Cientos de personas, en su mayoría agricultores, se han concentrado este mediodía en la Plaza de Cervantes para homenajear al joven David Lafoz, de 27 años, que se suicidó en su pueblo, Belchite, en un acto de reivindicación justicia frente a la "opresión laboral, fiscal, policial y jurídica a la que somos sometidos". Cánticos de "Sí, sí, sí, David está aquí" y la información final de que una acusación de una abogada externa sostiene que la víctima fue sometida a un verdadero acoso: "Lo ha devorado el sistema".
Un tractor ha simbolizado con su presencia la unidad de Huesca es Agricultura y Ganadería (Hega) y, tras él, una pancarta: "En defensa de la Agricultura y Ganadería. Sin agricultura ni ganadería, tu nevera será un armario". En el centro de la plaza, la esperaban a la sombra, prevenidos, cientos de ciudadanos que han recibido con una sonora ovación la llegada de la máquina y de los eslóganes, con Eduardo Castillo, al frente.
Al líder de Hega, que portaba una carpeta que no ha servido sino para airearse, porque la conmoción por la muerte de David reclamaba hablar "palabras que brotan desde el corazón. Voy a intentar que mi corazón hable y os transmita lo que piensa el sector, los agricultores y agricultoras de este país". Ha iniciado aludiendo a que la concentración tiene por objetivo "recordar a un compañero, tristemente fallecido con una edad muy temprana, muy joven. Una lástima que, supuestamente, el sistema lo ha devorado. Así lo expresó él antes de morir, dejando una nota diciendo que no podía más con la presión fiscal, laboral, jurídica y administrativa".
Eduardo Castillo ha proseguido, entre interrupciones de aplausos por su intervención, que "es a lo que nos someten a la gente del campo. Eso es lo que estamos recibiendo hoy los agricultores y agricultoras de este país".
Ha reivindicado al sector. "Gente que, cuando el país nos ha necesitado, ahí hemos estado. Cualquier incendio que se produce, ahí estamos los agricultores los primeros para decir: ahí vamos nosotros. Somos gente de honor. Allí estuvimos muchos de nosotros cuando se necesitó en Valencia, a base de esfuerzo y corazón, sacando barro. Sin pedir nada a cambio. Lo único que pedimos hoy aquí a cambio es respeto".
Eduardo Castillo, que ha anunciado que estudian personarse como acusación particular para reclamar justicia por David Lafoz, ha abundado en todos los problemas que sufre el campo, que combate contra viento y marea, contra todas las dificultades con el objetivo de garantizar a España la "soberanía alimentaria". Ha afirmado que le hubiera gustado que hubiera más representación política (apenas se ha visto a varios dirigentes regionales y provinciales de VOX) para responder a las demandas de los agricultores y los ganaderos, para asegurar el futuro de unas generaciones de jóvenes que están dándolo todo por su compromiso por los pueblos.
A lo largo de la concentración, donde se han escuchado palabras reivindicativas de mayor dureza ("el modelo francés, lo tenemos ahí al lado") y ha habido una crítica evidente a la Agenda 2030 y a las élites europeas, se han sucedido momentos emotivos como el aplauso a Miguel, amigo de David Lafoz y visiblemente afectado, o el cántico "Sí, sí, sí, David está aquí", coreado por los manifestantes y que Eduardo Castillo ha situado con su espíritu en la concentración, porque "tu lucha es la de cada uno de nosotros". Una plataforma de reclamaciones que no es contra nadie, sino a favor de España, y de hecho ha recordado que Hega, en las tractoradas, se empeñaba en valorar el trabajo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
IGNACIO ALMUDÉVAR : "CADA SURCO TENDRÁ TU NOMBRE"
Agricultor y empresario, Ignacio Almudévar ha leído una emotiva carta a David Lafoz, que ha sido hondamente ovacionada. Reza así:
"Un agricultor más allá del campo. Un luchador hasta el final.
Hoy es uno de esos días en los que cuesta respirar. Uno de esos días donde las palabras no alcanzan, donde el alma se encoge y el corazón se llena de rabia y tristeza. David Lafoz con solo 27 años, ha decidido marcharse. Lo ha hecho de la forma más desgarradora, dejando atrás su vida, su familia, sus sueños… y también un mensaje: no podía más.
David era agricultor. Pero no uno cualquiera. Era de los que no se rendían, de los que trabajaban 18 horas al día, de los que se partían la espalda no solo por sacar adelante su explotación, sino por dignificar la agricultura entera. Estuvo en las manifestaciones, fue de los primeros en bajar a Valencia a ayudar cuando la gente lo necesitaba. Siempre estaba cuando había que dar la cara. Siempre con el tractor, con las manos manchadas de tierra, con la frente alta. Era uno de los nuestros. Era uno de los mejores.
Pero la presión ha podido más. La presión brutal y desproporcionada de algunas inspecciones, de normativas cada vez más inasumibles, de una administración que a menudo parece mirar más al Excel que a las personas. Porque David no ha muerto solo por una tristeza, ha muerto por un sistema que ahoga, que exige sin escuchar, que sanciona sin comprender. Y eso, hoy, debería sacudirnos a todos.
Desde el mundo agrícola y empresarial al que pertenezco, no podemos quedarnos callados. No es un caso aislado. Cada vez más autónomos, agricultores, ganaderos y pequeños empresarios están al límite. Y si no lo decimos claro, seremos cómplices por silencio.
¿De verdad alguien piensa que el problema es que no trabajamos lo suficiente? ¿De verdad no se dan cuenta de que no es viable cumplir con todo si cada día nos llenan de trabas, controles, tasas y obligaciones desproporcionadas?
David se ha ido, pero con él se ha ido algo de todos nosotros. Algo profundo, noble, luchador. Algo que no vamos a recuperar. Pero lo que sí podemos hacer es honrar su memoria exigiendo una reflexión urgente y profunda. A las administraciones, a los políticos, a los que diseñan desde sus despachos normas que asfixian la vida real.
Queremos leyes que protejan, no que hundan. Queremos una administración que nos escuche, no que nos persiga. Queremos trabajar, sí, pero también vivir.
David, hermano del campo, te vamos a llevar siempre con nosotros. Hoy más que nunca, cada surco de tierra tendrá tu nombre. Y ojalá tu muerte, injusta y devastadora, sirva para que nunca más tengamos que enterrar a otro compañero por culpa de un sistema que no supo entendernos.
Descansa en paz, valiente. Aquí seguimos, contigo".