Crímenes y suicidios en el valle de Tena en medio de una atmósfera gastronómica hilada por Xabier Gutiérrez

El cocinero y novelista vasco presenta El refugio de las mariposas en Santos Ochoa en una experiencia gastronómica con vinos de Víctor Clavería

19 de Diciembre de 2022
Guardar
Xabier Gutiérrez presenta en Huesca El Refugio de las Mariposas

Valeriana, una cantante ruandesa, se lanza al vacío desde su habitación en el hotel Baños de Panticosa. Es una paradoja. La historia procede presuntamente de un amor de la protagonista y de un amor del autor, pero de distinto signo. "Una historia de amor mía con el valle de Tena que empezó cuando yo tenía nueve años. Mi padre era muy recto pero mi tío era exactamente lo contrario, por eso yo creo que se llevaban muy bien. Cuando tenía nueve años, me dijo: Han inaugurado en Formigal -no sabía ni qué era Formigal- una silla voladora. Venga, vamos. Hicimos un viaje que yo recuerdo muy largo. Entonces, venir de San Sebastián a Formigal era una aventura que podía durar seis horas. Aquello me impresionó, me dejó una impronta que, cuando tenía veinte años, volví por mi cuenta y me dejó tan marcado que me decidió a hacer mi quinta novela en el valle de Tena. Es una historia de una cantante que se llama Valeria que se suicida en un hotel con encanto en el circo que termina en las montañas de Panticosa".

Xabier Gutiérrez, autor de El Refugio de las Mariposas, ha presentado en el espacio experiencial de Santos Ochoa su quinta novela, que define con sencillez. "Es una metáfora de lo que ocurre en todos los personajes que están allá viviendo en un hotel. Es "noir gastronómico", como puso la editorial y yo mantengo. No es negro, es un relato misterioso, de suspense. Todo pasa entre camareros, cocineros, jefes de sala, etcétera. La idea para sacar esta novela fue muy graciosa. Cuando tú estás hablando de creación, buscas un estímulo. A veces es muy grande y otros pequeño. En este caso era muy, muy pequeño, porque crear 510 páginas con lo que os voy a contar es un ejercicio de imaginación". 

Es relato de novelista y del cocinero que ha sido, a las órdenes de Arzak, dos décadas muy largas. Por ahí va parte del hilo. "Un día, en un hotel, me comentan que la que me han dado era una habitación en la que dos días antes se había suicidado una cantante ruandesa que vivía en París. Debió ir al aeropuerto, se lo pensó mejor, volvió a la habitación dando una disculpa y se tiró por el balcón. Era suficiente estímulo para crear una historia. Cuando me lo dijeron eran las 8 de la tarde y me lo pensé dos veces, estuve a punto de cambiar la habitación. Dormí muy mal, hay que reconocerlo. Estuve a punto de hacerle una gracieta a Juan Mari y decirle que nos habían cambiado de habitación". Idóneo para Valeria, que había llegado huyendo del genocidio de 1994 en su país, cuando fueron asesinados un millón de tutsis y hutus moderados. La cantante llega a Madrid refugiada... hasta que encuentra la muerte a los 33 años.

"La novela es por fuera suspense y misterio, por dentro una reflexión sobre la paz y sobre la religión. Nada de eso hace falta entender para la trama de la novela, pero sí es bonito de contar". De contar y de cantar. Y de aprovechar el gran maridaje de la velada literaria, en el refugio de los libros en el que ha revoloteado la gama de vinos de la bodega de Víctor Clavería, bajo las explicaciones entre rigurosas y llenas de fantasía de Eloy Liarte. Un vino blanco chardonnay y gewürztraminer para abrir boca, coincidiendo con la lectura de un episodio a cargo de Xabier Gutiérrez, justo de la desgraciada Valeria. Una nueva narración con el Zinca d'anfora, un sorprendente vino de uvas Merlot y Garnacha criado en ánforas, el mismo frío barro que el Pirineo en el que es asesinada Vanessa, la botánica que busca la flor de Edelweiss y es enterrada bajo la nieve. Los enigmas se suceden y llega el tercer pase, tórrido, caliente, como el espíritu de quienes han paladeado el Zinca Bín de Ric, en esa bodega del siglo XI que fue casa de Pedro María Ric en Almunia de San Juan. Uvas directamente mimadas en ánfora de barro de fermentación, tránsito por el roble húngaro y un año en botella. 1970 unidades de producción. Como asegura Eloy, "vino de orejero y libro, de tarde de invierno y hogar de fuego". Una experiencia en Santos Ochoa para demostrar que, en cuestión de arte, literatura y cultura, todo es empezar. Un buen refugio para el vuelo impredecible de las mariposas.

Archivado en

Suscríbete a Diario de Huesca
Suscríbete a Diario de Huesca
Apoya el periodismo independiente de tu provincia, suscríbete al Club del amigo militante