El órgano de tubos que generalmente contemplamos en las iglesias es uno de los instrumentos musicales que produce sonido al conducir aire a través de los tubos del órgano seleccionados por medio de un teclado, siendo que cada tubo, al tener una sola afinación, produce el timbre, tono y volumen. Su origen, si retrocedemos en el tiempo lo encontraremos en la antigua Grecia y parece ser que los primeros órganos tubulares fueron los de agua. Más tarde, los dispositivos usados como fuelles y que eran originarios del antiguo Egipto, fueron los que se utilizaron para bombear el aire hacia los tubos. Sabemos que los romanos hicieron uso del órgano en juegos, anfiteatros y banquetes, incluso que el emperador Nerón (37-68 d.C.) lo nombró instrumento musical favorito, y que restos o fragmentos de dos órganos romanos se conservan en el Museo Nazionale de Napoles y en el Museo Aquincum, de Budapest.
En el Alto Aragón tenemos el primer museo del órgano gracias a D. Luis Galindo Bistuer, quien durante sus estudios eclesiásticos tomÓ una gran pasión por el órgano y cuando en 1970 en su parroquia de Agüero se encontró en la Iglesia de San Salvador con uno de los más preciados órganos históricos de Aragón instalado en 1807 y conservado en su estado original que necesitaba de una restauración. No dudó D. Luis en estudiar al lado de los más prestigiosos organeros, como los alemanes Markus Bauer y Killinger, estudió igualmente en la casa de órganos Laukhuff, siendo titulado desde el 12 de octubre de 1975 ”Herr Luis Galindo Bisquer” como miembro de la “Orgelfreunde” una de las instituciones organísticas más importante del mundo.
Luis Galindo recorrió todos los pueblos que conservaban este instrumento y aquellos en los cuales habiéndolo perdido pudieran tener documentación relativa y comenzó su trabajo de restauración: Dos piezas en Jaca, el de Agüero, Loarre, Roda de Isábena, Alquézar, Pertusa, los dos órganos de Almudévar, Catedral de Huesca, Las Miguelas, Clarisas, San Pedro el Viejo, Sos del Rey Católico, Luesia, Mahón, Santes Creus, Cátedral de Lérida, Salas de los Infantes, San Sebastián, San Leonardo de Yagüe y siguieron sus trabajos en Soria, Pedrola, Uncastillo…
Alternaba estas restauraciones con sus Conciertos, que verán su reconocimiento cuando, en agosto de 1982, el gran organista y periodista Jesús Vived Mairal, que participaba en el más importante programa de la radio española junto a Luis del Olmo, “De costa a costa”, llega a Alquézar a escucharlo tocar en ese órgano que es el más completo de la provincia altoaragonesa por la variedad de Nasardos y Flauta Travesera.
Sus Conciertos y Conferencias durante los años 1982 y 83 se suceden y son numerosos sus seguidores, porque su trabajo “Órganos Históricos de la Provincia de Huesca” se agota y comienza a dar paso al proyecto que culminará en agosto de 1983 con la inauguración del “Museo del Órgano”, que poco a poco y con grandes esfuerzos ha ido conformando en Agüero un museo único en el mundo, y que Luis Galindo desea que sirva para documentar a la gente y así comprender mejor la música de este instrumento. A tal efecto, habilitó cuatro salas: la dedicada a la anatomía del órgano, otra sala con detalles relativos al instrumento, la dedicada al protagonista, donde allí se encuentra un pequeño pero hermoso órgano construido por Luis Galindo, y para terminar, litografías, ejemplares raros de libros de música para órgano y coros, carteles de conciertos, junto a piezas valiosas de órganos históricos, más una planta en la que se trabaja en la limpieza y reparación de tubos.
Devolvió este “Maestro organista” la musicalidad a numerosos órganos de la Región Aragonesa, haciendo correr nuevos aires por antiguos tubos, algo que no era tarea fácil, pues como bien decía en sus charlas: “Así como la construcción es un proceso laborioso, el recomponer los restos de lo poco que queda de un órgano, es decir, la restauración, implica que tenemos algo que se ha deteriorado, que la mayoría de sus partes son de madera y tiene muchos mecanismos de madera y metal que han sido afectados por agentes externos: polilla, oxidación, humedades, etcétera”
Reconocer la labor de este investigador y concertista que trabajó incansablemente hace más de cuarenta años, nos lleva a pensar en ese gran calificativo que entonces se le dio “Peregrino de los Órganos de Aragón”