Antonio María Herrero y Rubira, un sertoriano médico, físico y publicista

Autor del primer libro de física escrito en España, exponente de una generación de ilustrados que salieron de las aulas de la Universidad Sertoriana de Huesca.

Bizén d'o Río, San Lorenzo, blanco y verde y albahaca. La oración va por dentro
Studiosi pro Universitate Sertoriana
06 de Julio de 2025
Guardar
Libro de Antonio María Herrero
Libro de Antonio María Herrero

Fue Don Antonio Maria, un ilustrado ejemplar destacando por la amplitud de sus conocimientos y obras, siendo por todo ello considerado un aragonés notable, además de representante típico de la Ilustración.

Hijo del Corregidor D. José Miguel Herrero y doña Catalina Rubira, vino al mundo en Borja el 8 de noviembre de 1714, tuvo una formación completa que inició en la Universidad Sertoriana de Huesca, en la que estudió humanística, filosofía y teología, pasando después a Toulouse donde se doctoró en Teología, doctorado que ratificó posteriormente en Huesca, siendo durante aquella estancia en Francia donde aprendió lengua francesa y física experimental.

Logo WhatsApp
Suscríbete a nuestro canal de WhatsApp para tener la mejor información

Posteriormente por disposición de su tío Luis Rubira canónigo de Huesca, pasó a Madrid cursando los estudios de Medicina  en Alcalá de Henares con suma brillantez, lo que le valió el ser nombrado médico de los hospitales de la Corte y posteriormente de la reina viuda Isabel de Farnesio. Así mismo, fue nombrado junto con el también médico aragonés Andres Piquer, censor de todas las obras médicas que fueran publicadas en  España, a la vez que ocupaba el cargo de secretario perpetuo de la Academia Medico-Matritense.

De la gran importancia de su obra, no cabe duda alguna que destaca la “Phisica moderna experimental y systemática”, primer libro de física escrito y publicado en nuestra patria,  que vió la luz en 1738, con licencia en Madrid en cuyo frontispicio figura su autor, el Doctor D. Antonio Maria Herrero, “Opositor a Cáthedras en la Universidad de Huesca”, siendo en su  prólogo donde destaca que se contiene lo más curioso, y útil de cuanto se ha descubierto en la Naturaleza, más una visión inspirada en las doctrinas que entonces mantenían los jesuitas franceses sobre la Naturaleza con quienes mantuvo contacto en Toulouse. La orientación de esta obra es claramente cartesiana, desde el primer capítulo en el que arremete contra Aristóteles por unos motivos y contra Gassendi por otros.

Opina este autor como Descartes, que toda la materia fue creada de la misma especie y posteriormente en los movimientos circulares y torbellinos quedaron roturadas la partículas. Concluye que existen tres géneros de materia o elementos: materia sutil, materia globulosa o etérea y materia terrestre o estriada. Sus ideas están hoy claramente superadas, pero cuando él las expuso tenían plena vigencia.

Este Sertoriano fue así mismo precursor de las publicaciones periódicas en el siglo XVIII, pues salvo casos aislados, el reinado de Felipe V fue un erial periodístico, bien por la censura, bien por la crisis económica con escasez de papel y de imprentas, pero sobre todo, el riesgo que suponía embarcarse en la aventura de fundar un periódico, así en los años anteriores a 1737 prácticamente no existieron más que gacetas o periódicos oficiales, siendo en 1738 cuando en colaboración con José Lorenzo Arenas publica un “Mercurio Literario o Memorias sobre todo género de Ciencias y Artes”, revista amena y variada, que incluía reseñas largas y extractos de libros nuevos españoles, además de  información detallada de los extranjeros. En esta publicación de corte ameno y variado, se incluía todo tipo de novedades científicas y en cada número se proponían cuestiones cuya decisión se pedía a los eruditos.

Herrero fue también autor de otras muchas publicaciones como: “Impugnación Universal de la Doctrina Aristotélica”, “Disertación Metheorologica sobre el fenómeno o Aurora Septentrional”, “Disertación sobre la naturaleza de los Cometas”, “Discurso sobre la Electricidad de los Cuerpos”, “Diccionario Universal Francés.-Español” en tres volúmenes, más una “Ortografía Moderna”, dos obras que a decir de Latassa, se trataba del mejor diccionario escrito hasta la fecha, y que, dado su carácter moderno y renovador, le hizo tomar parte en una de las numerosas polémicas desarrolladas en  la España de la época entre los defensores del escolasticismo y la tradición.

Publicó numerosas obras sobre diversas materias, por las que podemos deducir fue un hombre inteligente, trabajador incansable, ilustrado ejemplar pues aparte de algunos corolarios inéditos, caben destacar: “Vida de Thamás Kauli-Kan Sophi de Persia”, “Disertación sobre la traslación de las Brujas a sus Conventículos”, Milenario Apocalyptico y futuro Reyno de Christo en la tierra”, “Disertación sobre la necesidad de entender los lugares de la Sagrada Escritura”,

Fiel a sus principios, no dudó enfrentarse a su compañero Andrés Piquer, médico también aragonés, llegando a publicar su “Examen del Discurso del Doctor D. Andrés Piquer, sobre la aplicación de la philosofía a los asuntos de Religión”, una obra donde en varias cartas se trata del poder natural de los buenos, y malos ángeles para mover los cuerpos, así como la realidad de las translaciones de la brujas a sus convertículos,  que ve la luz en Madrid el año 1760, siendo dedicada a D. Pedro Miguel Castrillo y Lamarca, maestro, doctor y catedrático de Filosofía, Teología y ambos Derechos en la Sertoriana Universidad y Estudio General de la Ciudad de Huesca, que finaliza D. Antonio Mª diciendo: “Debemos prometernos mucha instrucción, y enseñanzas; y acaso también, que nuestro trabajo sirva de estímulo a los sabios Españoles, para que se cultive con más aplicación la Mathaphysica Real tan abandonada en nuestras escuelas”.

Claro exponente fue D, Antonio María Herrero de una generación de ilustrados que salieron de las aulas de la Universidad Sertoriana de Huesca.

Archivado en

Suscríbete a Diario de Huesca
Suscríbete a Diario de Huesca
Apoya el periodismo independiente de tu provincia, suscríbete al Club del amigo militante