Se aguó la fiesta. Lo que prometía ser una espléndida tarde, cargada de ilusión por los tres jóvenes novilleros oscenses ante su público, en su ciudad, acabó siendo una decepción en toda regla por el tremendo chaparrón que cayó sobre el ruedo a los pocos minutos de comenzar el festejo y que obligó a suspenderlo tras la muerte del segundo novillo. Jorge Mallén paseó el único trofeo, la oreja que le concedió la presidenta por su faena al segundo y último novillo de la tarde.
Al igual que el público, Miguel Porta Miravé, Jorge Mallén e Ignacio Boné se quedaron con ganas de más. Sobre todo este último, que cabizbajo tan solo pudo deshacer el pasillo que había recorrido minutos antes. Algo menos de media entrada registró la Plaza de Toros de Huesca para ver a sus jóvenes. Una muy buena cifra en los prolegómenos de la Feria Taurina de La Albahaca. Si ya de por sí es complicado, las condiciones climatológicas ensalzaron todavía más las dificultades que lleva consigo la tarea.
Porta Miravé, al que se le ve muy torero, abrió plaza con un novillo de Eliseo Morán, de nombre Domingo. Un negro mulato al que recibió con el capote por verónicas. Las rachas de viento ya anunciaban las primeras gotas y el capote se despegaba de la arena con suma facilidad. Los primeros aplausos resonaban en la plaza. Jorge Mallén, por chicuelinas rematadas con una media verónica, se presentó ante su público antes de que Porta Miravé cogiera los trastos y empezara la faena.
El viento soplaba con más fuerza y los trapos se volvían todavía más indomables. Al novillo le faltó fuerza pero el oscense lo probó de todas las maneras. Lo intentó por el pitón izquierdo sin excesiva fortuna. El oscense quería torearlo por bajo, pero el animal pedía altura porque le costaba bajar la cara. El final de la faena, al natural, terminó con un susto por la enganchada del pitón izquierdo en la chaquetilla del novillero, aunque no pasó a mayores.
Justo con la muerte del primero se produjo la espantada hacia los tendidos cubiertos de lo alto de la plaza. La lluvia ya caía con fuerza y Jorge Mallén se armó de valor con la intención de rescatar algo potable. El recibimiento fue con verónicas largas y poco más pudo hacer. La plaza se asemejaba más a una piscina con un barrizal que acentuaba el peligro. Más que toros, parecían bolos, porque el novillo llegó a perder las manos y deslizarse un par de metros en varias ocasiones. Aplausos por el esfuerzo y voluntad del chaval que más no pudo hacer y aguantó el envite como pudo.
Al natural, empecinado por sacar algo de provecho, prosiguió por el pitón izquierdo de un novillo al que le faltó algo de recorrido en la embestida, aunque en las condiciones en las que estaba el ruedo no era tarde para pedir nada. Tarea difícil para torero y novillo. Llegó demasiado vivo al final de la faena, sin pasar ni siquiera por el tercio de banderillas, y la tarde, breve, terminó con una media estocada plana y posterior descabello. El público y la presidenta reconocieron la entrega y le dieron la oreja. La organización decidió suspender la novillada en ese momento ante el estado del ruedo y para garantizar la seguridad de novilleros y cuadrillas, según anunciaron por megafonía.
FICHA DEL FESTEJO:
Seis novillos de Eliseo Morán de los cuales solo fueron lidiados dos ante la suspensión del festejo a causa del mal estado del ruedo por la lluvia caída.
Porta Miravé, de verde botella y oro: estocada tendida y tres descabellos (aplausos tras dos avisos).
Jorge Mallén, de azul noche y oro: media estocada plana (oreja).
Ignacio Boné, de verde manzana y oro con remates negros: no toreó.