Si bien ya no es una novedad relatarlo, la sesión de este sábado 25 de octubre en el Corral de Comedias de Robres ha sido un éxito. Es de justicia pormenorizar detalles que hacen de ésta una tarde aún más especial. Por una parte, el público, llegado mayoritariamente de Frula, que se ha encontrado al entrar en el recinto escénico con la sorpresa de que las sillas de plástico que conforman el patio de butacas estaban mojadas. Y a este contratiempo menor se han sobrepuesto con celeridad y humor, aceptando el papel secante que la organización les ha facilitado y procediendo a su secado.
Y, así, ocupada media entrada del espacio de bancos ha salido "a escena" Luis Casáus que, en su habitual tono pedagógico y cercano, ha puesto en antecedentes acerca del significado de "bululú" y ha explicado que el montaje de la Celestina en dicho formato es único. También ha relatado distintos aspectos acerca de la censura de la época, de los tabúes sexuales y de cómo se burlaban y otros detalles anecdóticos. Ha culminado su intervención elogiando la labor de un actor único, Roberto Nistal, en cuya persona se encarnan los doce personajes de la obra en un fluir armonioso que dan lugar a un relato que hipnotiza hasta el desenlace final.
Roberto (Celestina, Calisto, Melibea, Pármeno y …) entra en escena y comienza el espectáculo. Cubierto con una vieja capa con capucha, encorvada y con un andar renqueante es Celestina, la de la voz cavernaria; portando un ramo de flores y actitud pudorosa se transforma en la febril Melibea; mostrando un guante rojo de caballero es Calisto, quien se apodera de su cuerpo. Y así hasta con una docena de personajes y otros tantos objetos que acarrean, con su aparición en las manos de Roberto, un cambio postural y un mutar vocal que hacen del relato una ingeniosa y novedosa versión de esta obra que muestra la maldad, la astucia y la decadencia moral e invita a la reflexión sobre la sociedad de la época (de la de antes y de la de ahora).
En determinado momento, la llovizna se torna más molesta y la metamorfosis se desarrolla, también en el patio. Excepto dos valientes, una mujer que permanece sentada bajo un paraguas abierto y un hombre impertérrito ante la mojadura que se barrunta, el resto del público se refugia bajo las galerías laterales del patio de mosqueteros. Eso sí, en un silencio absoluto para no interrumpir la audición del verbo del actor.
Y, éste, en un alarde de profesionalidad, moja su calzado y salpica el escenario, bajando al patio, despejado, y continuando su monólogo en el centro húmedo del mismo y aproximándose a ambas galerías en un gesto de reconocimiento, afecto y respeto hacia su público.
La función acaba entre ovaciones y bravos que no cesan mientras que Luis Casáus y Roberto Nistal saludan repetidamente.
Y no termina la tarde aquí. Luis Casáus invita a quien lo desee a acceder a la sala tras taquilla y contigua al zaguán y servirse un café. Muy de agradecer, puesto que en el transcurso de la obra hemos visto personas que utilizaban mantas de viaje para abrigarse las piernas. Esta invitación trae un obsequio suplementario como es la visita del actor Roberto Nistal tras haberse cambiado. Es recibido con aplausos y felicitaciones de un público que se acerca con familiaridad a la persona y que es respondida con la misma familiaridad. Circunstancia ésta que nos ha permitido entablar una conversación..
"INTENTO NO SENTIRME CÓMODO CON NINGÚN PERSONAJE"
Roberto Álvarez Nistal (Roberto Nistal, de nombre artístico), nació el 31 de marzo de 1989 en Leganés por causas circunstanciales (falta de hospital), pero de Fuenla (Fuenlabrada) en su esencia.
Lo hemos visto ejercer un papel instrumental y didáctico (el apretador),un papel clásico (Celestina en sus dos formatos con un desgaste físico extraordinario), un papel popular y legendario (Cucaracha y su dualidad) y un papel intimista, nostálgico y profundamente estático (Machado). Este actor reconoce que su amor a la profesión viene marcado por su madre, que le llevaba "asiduamente a todos los eventos culturales que se organizaban en Fuenlabrada. El hecho de observar un grupo de gente frente a otra que contaba una historia, ya me llamaba la atención -comparte-, pero quizás todo vino cuando participamos con el cole en un Festival de Teatro Escolar que organizaba el Ayuntamiento de Fuenlabrada, que se llamaba precisamente "Bulubú". A partir de esa experiencia vino el empezar en la Universidad Popular de Fuenlabrada".
Y de estos inicios a su formación en la Escuela Rafael Alberti con Salvador Arias en doblaje, en Teatro Social con Moisés Mato, clown con Pepe Viyuela, Entrenamiento Físico para actores con Fernando Cayo, Teatro de la crueldad con Hernand Escandizzo y otros.
"En realidad no dejas nunca de formarte -afirma-. Es una manera de no oxidarse y estar en forma. Aunque te confieso (lo hablé hace poco con una compañera), que no termino de entender que a los actores y actrices siempre se les pregunte sobre la formación. Entre nosotros mismos ocurre, no solo lo formula gente ajena al sector. A la conclusión que llego es que genera estatus. Dependiendo de si eres de una escuela u otra, se te sitúa en un lugar u otro".
Como recuerda, "a Luis Casáus y al Teatro de Robres, pues van de la mano, los conocíen Alfajarín, no recuerdo si fue antes o el mismo año de empezar a colaborar. Lo que sí tengo claro es que fue en 2013 cuando hicimos la primera función y fue un domingo de ramos.
He actuado en sitios con mucha solera como Sagunto (Valencia), Clunia (Burgos) o Itálica (Sevilla); todos ellos teatros romanos en los que ha interpretado teatro grecolatino. "He participado en la ruta literaria del Quijote por diferentes escenarios reales de la obra de Cervantes -agrega-, pero creo que con Teatro de Robres he vivido y estado en lugares actuando que jamás pensé, como el museo de las momias de Quinto o bajo la carrasca milenaria de Lecina en el año que fue nombrada árbol europeo".
Cambiando el tercio y preguntado sobre el papel que interpreta más cómodo afirma: "Intento no sentirme cómodo del todo en ninguno de los personajes. Si siento que estoy entrando en un estado de confort, hablo con el director para girar un poco la tuerca. Eso me hace estar presente en cada frase y no caer en el tirar texto por tirarlo. Me hace estar anclado al personaje y no perderlo. Quizás en "Celestina" en la versión bululú es el montaje más exigente, pues son muchos personajes y el transicionar en segundo de uno a otro requiere de una concentración y forma física total. Para enfrentarse a esa función no puedes estar a medio gas".
Acerca de la preparación de una obra como la que hemos visto indica que "venía de hacer la versión con el elenco de 12 actores y actrices (los cuales me sirvieron de inspiración) y la adaptación de Luis Casáus facilita mucho el trabajo. La preparación consiste en echarle muchas horas de estudio, trabajo de mesa y ensayos. Las sesiones de ensayo se distribuyen por personajes, cosa que luego me ayuda a transicionar rápidamente de uno a otro. El construir los personajes individualmente para luego generar el puzle que da sentido a la historia, creo que es la clave. El trabajo con el objeto que ayuda al público a identificar también a cada personaje, es un apoyo también para mí".
Roberto viene de debutar como Don Pedro en la zarzuela "La del Manojo de Rosas" en el Teatro Quijano de Ciudad Real. Y, en breve, lo hará en el papel de Ciutti, criado de Don Juan Tenorio con funciones en Sagunto (Valencia), Villaviciosa de Odón ( Madrid) y Tres Cantos ( Madrid).
En el corral de Comedias de Robres podremos disfrutar de él y de la obra adaptada de Luis Casáus "Celestina. El bulubú" el sábado 15 de noviembre (16:00 horas) y el domingo 7 de diciembre (12:00 horas)