Un ambiente en el que el jazz de los años 30 se movía a la perfección y con naturalidad fue el cine de animación. Recordemos, en este sentido, a la popular Betty Boop, del realizador norteamericano Dave Fleischer con quien colaboró Cab Calloway.
También fueron habituales los sonidos jazzísticos en los primeros cortometrajes de animación de Disney. El interés personal de Walt Disney por el jazz es conocido. Sin ir más lejos, en 1966 Walt Disney le pidió a Louis Armstrong que grabara un disco con las canciones de sus películas, Blancanieves y los 7 enanitos, Cenicienta, Mary Poppins, etc. El álbum Disney Songs The Satchmo Way finalmente se grabó en 1968 aunque Disney lo oyó ya en la otra vida porque murió a finales de 1966 dejando atrás ya más de 40 películas.
También se advierte este interés en los cortos llamados Silly Symphonies, que se realizaron entre 1929 -el primero fue The Skeleton Dance- y 1939, y llegaron a las setenta y cinco producciones, siempre con personajes diferentes y la música como protagonista.
El video de hoy recoge la silly symphony número 55, El país de la música, que se dio a conocer en 1935. En ella veremos cómo los instrumentos típicos del jazz -trompetas, saxos, pianos- cobran vida e interactúan en situaciones cómicas y expresivas, en una batalla entre la música clásica y el jazz que el público de esa época debió entender bien. Todo nos recordará un poco a la película Fantasía, de 1940, que inicialmente iba a ser otra sinfonía tonta y acabó siendo el tercer largometraje animado de Disney después de Blancanieves y Pinocho.
Es un video con final feliz, por supuesto, y mensajito Disney.
¡Feliz Domingo de jazz!