La Escuela de Folclore Alborozo ha reunido este sábado a numeroso público en el Teatro Griego del Parque Miguel Servet de Huesca, en una gala de fin de curso que ha combinado la alegría del cierre académico con la emoción profunda de un homenaje que ha tocado el alma.
Más que un festival, ha sido un abrazo hacia el cielo para Izarbe Bergua Burgasé, la joven alumna fallecida el pasado mes de febrero, a quien la escuela ha querido rendir tributo a través de la música, el baile y la palabra.
Dirigida por Susana Raya y Toño Julve, la escuela cumplirá doce años en septiembre, aunque ambos nombres llevan décadas entretejidos con el alma de la jota aragonesa. En el caso de Susana, esa relación es tan íntima como duradera: el próximo año cumplirá medio siglo bailando la jota sin interrupción, desde que fuera una de las primeras alumnas del legendario Carlos Vidal. Junto a Toño, ambos han convertido Alborozo en un referente que va más allá de la docencia: es una escuela donde se respira compromiso, cariño y respeto absoluto por el folclore.

Este sábado ha sido especial por muchas razones, pero sobre todo por la delicadeza con la que se ha recordado a Izarbe. La pieza central de la gala, la “Jota para Izarbe”, ha sido una creación original con letra de Toño y coreografía de Susana, compuesta expresamente como homenaje.
La escena ha comenzado con unas palabras muy sentidas de los directores, quienes han entregado un recuerdo a los padres de Izarbe. Posteriormente, Toño ha interpretado la jota dedicada a Izarbe, que ha comenzado con la declamación de unos versos, seguidos de un estilo interpretado por él mismo, diferentes pasos de baile y final con una rondadera grupal en su honor, Han prometido que estas piezas formarán parte de su repertorio.
Jota para Izarbe
Cuánto amabas nuestra jota,
la música en general.
Seguro que hoy, viéndonos,
lo estás pasando genial.
Ojalá que esta jotica,
que queremos dedicarte,
te guste y estés contenta,
pues lleva tu nombre, Izarbe.

A este homenaje se ha sumado Amalia, amiga de Izarbe, que le ha cantado una jota con voz muy conmovida. Ante ese momento sublime e inolvidable, pocas lágrimas han podido reprimirse. Si, como ha dicho Toño, Izarbe andaba por ahí, siguiendo atenta el espectáculo, seguro se habrá sentido orgullosa de sus padres, de su compañera de juegos y de toda su escuela.
El festival ha tenido también momentos de humor y cercanía, fiel al espíritu de Toño Julve. A pesar del calor de julio y de que, por la intensa actividad de sus directores —que imparten clases en Huesca, Tardienta, Zaragoza, Madrid, y compaginan proyectos como Emociones a la Carta y el Grupo Alhambra— solo haya podido participar un tercio del alumnado, la gala ha mantenido un altísimo nivel. La complicidad entre Toño y Susana, sus guiños al público, las sonrisas entre actuación y actuación y la calidez del ambiente han impregnado todo el acto de una energía luminosa.
La jota ha sonado en distintas formas y colores durante la tarde. El alumnado ha abierto con la fuerza instrumental de “Chuntos” (Val d’Echo), seguida del elegante “Bolero de Zaragoza”, bailado con gracia por las alumnas. Las voces jóvenes han desgranado estilos con letras originales de Toño Julve: Ana Martínez ha cantado “Tengo el corazón jotero”, Pablo Urós “Que tiene cuatro colores”, África Moya “Y la empuja el corazón”, y Vicente García “Porque los marchita el hielo”, entre otros. Dúos como el de Tess y Nuria con “Ya asoma la luna llena” o Rebeca y Javi con “Pa decir lo que sentimos” han enriquecido la velada con armonías delicadas y entrañables.

La danza, con coreografías de Susana Raya, ha puesto en valor distintas jotas aragonesas, como la de Antillón, Calanda y Bolea. La escuela infantil de Tardienta, que se ha desplazado especialmente hasta Huesca, ha aportado su frescura y entusiasmo.
Míriam Murillo y Susana Raya han bailado con pasión la jota de Calanda, mientras que Carlota Boli y Sofía Torres han interpretado con elegancia la jota de Bolea. El cuerpo de baile, formado por alumnas como Adriana Bailo, Alba Huerto, Andrea Viñuales, Candela Oliva, Laura Lera, Lucía Oto y Nayra Alexe, ha ofrecido una muestra de ritmo y energía que culminó con el popular baile de “Gigantes y Cabezudos” y el tradicional sorteo del jamón, que puso el broche final a una tarde llena de emoción y celebración.
Este fin de curso ha tenido para Susana Raya y Toño Julve un significado especial y entrañable, un acto donde la escuela ha puesto en valor no solo su trabajo artístico y pedagógico, sino también la fuerza de la jota como vínculo entre las personas, la memoria y la comunidad.
Esta gala ha sido más que un cierre de curso: ha sido un canto a la vida, a la tradición y a la memoria de Izarbe, que seguirá resonando en cada nota y cada paso de baile de la Escuela de Folclore Alborozo. La escuela ha dejado claro que enseñar folclore es también enseñar humanidad. Y que mientras suene la “Jota para Izarbe”, el eco de su risa seguirá bailando entre nosotros.