Ubicada en el corazón del Pampa brasileño, la ciudad de São Gabriel celebró con gran emoción y solemnidad los 225 años de su fundación, bajo la conducción del Prefeito Lucas Gonçalves Menezes y la organización de la Secretaría General de Gobierno, dirigida por el secretario Márllon Mendes Maciel, en una programación oficial desarrollada entre el 30 de octubre y el 1.º de noviembre.
Las festividades contaron con la presencia del Cónsul General de España en Rio Grande do Sul, Tomás Miguel Riba Núñez, quien acompañó todas las actividades durante los tres días de conmemoración, reforzando los lazos históricos y culturales que unen a Brasil y España desde los tiempos del naturalista y fundador del pueblo, Félix de Azara.
Según informa Márllon Mendes Maciel, la celebración comenzó en el palácio del gobierno municipal, con una ceremonia en la que el Cónsul Tomás Riba fue condecorado con la primera Medalla Félix de Azara, distinción creada en 2025 y que simboliza el reconocimiento del pueblo gabrielense al legado del explorador español que, en el 2 de noviembre de 1800, estableció San Gabriel del Batoví.
Durante la mañana siguiente, se realizó la inauguración de la escultura “Amizade Brasil–Espanha”, obra del artista plástico Carlito Bicca, en el Museu Nossa Senhora do Rosário do Bom Fim. La ceremonia estuvo acompañada por la Camerata de Violões del Conservatorio Municipal, que ofreció un recital especial en homenaje a la hermandad entre ambos países.
El Cónsul Tomás Riba también participó en un jantar benéfico organizado por el Clube de Leones de São Gabriel (Lions Internacional), que reunió la comunidad en un ambiente fraternal, con el objetivo de recaudar fondos para la Santa Casa de Caridad local.
El programa, detallan las mismas fuentes, incluyó además la participación del diplomático en una ceremonia militar en el 9.º Regimiento de Caballería Blindado, donde fue recibido con honores por oficiales brasileños, reforzando el respeto institucional entre las naciones. El cónsul español también visitó la región del Batoví, zona histórica donde Dom Félix de Azara fundó el primitivo poblado. Durante su recorrido, almorzó en la Estancia Batoví, ubicada en esa misma región, donde pudo conocer de cerca el paisaje y la tradición rural del territorio fundacional.
El cierre de las celebraciones se llevó a cabo el 1.º de noviembre, con un gran desfile conmemorativo por el centro de la ciudad. Instituciones civiles, militares, escolares y culturales desfilaron para miles de personas que acompañaron una colorida representación de los momentos más importantes de la historia gabrielense, desde la llegada de Dom Félix de Azara y la fundación hasta la construcción de la identidad moderna del municipio. Posteriormente, se realizó el descubrimiento de una placa conmemorativa en homenaje a los 225 años de fundación, en el Palácio Plácido de Castro.
El Prefeito Lucas Menezes destacó que “São Gabriel honra su historia, pero mira hacia el futuro con orgullo y gratitud. Somos herederos de un legado que nos une al espíritu científico y humanista de Azara”. El secretario Márllon Maciel, responsable de la coordinación general de las festividades, subrayó que “celebrar a Azara es celebrar el origen mismo de nuestra identidad y reafirmar la amistad entre Brasil y España”.
En su discurso, indica Márllon Mendes Maciel, el cónsul expresó su emoción por el reconocimiento y su vínculo con la comunidad gabrielense: “Recibir esta Medalla Dom Félix de Azara me permitirá decir, cuando sea preguntado en España, que tuve el honor de representar a nuestro país y la oportunidad de conocer São Gabriel, una ciudad maravillosa con personas amables".
São Gabriel mantiene un vínculo especial con la ciudad española de Huesca, tierra natal de Félix de Azara, con la cual está hermanada desde 2003. Esta relación simbólica refuerza la unión cultural entre ambos pueblos y perpetúa la memoria del explorador que dejó huellas profundas en la historia del sur de América.
Con un programa que combinó civismo, arte y memoria, las conmemoraciones por los 225 años de San Gabriel reafirmaron el papel del municipio como símbolo del Pampa gaúcho y como puente histórico entre los pueblos de Brasil y España, unidos por la visión y el legado de Félix de Azara.