Occidente sigue “mandando” en parte del mundo pero muchos países están ya hartos de someterse a su poder y a sus ideas y valores. La tecnología ha propiciado que "China esté intentando rebasar a Estados Unidos y, además, le acompaña la fuerza militar".
El oscense Alberto Cebrián (Huesca, 1969) acaba de publicar el libro “El bazar infinito” (Pregunta Ediciones), que presenta este martes, en el Casino de Huesca, a las 19:00 horas, acompañado de otra periodista, Inmaculada Cambra.
Se trata de un ensayo de 200 páginas, salpicado de licencias literarias, anécdotas y datos documentados, donde aborda diversos asuntos que le interesan para mostrar que todos ellos forman “parte de una trama” que, como indica el subtítulo de la publicación, se teje a través de “rutas y mares entre Oriente y Occidente”.
Así, en este “el reportaje literario”, como le gusta denominar al autor, el lector encontrará cuestiones como el arte, literatura, navegación, economía, geopolítica, los fenicios, el papel de Turquía en el mundo, españoles, portugueses, el comercio marítimo, los canales de Suez y Panamá, el que se está construyendo en Estambul, el pulso entre China y Estados Unidos o la nueva ruta de la seda. El autor aprecia que todo ello se encuentra interconectado y da sentido al momento actual.
“Occidente se tiene que dar cuenta de que el resto del mundo le mira resabiado, con la lección bien aprendida y, en algunos casos, hasta con odio -afirma-. Cada vez hay menos países que se sienten vinculados a Europa y a países como Estados Unidos, Canadá, Japón o Astralia. Muchos viven bajo dictaduras y bajo la idea de que ya vale que les gobiernen otras potencias”.
Sitúa en el “bloque de los descontentos”, que cada vez es mayor, a China, India, Rusia, Oriente Medio, Asia Central, Turquía (que juega a dos bandas), Oriente Próximo, África, América Latina y Brasil. Y, al mismo tiempo, el cambio climático sigue adelante “y la próxima ruta marítima será el Ártico bajo el dominio de Rusia y de China”.
Por si fuera poco, existe una “guerra híbrida” a través de internet, que no tiene reglas y en la que los jaqueos están a la orden del día, y una “guerra cultural”, donde se imponen las telenovelas de Turquía, China introduce sus mensajes y Rusia se cuela en las plaraformas occidentales, aunque la invasión de Ucrania la tiene ahora más apartada.
Alberto Cebrián, que arranca el libro con una cita de la antigua Grecia, desmitifica alguno de los hechos contemporáneos que se encumbran como hitos históricos casi sin precedentes, como la pandemia de covid-19 o la invasión de Ucrania. “Con todos los respetos hacia las personas que se han visto afectadas y a las familias en las que ha habido fallecidos”, puntualiza, “ha sido una pandemia entre comillas, menor respecto a las pestes que diezmaban la población en otros tiempos y la de Ucrania no se puede comparar con la Primera o la Segunda Guerra Mundial”.
Según explica, “todas esas vicisitudes que hay a lo largo de la historia solo lo único que hacen es o acelerar o de alguna manera frenar las tendencias naturales”. Así, Estados Unidos iba a rebasar al impero británico y la Guerra Mundial “aceleró ese cambio de liderazgo” y la de Ucrania “lo que están haciendo es asentar esa dualidad entre EEUU y China”.
En el libro se refiere también a cómo los imperios han buscado siempre enriquecerse a través de comercio y para ello han tenido mucha importancia los mares y los ejércitos. “En unos casos se han conquistado territorios y en otros, se han protegido las rutas marítimas que se habían establecido. Los fenicios no tenían ninguna aspiración política ni territorial ni de conquista, simplemente comerciar y enriquecerse, y así conquistaron el Mediterráneo. Pero no era buenismo, al mismo tiempo inventaron el espolón, ese ariete en la proa de los barcos para mandar a pique a los enemigos”.
El tinte púrpura, la seda, las especias…las materias primas energéticas o alimentarias, los datos, la información, la tecnología… El periodista realiza esta enumeración para concluir que todos son mercancías que han codiciado y codician los países. “La red social Tik Tok tiene mucho predicamento en Occidente, pero es un producto chino y además está comprando mucha tecnología a través de empresas pantalla”, advierte.
Observa que muchos analistas políticos aseguran que Estados Unidos no ha hecho más que comenzar su supremacía en el mundo, pero el periodista subraya que China está multiplicando su economía por una cantidad superior y está en vísperas de superar a la estadounidense. “Pero, además, China no es un oasis en el desierto, sino que está al lado de Rusia, que por las materias primas que tiene su futuro es muy prometedor si sabe hacerlo bien. Y está la India, que a nivel poblacional va a superar a China, seguramente, en 2023. Como economía, se dice que en unos años la primera será China y la segunda será la India, y formarán un triángulo tremendo, con sus reticencias, entre los tres países”, analiza.
Cita en su argumento a la Organización de Cooperación de Shanghái, con sede en Pekín, creada para contrarrestar a la ONU y “para que acabe esa supremacía de Estados Unidos económica, militar y de valores”.
“Con la pandemia, las libertades individuales se limitaron en Occidente en beneficio del bien común, que al fin y al cabo es lo que postula el régimen comunista chino. En el caso de Ucrania, Borrell amenazó a los estados que no se atuvieran a lo que decía la Unión Europea. Son los valores democráticos de la Unión Europea”.
Su reflexión sobre la alianza no la deja en muy buen lugar. “Al fin y al cabo -destaca- es un paraguas de Estados Unidos, que es el que manda en todo”