Una carta firmada por los cinco prelados aragoneses ha querido felicitar a los agricultores con motivo de San Isidro mostrando su apoyo al medio rural y comprendiendo sus dificultades y sus peticiones que han sacado a las calles en los últimos meses.
"Como pastores de esta tierra profundamente rural", comparten con ellos "las dificultades y desafíos que enfrentáis en vuestra labor diaria", a la par que consideran que "las protestas de las últimas semanas han puesto de manifiesto la existencia de serios problemas".
Los obispos destacan los serios problemas que tienen que afrontar, como las altas inversiones en maquinaria e infraestructuras agrícolas y ganaderas, las dificultades para acceder a las ayudas de la Unión Europea, la competencia desigual con grandes grupos de inversión, la limitada capacidad negociadora de las pequeñas cooperativas agrícolas, y la escasez de personal en los centros sanitarios, entre otros.
"Nuestros pueblos aportan una vida más humanizada y saludable, que favorece, sin duda, el desarrollo de la espiritualidad y de la religiosidad", señalan los prelados, que recuerdan los valores que el mundo rural aporta a la sociedad: un estilo de vida menos estresante, solidaridad entre vecinos, contacto con la naturaleza y una vida auténtica y saludable.
Estos aspectos enriquecen la espiritualidad y la religiosidad de nuestras comunidades. "La agricultura y la ganadería del siglo XXI han de producir suficientes alimentos de calidad para una población mundial".
Los obispos invitan a la gente de la ciudad a valorar y reconocer la labor del mundo rural, y llaman a todos a mantener el respeto por nuestra "casa común" y a trabajar juntos por un desarrollo sostenible que preserve el equilibrio ecológico. También a "encarar el reto de la despoblación con decisión, mediante políticas eficaces y promoviendo, al mismo tiempo, el aprecio del estilo de vida rural frente a la cultura dominante que sobrevalora la vida urbana".
Finalizan la carta mostrando su apoyo y oración "en vuestras justas reivindicaciones", y pidiendo a San Isidro, "modelo de hombre del campo, trabajador y orante», que ruegue por nosotros y nuestros pueblos".
La carta está firmada por Carlos Escribano Subías, Arzobispo de Zaragoza; Vicente Jiménez Zamora, Arzobispo Emérito de Zaragoza y Administrador Apostólico de Huesca y de Jaca; Ángel-Javier Pérez Pueyo, Obispo de Barbastro-Monzón; José-Antonio Satué Huerto, Obispo de Teruel y Albarracín; y Vicente Rebollo Mozos, Obispo de Tarazona.