Alegría y baladas para danzas de grandes virtuosos medievales

DH
02 de Agosto de 2022
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Micrologus. De’ poni amor a me en su actuación el pasado domingo en Bolea.
Micrologus. De’ poni amor a me en su actuación el pasado domingo en Bolea.

Micrologus es un todopoderoso ensemble italiano experto en las antiguas técnicas de ejecución de instrumentos como el órgano portativo, la cornamusa o el laúd que, con habilidad y mnemotenia, resuelve con preciso y precioso éxito las nuevas formas interpretativas en todo un mar de notas. Por ello, en su curriculum cuentan dos veces con el premio francés Diapason d’Or de l’Année por ‘Landini e la musica fiorentina’ y ‘Alla Napolitana’. Con esta carta de presentación, de su belleza y talento hicieron magistral muestra en la Colegiata de Bolea la noche del pasado domingo, en el marco del XXXI Festival Internacional en el Camino de Santiago que organiza la Diputación Provincial de Huesca.

Ante la incipiente vida de la música polifónica, el tratado de teoría de la música medieval de 1026 ‘Micrologus de disciplina artis musicae’, de Guido de Arezzo, ya sentaba las bases sobre el canto y las prácticas docentes del gregoriano. Desde 1984, la formación italiana toma de aquí su nombre para ser pionera en promover el rescate de esta música y su etapa. Muestra de ello fue su ‘De’ poni amor a me’ y, en especial, su ejercicio de interpretación de la fiesta sonora (y conceptual) que propusieron para este estío: amor y danza a mayor gloria del ‘Decamerón’ de Giovanni Boccaccio (Musiche di Gherardello da Firenze, Lorenzo Masi e anonimi).

Una de las grandes figuras de la actual música medieval europea, Patrizia Bovi, capitaneó el concierto con su sentido y brillante canto, a la par que con su arpa, el tamburello y la tromba. Junto a ella, otros tres enormes intérpretes: Goffredo Degli Esposti al flauto doppio y la cornamusa; Gabriele Russo con la viola, ribeca, y tromba; y Peppe Frana Guinterna al liuto y cimbali. Los cuatro se fundieron en magia, libreto, fuerza y lúcida improvisación.

Junto a autorías anónimas, Gherardello de Florencia —con sus cinco baladas módicas que devolvía el ‘dolce stil novo’ y a los trovadores franceses— y Lorenzo Masi —que puso melodía y experimento a Boccaccio, Soldanieri y Sacchetti; y con sus otras cinco baladas monódicas del Código Rossi 215— fue la brillante tarjeta de visita y generación de mezzo del siglo XIV que estuvo presente en el aplaudido repertorio que sonó en Bolea.

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