Condenados por la agresión a la Guardia Civil en Chía mientras la acusación estudia recurrir

La sentencia estima probado un delito leve de daños y otro de resistencia, respectivamente

DH
26 de Septiembre de 2023
Desperfectos en el coche de la Guardia Civil.

El Juzgado de lo Penal Número Uno de Huesca ha emitido sentencia condenatoria contra los dos jóvenes que, en las fiestas mayores de Chía del pasado año, arrojaron una pedrada contra un vehículo de la guardia civil y después agredieron a los agentes beneméritos. 

A uno de ellos le impone 400 euros de multa por un delito leve de daños y al segundo, 1.800 por resistecia a la autoridad. Ambos deberán asumir también las costas procesales.

Jorge Piedrafita, abogado de la acusación particular en nombre de los agentes beneméritos, ha mostrado su satisfacción porque del trabajo de la acusación "se ha dado por plenamente probado que los jóvenes lanzaron la piedra de enormes dimensiones contra el vehículo policial y agredieron posteriormente a los agentes cuando les intentaron identificar por su ilícita conducta". 

Piedrafita, abogado de Independientes de la Guardia Civil (IGC), no obstante, considera que la condena "es insuficiente en base a los hechos probados". 

Por ello se estudiará recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Huesca para incrementar la condena tanto en extensión como en la inclusión del delito de atentado "y que tenga un verdadero efecto disuasivo".

"Para evitar que parezca que existe patente de corso en las continuas agresiones a los agentes policiales y salga gratis agredir a los servidores públicos que velan por la seguridad de la ciudadanía", ha añadido.

La sentencia considera probado que, sobre las 3:50 del 29 de mayo de 2022, en la localidad de Chía, uno de los acusados lanzó una piedra de grandes dimensiones de un peso aproximado de diez kilos, "con ánimo de menoscabar bienes públicos", sobre la luna de un vehículo oficial de la guardia civil que estaba estacionado en la puerta del ayuntamiento.

Los dos acusados se encontraban juntos en aquel momento, pero "no se ha acreditado que ambos actuaran de común acuerdo".

Tras un período de búsqueda, en la que participaron algunos vecinos del pueblo, se encontró una furgoneta aparcada en la parte trasera de la iglesia. Un vecino identificó a los dos acusados y los agentes requirieron a los ocupantes de ese vehículo que salieran de él.

Uno de ellos lo hizo voluntariamente, pero el segundo, inicialmente, hizo caso omiso a los requerimientos de la guardia civil y al bajarse finalmente comenzó a dar manotazos y alcanzó a un agente.