Un nuevo récord en el rosario de retrasos del AVE Sevilla-Madrid-Huesca, y es que los viajeros que completaban todo el recorrido han llegado a la capital oscense a la 1:30, más de cuatro horas de retraso... y en taxi. En este caso, desde la capital de España, hubo dos tratamientos de la situación: los que hacían solo el Madrid-Huesca salieron en hora y los que venían de Sevilla fueron realojados en otra unidad.
Como si Murphy se hubiera apoderado de la línea, la sucesión de contratiempos convirtió el viaje en surrealismo puro. El trayecto de Sevilla-Madrid, que durante quince horas estuvo cortado hasta recuperar la normalidad (que en plenitud sólo se consiguió horas después en la recomposición de los servicios), ya arribó en la estación Atocha-Almudena Grandes con mucho retraso. Allí, los usuarios hubieron de cambiar de AVE por indicación de la tripulación para incorporarse a otro que hacía el recorrido hasta Zaragoza.
En este caso -el habitual Madrid-Huesca llegó con normalidad- el retraso acumulado motivó, según explican a nuestro diario varios viajeros, que no se parara en Guadalajara ni en Calatayud para ganar tiempo, con lo cual los que iban a detenerse en las ciudades manchega y bilbilitana llegaron hasta Zaragoza, a una hora muy tardía. De ahí fueron conducidos en medios alternativos hasta sus lugares de destino o, en caso de que lo prefirieran, se les ofreció hotel. Marcha atrás.
En la Estación de Delicias, los pasajeros con destino Huesca desde Sevilla fueron instalados en taxis que han llegado a Huesca en torno a la 1:30 horas -dependiendo de la velocidad del taxista, claro-. Cuatro horas. Plusmarca.
Una incidencia que añadir en la sucesión de demoras de la conexión Sevilla-Madrid-Huesca cuyas causas fluctúan entre las averías en las unidades y los problemas en la infraestructura, competencias respectivamente de Renfe y Adif.
Desde Renfe, que justo es reconocer que siempre da la cara en las explicaciones, se lamenta "esta situación. Nuestra prioridad es la comodidad, el bienestar y la puntualidad para los viajeros, aunque no siempre lo podamos conseguir, por lo que pedimos disculpas por las incidencias".
Una situación que suscita una desconfianza evidente en los clientes (ya son muchos, de hecho, los que van en coche hasta Zaragoza para luego tomar la conexión a Madrid) y un enojo en las instituciones que han pedido reiteradamente explicaciones a la compañía operadora de los trenes y al Gobierno de la Nación, de momento con suerte adversa. Buenas palabras, interlocutores de cuadros medios y falta de soluciones ante la obvia obsolescencia de unidades y de infraestructuras.