y sufrir la dificultad para sostener el chorro de voz. "Sí que se puede quebrar la voz. Somos personas y estamos sometidos a las emociones. Ahí tiras de experiencia, profesionalidad y sangre fría. Si se puede, hay que abstraerse de la situación. Si la emoción se apodera, que puede quebrar la voz".
Su ecuación para evitar que la interpretación se vea afectada es "tirar de concentración y de técnica vocal, para recomponerse y que todo funcione correctamente. Eso lleva trabajo previo, pero pienso en que tenemos que actuar con toda la dignidad y respeto, para intentar evitar que se apodere la emoción una". Es la carga de la responsabilidad con el uniforme, el que esta tarde del 27 de junio, Día Mundial de las Víctimas del Terrorismo, lucirá en la plaza de San Antonio de Huesca.