La iglesia del Carmen de Jaca acogió el noveno gran concierto de la 34 edición del Festival Internacional en el Camino de Santiago (FICS) que organiza la Diputación de Huesca, con el cantante italiano Vincenzo Capezzuto, acompañado por el guitarrista Giancarlo Bianchetti, que el directo titulado ‘En torno a Bach’, un viaje sonoro intimista y profundamente humano.
El concierto fue un homenaje a dos colosos del Barroco: Johann Sebastian Bach y Antonio Vivaldi, unidos en una propuesta desnuda y esencial que sólo recurre a la voz y la guitarra para desplegar toda su expresividad y alma. Capezzuto, con una brillante trayectoria artística que cruza danza, música antigua e interpretación contemporánea, imprimió a cada pieza un carácter sentimental intransferible, jugando con matices que iban desde lo recogido a lo extático, con equis, porque todas sus acometidas artísticas acostumbran a mostrarse como obras desde la plenitud.
“La atracción de este recital está en el diálogo íntimo entre la voz y la guitarra, y en cómo reinterpretamos la música de Bach y Vivaldi desde un punto de vista muy personal”, explicaba el propio Capezzuto. Ofrecieron un maravilloso y aplaudido concierto: 'En torno a Bach' fue una búsqueda estética que rompió formalidades para acercar el repertorio barroco a un lenguaje emocional y contemporáneo, donde cada nota se convirtió en susurro, en confesión, en humilde y luminosa revelación.
Una de las ideas más estimulantes del concierto fue mostrar cómo Bach se nutrió del arte de Vivaldi, no solo como fuente de inspiración melódica y estructural, sino también como modelo de libertad creativa. “Es fascinante ver cuánto tomó Bach de Vivaldi y cómo lo reelaboró con su propio lenguaje". El resultado no buscaba la fidelidad textual, sino la innovación honesta y sincera para la conexión con el alma de la música.
Entre las obras más destacadas del repertorio brillaron con fuerza el ‘Agnus Dei’ de la Misa en si menor y la popular ‘Aria en la cuerda de sol’, utilizada como hilo conductor del programa. Ambas piezas sirvieron como puntos de anclaje para explorar las relaciones entre texto, música y emoción. Capezzuto supo fundir su delicada voz camaleónica con las detallistas líneas armónicas de Bianchetti, creando una experiencia sensorial envolvente, convincente y única para el entusiasmo del respetable.
Un gran Giancarlo Bianchetti supo marcar cada tema con sabiduría y consciencia del instante, como si se tratara de un intérprete de coda, esa metodología base, ante el pensamiento y la ejecución de cada una de las notas, para el redescubrimiento del proceso creador en la construcción de la acción. Y límpida, la voz de Capezzuto huyó de los estereotipos vocales parauna representación casi desnuda, con una expresividad natural que logró embelesar a los atentos oyentes que llenaron la iglesia del Carmen de Jaca. “Me dicen a menudo que mi voz va directa al corazón, sin importar el idioma o el estilo musical”, confesaba. En efecto, su interpretación parece guiarse por una verdad escénica donde sentimiento y técnica se abrazan siempre sin esfuerzo, con el añadido de su característica y sincera sonrisa.
“Tocar a Bach es siempre una buena idea, no solo por la belleza de su música, sino por su poder curativo para el alma”, reflexionaba el cantante. Este año, según confiesa, está siendo especialmente fecundo, tanto en su faceta como cantante como en la de bailarín. Su creatividad sigue fluyendo entre proyectos diversos, entre ellos una reciente grabación que mezcla músicas barrocas y sudamericanas. Fiel a su libertad artística, rechaza las imposiciones del mercado y persigue su principal reto: “expresar la música a mi manera y hablar al corazón del público”, como así sucedió en Jaca en su iglesia del Carmen.