Hace un tiempito o tiempecito Mario Vargas Llosa viajó a la capital maña a algún menester literario. Alguien de los contertulios le regaló un ejemplar de Trenza de Almudévar como presente. Es una práctica muy común y muy aragonesa agasajar con dulces a los invitados. Mi madre siempre que va al médico lleva una docena de polcas (polcas se les dice aquí a las madalenas o magdalenas).
Pues bien. Yo, al hilo de esto, escribí los inicios de una novela que luego no continué por no enfrentarme, por si le desagradaba a don Mario, a la que titulé MARIO VARGAS LLOSA Y LA TRENZA DE ALMUDEVAR.
El argumento es que MVLL llega al domicilio conyugal (a casa de Isabel Preysler) con la trenza de Almudévar y eso desencadena una serie de sucesos que tiran por tierra todo el amor del mundo.
O sea, MVLL entra a casa y la Presley le dice: Pero Mario, alma cándida, dónde vas con eso, con lo que engorda.
Yo creo que allí, en ese suceso tan pequeño y sin importancia, reside el germen de la ruptura que junto a lodelpoderjudicial está machacando esta España mía esta España nuestra.
NO hay otra explicación. Feliz año.
DAVID MUSGO