El Santuario de Salas y de la Huerta, icono de espiritualidad y de espíritu labriego, se ha llenado de alegría, de mensajes inspiradores y de agricultores para celebrar a San Isidro Labrador en una mañana espléndida en la que los sacerdotes José María Cabrero y Rafael Samper han añadido a las bendiciones sus gargantas poderosas de sentido jotero.
José María Cabrero ha pronunciado una homilía pegada al terreno, como corresponde al santo y a su propia esencia. El mosén ha incidido que en la tierra es la raíz de la creación del Señor, de la entrega, la generosidad y el amor, además del compromiso para hacer del planeta algo más grande. Ha aducido a los valores de la familia que se aplican en los pueblos en la vida ordinaria.
Esta celebración es "sencilla, humilde, como un labrador". Y ha recordado que Salas está en la vía de Ilerda a Osca, y que Doña Sancha entendió que había que erigir un santuario que posteriormente sería cantado con la Virgen de Salas y de la Huerta por Alfonso X el Sabio. "Ha sido la costumbre de Huesca siempre antes de ir a la diócesis pasar antes por Salas y de la Huerta" por parte del obispo, uso que repetirá don Pedro Aguado Cuesta el 13 de junio antes de la ordenación episcopal el día 14. También ha tenido palabras de cariño para Mariano Claver por su papel protector del templo como prior hasta hace unos meses en que falleció.
Antes de la procesión desde el santuario hasta la explanada,, Rafael Samper se ha lanzado con su voz jotera hasta cantar "que llegó hasta el mismo cielo San Isidro labrando".
En el exterior, José María Cabrero ha dado la bendición a las tierras. y los agricultores. "Tú, que por el Apóstol padre nos llamaste campo tuyo, haz que cumpliendo en todo momento tu voluntad te digamos siempre unidos a ti: te rogamos, óyenos". Peticiones también de la producción de los alimentos y de la multiplicación a través del trigo con la fertilidad de la tierra.
Estando en el mismo lugar mosén José María y Rafael Samper, no podía faltar con el coro de todos los agricultores la canción de los "Laboradores" que hacen que las espigas de oro ya vayan granando.
Luego, ya ha sido momento de confraternización y convivencia a golpe de porrón y tortas, mucho ánimo y refuerzo para afrontar las dificultades del campo que hoy no se circunscriben sólo a la interrelación entre cielo y tierra, sino que también tiene su punto burocrático.