El sector agroganadero se encuentra "desanimado, desorientado y descapitalizado". Es el balance del año realizado por Asaja, la organización presidida por José Fernando Luna que demanda una política eficaz y fuera de ideologías del agua para afrontar los nuevos parámetros climáticos, una clarificación normativa y apoyo al campo.
Asaja ha analizado en su balance anual sector tras sector y lo cierto es que resulta inquietante el comportamiento por cuestiones estructurales y otras que tienen que ver con la coyuntura, esa que marcan los cielos y los mercados.
En el cereal de invierno se ha producido un leve incremento de superficies de cebada y una circunstancia adversa, la falta de lluvias en primavera y las altas temperaturas que condicionaron "una cosecha ruinosa" y unas pérdidas económicas agudizadas por los altos costes de producción y los bajos precios. En cuando al de primavera, la falta de agua para riego ha significado el menor área de cultivos de maíz. Similar superficie de segundas cosechas a las de único cultivo.
Girasol y colza se han visto terriblemente afectadas por la escasez de riego, con muchísimo menos cultivo en el primer caso y, al igual que en las proteaginosaas (gran aumento en los guisantes de las hectáreas), la climatología ha afectado gravemente.
LA FALTA DE MANO DE OBRA
Asaja Huesca incide en uno de los graves problemas que atraviesa el sector de la fruta dulce: la falta de trabajadores. Si la última campaña ha recuperado la producción media, la falta de agua para riego ha propiciado que el momento de la recogida coincidiese con las tareas más costosas de aclareo. Pero la carencia de personas dispuestas a trabajar por temporadas ha generado incertidumbre.
La organización agraria lamenta la complejidad, en estas circunstancias y con el añadido de la actuación de las empresas de trabajo temporal, para la recolección a la que se suma, en una tormenta perfecta, los precios que apenas cubren los costes de producción, el incumplimiento de los plazos establecidos por la Ley de la Cadena Alimentaria y el retraso en la percepción de las liquidaciones.
Paradójicamente, en un momento en el que los consumidores encuentran la fruta cada vez más cara en los mercados. En julio, la diferencia de precios en el melocotón y la nectarina era del 382%, según los datos del IPOD (Índice de precios en origen y destino) por lo que el destinatario lo encuentra multiplicado por cuatro en los lineales.
En almendro, las bajas precipitaciones y las altas temperaturas ha sido determinante en el sentido negativo, aunque en el plano opuesto la ausencia de heladas y la buena sanidad en los cultivos. Los regadíos han tenido una producción aceptable, y los secanos han mantenido producción respecto una campaña normal.
Buenas noticias para la vid, con buenas producciones y elevación en los precios. En otro leñoso, el olivo, una cosecha media en rendimientos, mejor que la anterior que fue un desastre y provocó un incremento en los precios de venta hasta "límites desconocidos".
LA GANADERÍA
En ganadería extensiva, en ovino y caprino año de buenos precios por el descenso de la oferta por los problemas de fertilidad debido a la sequía y a las altas temperaturas, reducción de la oferta también por la apuesta a una sola parición al año por falta de forrajes propios y el incremento de coste de las materias primas, así como la falta de mano de obra en las explotaciones. El consumo disminuye incluso en diciembre. Se ha producido una disminución de las exportaciones españolas de carne de ovino y un aumento muy importante de las importaciones de ganado vivo en los meses de agosto septiembre. La falta de relevo generacional es un problema.
A la actividad de vacas nodriza, le ha surgido una gran incertidumbre con la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE) que ha puesto de manifiesto la ineficacia de las relaciones entre un Ministerio ensimismado y unas autonomías desorientadas. Un año con precios estables pero no lo suficientemente altos para suplir la subida de las materias primas y el incremento de los gastos de las explotaciones. Descenso en el número de cabezas, falta de relevo generacional y desánimo por las políticas agrarias y las normativas aplicadas. El consumo nacional de carne de vacuno sigue a la baja con un descenso del 2,2%. Gran dependencia de la exportación, que genera preocupación en el sector por la alta inseguridad existente en los países árabes, principales compradores.
En ganadería intensiva, campaña difícil para el sector porcino por los altos costes de producción en todos los eslabones de la cadena de producción (madres y cebo), la necesidad de búsqueda de mercados alternativos al chino, la presión de entrada de enfermedades en las explotaciones porcinas y las obligaciones burocráticas al sector que provocan "hartazgo".
En vacuno de cebo, se ha mantenido más estable el precio de la hembra que del macho a lo largo del año. El precio del macho cayó en julio manteniéndose hasta la fecha con ligeras oscilaciones. La campaña 2023 ha sido una campaña de nulo exceso de oferta de animales en granjas. No obstante, el productor si puede, opta por la exportación ya que los precios son superiores a los ofertados por los mataderos.
La exportación es la clave, activa fundamentalmente hacia Marruecos. Los precios del pienso han caído paulatinamente aunque el precio de la paja y los forrajes está alto. Se han producido sacrificios de muchísimas vacas, por falta de pastos al tener que acudir a la alimentación con pienso, lo que puede redundar en falta de nodrizas de cara al futuro, lo que elevaría el precio de los terneros de reposición. Además de la EHE, el vacuno de cebo ha quedado fuera de la ayuda a la sequía concedida por el Ministerio de Agricultura.
Finalmente, la constatación de que el primer año de la nueva Política Agrícola Común ha representado un pequeño desastre en su aplicación, con mucha dificultad para los profesionales y un importante desorden.
El informe completo, en el archivo adjunto en PDF.