No sé cómo celebrará sus 78 años. Seguramente con su proverbial discreción. Investigando. Estudiando. Leyendo. Con su inseparable naranja entera, Aurora, asomados al ordenador, descubriendo algo que para el común de los mortales pasaría desapercibido. Rescatando algún episodio singular de ese buen periodismo que fue EL DIARIO DE HUESCA, literatura a trocitos con sello de la familia Martínez. Recorriendo el Señorío de Puchil en su Ayerbe. Con sus Teckel, una de sus devociones. Quizás el tractor quede para otro día. Pensando en algún momento del día en su inspirador y padre cultural. Rezando a San Lorenzo, eso seguro. Y dando un bocadito dentro de su frugalidad a un empanadico de calabaza. Es el cumpleaños de Bizén d'o Río, el Cronista oficial de la Comarca de La Hoya de Huesca. Un adalid de la cultura en cuya peripecia vital figuran cantidad de reconocimientos, más populares que oficiales, más culturales que institucionales -apenas-, inconcebiblemente sin la Parrilla de Oro de la ciudad capital de la provincia a la que tanto ha dado a conocer. A la que tanto ha entregado en su magnánima vocación divulgativa.
La primera definición que leí de Joaquín Costa fue la de polígrafo. Intelectual, político, jurista, escritor, economista e historiador. El león de Graus era eso y mucho más. También Bizén es polígrafo. Quizás por inspiración de cuna, siendo él descendiente de familia de impresores a la vieja usanza, esto es, con aspiraciones de aprehender, interiorizar para luego socializar la infinidad de conocimientos adquiridos a través de las letras. La pulsión de leer, aprender y compartir le ha inducido a convertirse en un adicto al trabajo de extraer las raíces de la cultura de nuestra provincia para ponerla a disposición de todos. Generosamente, como es él. Bizén ha profundizado en áreas en las que es una autoridad: la historia, la lengua aragonesa, la etnografía, la heráldica, los linajes, la brujería y la demonología, el periodismo, la agricultura... Ha predicado con el ejemplo, él que cultiva sus olivos y sus almendros, y elabora su aceite, su vinagre y su vino bajo la etiqueta Señorío de Puchil, el término ayerbense en el que se aúpa a su tractor como en sus tiempos jóvenes montaba a la grupa de sus caballos, o como esquiaba cuando prácticamente nadie lo hacía en nuestra tierra. Una lesión de espalda le hizo colgar los esquíes y llevar los equinos desde las riendas, ya no arriba.
Asentado el rigor de su condición de polígrafo en esta humilde felicitación de su 78 onomástica, el recorrido por los escenarios de su acción es prácticamente inabarcable. Ha mantenido incólumes los valores de su educación en Santa Rosa, en Salesianos y en los Escolapios de Zaragoza, cuna de académicos. Y su carrera técnica de delineante para ayudar en la empresa familiar. Pero sus inquietudes le arraigaban directamente con su abuelo Mariano, quien reconvirtió EL DIARIO DE HUESCA tras su dramática desaparición y el Diario de Avisos de Zaragoza para dar a luz el periódico Pueblo junto a Saúl Gazo, y posteriormente Nueva España. Como le sucede a su querido abuelo, corren riadas de tinta por sus venas.
Este año se cumplen sesenta años desde que comenzara a trabajar en el Diccionario etimológico del aragonés, origen de su pasión por la defensa de la lengua autóctona a la que ha dedicado importantes obras como "Sustratos de lengua aragonesa en el lenguaje medio conversacional de la ciudad de Huesca", que acabó por configurar un grupo del que saldría el Consello d'a Fabla Aragonesa y el Rolde de Huesca. Aferrado al terreno, también escribió el Diccionario de la Ganadería y "La primera cartilla para los niños", Y el Diccionario de Heráldica Aragonesa. Y "El Dance Laurentino", que aúna erudición y oración.
No se puede comprender la figura de Bizén d'o Río sin la de su tutor en tantos sentidos (su padre encomendó al sabio las riendas de sus hijos al fallecer), Federico Balaguer, que le introdujo en el Instituto de Estudios Oscenses donde compartió silla con grandes como Pepe Cardús, Antonio Durán, Cecilio Serena o Pedro Lafuente.
Ejemplo de coherencia vital, sus hijos Vicente, Salas, Ana Beatriz y Antoi hablaron en casa antes aragonés que castellano, incluso con la problemática derivada en la escuela que supieron resolver sin problemas. Por cierto, este es uno de los principios asumidos por las convicciones de Bizén: a problemas, soluciones. Eslogan que ha aplicado en toda su vida profesional. Como diseñador de productos y gestor en Anjosa y su fabricación de paraguas en Banastás. Como gerente en la Federación del Comercio. Y en Gráficas del Carmen, y en Cultura de la Comarca de La Hoya. No ha sido de acomodarse Bizén.
A punto de cumplir un cuarto de siglo de Cronista oficial de La Hoya (comenzó en 1999), Bizén divide sus deberes entre multitud de instituciones culturales. Académico de la de Bellas Artes de San Luis de Zaragoza, de la de Historia y de la de Cronistas Oficiales de España, miembro de los institutos de Estudios Altoaragoneses (del que fue director) y de Estudios Sijenenses, y hoy entregado a la causa de Studiosi pro Universitate Sertoriana con un grupo presidido por Pablo Cuevas que, desde la reivindicación de la historia, quiere recuperar gajos de identidad de Huesca perdidos en la senda de la apatía frente a una época gloriosa de su Universidad (1354-1845).
Su contribución al saber y al desarrollo a través de la cultura se refleja en sus miles y miles de artículos, en su papel fundamental para obras como el museo de cerámica de Bandaliés y en trabajos extraordinarios sobre el valle de Chistau, Miguel Servet, la ruta del Grial por Aragón, la bibliografía de Federico Balaguer o la toponimia altoaragonesa. Guardián de la memoria, es su manera de coadyuvar a su propio lema: no hay que mirar hacia atrás ni para coger impulso. La memoria para tirar hacia delante.
SAN LORENZO
La figura de Bizén d'o Río es inconcebible sin su devoción por San Lorenzo, que se adscribe a su profunda religiosidad. De hecho, es miembro de las cofradías de San Lorenzo (de la que ha sido prior), Salas, Cillas, Santo Cristo de los Milagros, Archicofradía de la Veracruz y, en Ayerbe, la de la Virgen de Casbas. Tal es su intensidad laurentina, que una de sus grandes pasiones es disfrutar sus tradiciones con su nieta Salas, antropóloga y criminóloga de formación, oscense de devoción.
Forma parte de una personalidad riquísima, poliédrica y sin límites. Uno de sus trabajos principales fue sobre el Camino de Santiago y los sellos de peregrino, a través del que aportó más de 900 documentos de los siglos VII al XI y fue el primero en descubrir las espéculas. Logró dar con distintos sellos que se había hecho en Padrón y halló una importante pieza en los fondos del Museo Provincial. Recibió, de hecho, el Premio Nacional de Investigación por su labor de cuatro años para catalogar 7.000 piezas de cerámica.
Sirva esta escueta y humilde recreación a grandes rasgos por la trayectoria de Bizén d'o Río Martínez para felicitarle. Para acompañarle en un día en que, con orgullo, puede soplar las 78 velas sobre un empanadico, un refollao de Ayerbe o unas castañas de mazapán, licencias que se permite este cocinillas y también divulgador de la cocina tradicional, dentro de su línea de frugalidad. Probablemente, también se aplique a alguna labor urgente como gran manitas que es. Y brindará con su vino poncho de Navidad, probablemente el mejor del mundo, ante la atenta mirada de su familia y de sus Teckel campeones. Rodeado de miles de libros. Por el bien de todos, que la vida sea muy larga, Bizén. un imprescindible. Patrimonio de Huesca.