Decir que una mujer es una histérica ya no se escucha con la permisividad de hace unos años, así que el término se ha desterrado de muchos vocabularios. Sin embargo, la palabra ha dado paso a otra que viene a ocupar su lugar, aunque de una manera más sutil y, quizá por ello, con un efecto más negativo.
"Intensas" es el título del último libro de Ana Requena Aguilar (1984) redactora jefa de Género y fundadora de eldiario.es, que ha recibido varios reconocimientos por su blog Micromachismos. En él aborda el malestar que provoca el calificativo en las mujeres, cómo influye en ellas y la intención con el que se utiliza.
La también autora de Feminismo vibrante, publicado también con Roca Editorial, ha presentado su trabajo más reciente en un acto celebrado este viernes en el Casino de Huesca, organizado por el Colectivo de Mujeres Feministas, la Asociación de Periodistas por la Igualdad y la librería Anónima, y en el que ha intervenido también la periodista Ana Rosa Maza. Requena ha defendido el derecho de las mujeres a expresar sus emociones, deseos y opiniones en cualquier ámbito, en el laboral, familiar o el de la pareja.
"Por lo que relatan, creo que es un fenómeno bastante frecuente; muchas mujeres se han visto señaladas con la palabra intensa. El feminismo trata de poner nombre a esos malestares difusos, que afectan a nivel individual y colectivo, que te pasan a ti y nos pasa a todas, que tienen que ver con la estructura e interesa cambiarlo", ha explicado.
La periodista y escritora ha observado que 'histérica' es una palabra que tiene sesgo de género y por ello se ha dejado de utilizar, "pero 'intensa' no tiene esa carga negativa tan explícita".
El uso de este apelativo "es una manera de señalarnos, un intento de cuestionarnos, para que nos quedemos en nuestro lugar, con nuestras cosas" y se utiliza en la esfera pública y privada, "por eso es tan necesario identificarlo".
El embrión de este libro se gestó en 2021. Ana Requena escribió un artículo periodístico sobre el asunto, pero se le quedó "corto" y decidió seguir indagando. La conclusión fue que la ira y el amor tienen mucho que ver con él. "La mujer tiene una relación muy complicada con esto, porque no nos han socializado para tener derecho a la ira, nos han socializado para los cuidados físicos y también para los emocionales, somos las guardianas del bienestar de todo el mundo menos del nuestro -ha sostenido-. Enfadarnos es lo contrario de ser procuradora del bienestar. La ira genera incomodidad en otras personas y saber que los demás se van a disgustar o enfadar con nosotras, que nos van a poner etiquetas, que nos vamos a tener que ir, es todo muy difícil".
Esa respuesta, ha dicho, provoca en las mujeres muchas dudas acerca de su derecho a ese sentimiento o a su proporcionalidad, y le resta importancia a sus vivencias.
Sin embargo, Ana Requena considera que "la ira es un motor transformador" que ha empujado a las mujeres a las calles para decir que quieren otra cosa y ha precisado que no es lo mismo que la violencia. "Hay que reivindicar la ira en lo personal y lo colectivo", ha insistido.
"Ahora estamos diciendo que nuestras vivencias tienen importancia y que queremos que se tengan en cuenta" y ha valorado la importancia que tiene un caso como el de Luis Rubiales, cuya acción le valió el reproche social generalizado. "El machismo se ha puesto en el centro y va a ser muy difícil que una voz muy ruidosa no se nos escuche. Rubiales lo ha intentado y no le ha salido bien y eso es algo muy bueno, pero hay que estar alertas".
En cuanto al amor, se ha referido también a su libro Feminismo vibrante, donde ya se abordaba esta cuestión. "Parte de la lucha por el poder sucede en espacios íntimos que son muy escurridizos, porque no hay leyes y, en principio, son donde queremos estar. En el amor se despliegan un montón de estrategias de control y poder de los hombres. Da la sensación de que, como la mujer siga con su agenda de vida, puede asustar al hombre, así que tendemos a hacernos más pequeñas para no amenazar sus egos, o porque nos va a facilitar encontrar una pareja".