Asaja ha criticado la consideración del Gobierno de España de introducir lobos en algunos parques nacionales, como Monfragüe (Extremadura) y Cabañeros (Castilla-La Mancha), como medida para combatir la sobrepoblación de ciervos y jabalíes. Esta idea surge tras la prohibición de la caza en dichos espacios protegidos, lo que ha provocado un crecimiento descontrolado de poblaciones cinegéticas, con impactos negativos sobre la flora, la regeneración forestal y el equilibrio del ecosistema.
El secretario general de Asaja Aragón, Ramón Solanilla, expresa preocupación “ante una medida que podría hacer peligrar la flora y fauna de los parques naturales, de una biodiversidad que se ha ido forjando con el tiempo y en la que la ganadería extensiva ha tenido un papel importante y positivo. La reintroducción de depredadores como el lobo no tiene sentido ya que dos, tres lobos no podrían controlar el excesivo número de ciervos, corzos, jabalíes, etcétera. de algunos espacios naturales. Por el contrario, la reintroducción de estos depredadores sin una base científica podría derivar en una proliferación de la especie como ya ha ocurrido en Aragón con los estorninos, corzos y conejos. En el caso de estos depredadores causarían graves daños a los ganados que son fundamentales en la prevención de los incendios y en la economía de estas comarcas donde se ubican los parques naturales. Se habla de dos parques nacionales, pero mañana la medida podría aplicarse también en toda España”
Solanilla añade que “reintroducir lobos para este fin causaría daños, no solamente en la agricultura y ganadería, también en el turismo, dos sectores prioritarios que sostienen la económica de los pueblos cercanos a estos parques. Esta acción no resolvería el problema lo aumentaría”.
Copa-Cogeca, que aglutina a 22 millones de agricultores en Europa, ha manifestado su preocupación sobre la viabilidad de introducir lobos como medida de gestión de fauna en parques nacionales. En su opinión, sin la existencia de un centro de cría y control específico, resulta inviable gestionar una población de lobos de forma efectiva. Basándose en su propia experiencia en gestión de grandes carnívoros, insiste en la necesidad de que cualquier introducción de esta especie esté respaldada por una infraestructura técnica adecuada y una planificación rigurosa.
En cuanto al marco legal, recuerdan que, si el lobo está incluido en el Anexo IV de la Directiva Hábitats, goza del nivel más alto de protección, lo que implica importantes restricciones a su manipulación, especialmente durante periodos sensibles como la reproducción. Subraya que la Directiva no establece en ningún momento que los Estados miembros estén obligados a introducir lobos como método de control de especies como ciervos o jabalíes. En este sentido, sugiere que las declaraciones realizadas por el secretario de Estado podrían basarse en una interpretación particular de la legislación nacional, no en un mandato directo de la normativa europea. Por ello, recomienda mantener un diálogo con FACE y sus miembros españoles, que tienen un conocimiento más profundo de la situación legal, ecológica y social del lobo en España.